AGITADORAS

PORTADA

AGITANDO

CONTACTO

NOSOTROS

     

ISSN 1989-4163

NUMERO 91 - MARZO 2018

El Sol en la Ventana

Javier Neila

Tenía que escribir sobre otras cosas, pero no me salen.
Tendría que contar otras historias, pero no puedo.
Y es que sólo me vienes tú. Sólo me sale hablar de ti. Es lo que hay.

Ya  hace un año, chaval. Un año que te fuiste de la misma guisa que como llegaste;  sólo y desnudo, desarmado, cansado de llorar, harto de pelear por sobrevivir y sin aliento. Así es como venimos todos y como todos nos iremos, aunque lo olvidemos a posta para poder seguir viviendo presos e ignorantes ,en la paz cotidiana de los cobardes sin mirada.

Viviste rápido y peleaste  bravo y noble. Cómo sólo lo hacen los valientes de corazón roto y mirada limpia. Porque limpia y perdida fue siempre esa mirada tuya de ojos verdes y nostálgicos, preñada de sueños derretidos y derrotados, de frases hechas que de tanto repetirse, se te anudaron a la garganta y terminaron ahogándote…No se dónde estará ahora esa mirada de sonrisa eterna, pero sé que está bien, porque por fin ha encontrado la ventana adecuada en el tren del destino por dónde ya puedes ver el sol.
Fuiste torero elegante de refinadas maneras...te arrimabas al bicho sin miedo y con elegancia, y cuando la muerte bramaba para encuernarte, disimulabas bien, como si no fuera contigo, como si no estuviese ya buscándote las vueltas.

Por eso me quedo con el miedo y el frío que pasamos en aquellas anochecidas en Huesa, los despertares con villancicos en la playa, las carreras con Indy o con Chacho cualquier tarde, o la búsqueda nocturna de gamusinos o de la mismísima Mamerta, espectro que por tradición persigue a los nuestros justo a medianoche... Me quedo también con esos barrancos granadinos, esos saltos a 190 metros del suelo, y esas gestas dignas de Quijotes esforzados en defensa de damiselas en apuros, menesterosos tullidos, viudas indigentes y huerfanitos sin suerte...Por eso y aunque ya era más viejo que tú antes de que tomaras la calle de en medio, ahora lo soy aún más, porque contigo te llevas aquella juventud que me prestabas sin medida. En pago atrasado te propongo hacer tuyos mis victorias, mientras veo crecer a tus hijos bajo la enorme y confortable sombra de tu memoria y nuestro cariño; es lo que tenemos, es el regalo que nos dejas. A eso lo llaman inmortalidad ¿No?; dejar lo mejor de cada uno  para que viva independiente y lejos de nosotros.

Y es que, como entona Miguel Ríos, en esa canción que se me antoja escrita para sólo para ti:

Que difícil se me hace,
mantenerme en este viaje
sin saber a donde voy en realidad…

Que difícil se me hace, 
cargar todo este equipaje,
se hace dura una subida al caminar.

Esta realidad tirana,
que se ríe a carcajadas,
porque espera que me canse de buscar.

Que difícil se me hace,
seguir pagando peaje,
de esta ruta de locura y ambición.

Cada fecha postergada, 
la salida y la llegada,
y el oxígeno de mi respiración,

y todo a pulmón,
todo a pulmón.

Por eso pienso, como Osho o Gurdieff, que la vida es la eterna búsqueda del alma, del conocimiento y de la virtud; con amor, inocencia, intuición y fe. Rebosaba tu alma de todo eso, y quizás es lo que te ha llevado a terminar la partida antes que nadie; ganando a cambio esa alma de luz limpia y pura que nos guiará a los demás.

Así que no me quejo, y no debes quejarte tú; ya estás donde debes, ya estas en Paz.
Y recuerda que como dijo una vez una rosa sin espinas;  tan sólo la cobardía consigue arrugar el alma… y la tuya se ha ido contigo intacta, valiente, tersa.

Paz por siempre hijo.


El sol en la ventana

 

 

 

 

@ Agitadoras.com 2018