AGITADORAS

 

PORTADA

 

AGITANDO

 

CONTACTO

 

NOSOTROS

       

ISSN 1989-4163

NUMERO 111 - MARZO 2020

 

Lea Poesía, Salve el Mundo

Adán Echeverría

De la voz de muchos talleristas literarios he escuchado la siguiente sentencia: “Nunca la literatura ha salvado al mundo, la poesía no gana guerras, las letras no hacen daño y crean la política”. No sin pesar veía a todos los asistentes a dicho taller reconocer como ciertas las palabras del tallerista. En México, y quizá en muchas partes del mundo, tenemos ese amor a la figura, o al figurín, habría que aclarar. El simbolismo mantiene la opresión sobre nuestro pensamiento, como la bota militar sobre el cuello de la sociedad. No hay nada más falso que la sentencia de dicho tallerista.

Ante todo, hay que romper con los símbolos de la opresión literaria, la opresión del pensamiento de la sociedad. Un maestro de taller literario que limita a sus alumnos, que pretende acotar la creatividad de sus alumnos, es un mal a la literatura, y hay que lanzarlos al olvido.

“Nunca la literatura ha salvado al mundo”, y sin embargo nos dice el poeta: “En el principio fue la palabra y la palabra habitó entre nosotros”, que lo puedo uno leer también como “En el principio era el verbo, y el verbo habitó entre nosotros”. Todo se reduce al lenguaje. Todos los seres vivos (las flores, las bacterias, los delfines, las orcas, los murciélagos, las ratas, los hongos y los líquenes, cualquier ejemplar de los agrupados en los Cinco Reinos) tienen lenguaje. La diferencia estriba en que los humanos somos los únicos que lo hemos “codificado”. Hemos inventado el alfabeto y lo utilizamos, hemos hecho el símbolo, y lo presentamos a la sociedad que nos rodea para poder comunicarnos y para que los que vengan tengan oportunidad de conocer su pasado.

Dejamos el lenguaje escrito para las generaciones futuras. Eso nos ha brindado la inmortalidad del pensamiento. Hoy seguimos disfrutando La epopeya de Gilgamesh, y podemos establecer la primera vez que se habló del Diluvio Universal, cientos de años antes de que Moisés escribiera el Génesis. ¿La literatura no ha salvado al mundo? La literatura es la que ha creado a la sociedad humana que habitamos. La literatura (que es lenguaje) ha creado monstruos, sabios, asesinos, tiranos, como profetas, grandes humanistas, filósofos, pensadores, científicos (a través de redactar y consolidar los métodos científicos). La literatura es la que dijo: “Un fantasma recorrer Europa…”; desde esa metáfora el mundo corrió a través de la lucha social: de Voltaire a Mayakovski, de Quintana Roo a Concha Lombardo de Miramón, de Manuel Acuña a Laura Méndez, de Goethe a Bertold Brecht, de Rubén Darío a Jorge Luis Borges, de Lezama Lima a Reinaldo Arenas, de Alfonsina Storni a Gabriela Mistral, de Collete a Doris Lessing, de García Márquez a Fernando Vallejo, hemos construido la humanidad.

Decía Harold Bloom que nadie como Shakespeare había sabido construir la sociedad de su tiempo, y se atreve a insistir en que Shakespeare inventó a la sociedad humana de hoy en día: Romeo y Julieta, el amor juvenil, el odio entre familias, el amor lo puede todo. Otelo, los terribles celos, la insania, la cizaña, el chisme, el feminicidio; La fierecilla domada, la educación, lo natural y lo civilizado, que se ha hecho ya tantas veces: “Mujer bonita”, la película de Julia Roberts sigue siendo una notable muestra de ello.

Pero el humano ha seguido viéndose retratado en la literatura. Al grado de confundir nuestras percepciones: Es el arte el reflejo burdo de la naturaleza, de la realidad. O el arte mismo influye en la realidad. Los trabajos literarios, las novelas, cuentos, poemas, ¿retratan la violencia de las sociedades humanas, o son acaso provocadoras de la violencia social?

La historia de Jack el destripador ha suscitado cientos de obras de arte que van desde cuentos, a novelas, películas, canciones. ¿Por qué? ¿Para regodearnos en el morbo del asesino? ¿Acaso recordamos el nombre de las víctimas de Jack? Tal vez no. No nos importaron las víctimas sino la historia del asesino en quién podemos ver retratada las personalidades propias y de los que nos rodean.

La poesía no gana guerras, ganan guerras los países, los soldados, la estrategia. Y no dejamos de pensar y recomendar “El arte de la guerra” de Sun Tzu, “El príncipe” de Maquiavelo, y tantas obras más.

La humanidad es lenguaje, el lenguaje estimula, alienta, pero también destruye. Hay una enorme responsabilidad en su manejo, en utilizarlo. Es necesario que los que nos encargamos de un taller literario sepamos exigir la creatividad de los talleristas, generar sus impulsos creadores y conducirlos hacia la hoja blanca. Jamás censurar sus letras, por más oscuras que éstas sean, siempre reconociendo a los narradores a los hablantes líricos por encima de las personalidades de los autores. Separar Realidad de Creación. El lenguaje es aquel puente, los autores apenas somos el conducto para hacer pasar el pensamiento de la sociedad que pervive en nosotros para comunicar tus observaciones, tus búsquedas lectoras.

Es en la educación sobre el lenguaje, la historia, en el respeto y tolerancia hacia los otros, donde podemos retomar el camino. ¡Sea la poesía nuestro escudo! ¡Sea la literatura nuestra herramienta para rehacer las rutas de la humanidad! ¡Sea la poesía quien nos ayude a salvar al mundo!

 

 

 


 

 

Lea poesía 

 

 

 
@ Agitadoras.com 2020