(Mi cuerpo inútil de palabras)
«[En la Alhambra] confúndese a la vista lo líquido y lo sólido, agua y mármol, y no sabemos cuál de los dos es el que se desliza. ¿Cuál, Beppe? […] Amor, es de madrugada. Amanecerá pronto […] Queden confundidas a la vista el agua y la piedra [como las] lágrimas públicas, pero más que eso: lágrimas de novia»: El otro traje de novia: José Luis Acquaroni Bonmatí
«Aunque no haya árbol de frutos prohibidos,
sí hay un suicidio de jardines»
El sufrimiento de los jardines:
Y 2.- El jardín sin delicias
***
Este mar tan diagonal como confundido
alfil
de camino súbito a su destino
—agua y orilla—
resucita continuas muertes,
caballo
a los pies de la madrugada.
Tierno es el suelo que pisas,
suave entorno tus manos,
contorno de silencio tu boca,
bostezo de las olas impronunciable;
torre
el pelo desvelado
despierta tu pañuelo a su amanecer.
Largas pisadas son tus ojos
que se acompañan como pestañas
imprevisibles al viento.
Un sudor imposible a esta hora:
—Amor, es de madrugada,
cuando aún el faro guiña
sus últimas ráfagas de luna
y los barcos asienten protegidos:
Amanecerá pronto.
Aún duerme la orilla
cuando la sed de leve sombra
y el deseo se resisten a acostarse;
los colores se llaman despacio,
entre gamas de voces
se palpan sus cinturas,
sintiéndose nombrados por tus manos
que descubren la cara al mar despabilada.
Aturdido por ti, el mar ahora
—lengua apacible hasta tus tobillos
en vertidas espumas— sacrifica
austeras nubes de agua lustral
peón
junto a la espesa arena de tus tobillos.
—Cuando llueve en el mar
se moja hasta la tristeza
mi cuerpo inútil de palabras.
(El silencio ausente de los árboles
sacia sus copas vacías
de pájaros y arena).
El mar cuenta todas sus mareas,
huele a su propia eternidad
—como un arca de Noé impasible
ante el diluvio imposible de su muerte—,
pasmado entre agua y orilla,
por líquido y sólidos desconcertado;
espera tu mirar amaneciendo,
posando para ti desnudo,
ansioso por rozar las pestañas
de tus párpados,
sucumbido ante tus pies,
reina:
huellas que restablecen el cielo,
inundado entero por tus ojos,
de tus manos en soledad, dichosas:
Viernes 23 de agosto: la luz se deshace:
Jaque.
—Mi cuerpo inútil de palabras…
El faro, rey, guiña sus últimas ráfagas de luna
Y el mar no es inocente de tu mirada:
mate
…y se confunde en ti, lágrimas de novia.