Supongo que las cosas, a pesar de los mensajes públicos, deben de seguir igual en los patios de los colegios. Y deben de seguir existiendo los matones del patio que, acompañados de sus brutos y poco inteligentes segundones, martirizan a los débiles a los que pegan y de los que se burlan.
Y en el colegio del mundo, uno de los mayores matones, el execrable Putin, acaba de hacer una de las suyas. No dudo que él piensa que tiene razones justas para invadir a su vecino sin que lo demás hayamos visto ninguna provocación real. Primero les arrancó Crimea sin que pasara nada en el mundo a efectos reales. Luego mantuvo y alimentó con armas a las regiones prorrusas que han mantenido una guerra de baja intensidad con el resto de su país. Y ahora, sin declarar la guerra ha atacado con nocturnidad y alevosía en una guerra fulminante que ha hecho que en dos días haya prácticamente conquistado toda Ucrania. Desgraciadamente, ese tipo de invasiones nos recuerdan demasiado a la de Polonia por Hitler o el cobarde ataque de los nipones a Estados Unidos en Pearl Harbour o, remontándome algo más en el pasado, al aplastamiento de las ansias de libertad checoeslovacas de la primavera de Praga.
La lucha no puede ser más desigual. El poderoso ejército ruso pelea con un ejército que no puede hacerle frente. En ese aspecto me recuerda a las de USA con Irak y Afganistan (en donde la propia URSS cavó su tumba).
Desde un punto de vista estratégico, la operación, de momento, ha sido un éxito para Rusia. Atacar sin previo aviso y mientras el enemigo duerme, siempre es eficaz. El que golpea primero, golpea dos veces. Y con la ventaja adicional de que sabía que era el único en condiciones de pegar. Y todo porque Ucrania desea más libertad; desea unirse al resto de la Europa democrática y defenderse del oso ruso bajo el paraguas de la OTAN.
Cuanto menos dure esta guerra, menos daño hará a la Rusia de Putin. Si los ucranianos consiguen a través de esa lucha de David contra Goliat que el enfrentamiento dure más, más los sufrirán Putin y la parte de Rusia que aún echa de menos la grandeza de aquella cruel Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Me comentan que algún tanque ruso incluso lleva izada la bandera de la, afortunadamente extinta URSS.
Y aún se permite el lujo de amenazar a Suecia y otros países cercanos de graves represalias si se atreven a unirse a la OTAN. Curiosa encrucijada. Si se unen, les amenaza con represalias. Si no se unen, está claro que cualquier día les hará lo mismo que a los pobres ucranianos.
A este loco alguien tendrá que pararle los pies antes de que logre iniciar la tercera guerra mundial. Ni las palabras, ni la diplomacia ni la lógica pueden contra él.
El matón del patio no parará hasta que alguien más fuerte que él le dé la paliza que está pidiendo a gritos.