Primera ley básica: Vivimos y malvivimos en la so(u)ciedad de la indiferencia. La soledad es la única amiga, amante y compañera que nos espera con sus labios. Hasta el "The End".
Segunda ley fundamental: La justicia, iustitia, es un destino imposible, un dado azaroso, un títere que manejan los ricos, los poderosos, los supuestos fuertes para reírse de los sueños de los pobres, los débiles, los marginados, los que no cuentan. No contamos.
Tercera ley auricular: El amor es un milagro improbable. Se ríe de sus súbditos para convertirlos en archipiélagos solitarios sin puentes de unión hasta el desencuentro. El olvido. Cuídate de sus afectos, morderán tus entrañas.
Cuarta ley esencial: todo cambia, casi nada permanece. Sólo el amor de los padres. Lo demás; muda, se trastoca. Ya no hay amores eternos, amistades perennes, vecinos como familia. El cambio es el motor de la inestabilidad en los tiempos agitados. El barco se mueve de continuo y apenas hay tierra que pisar como referencia sólida.
Quinta ley global: El Hombre más comunicado de la Historia es el Hombre más Solo de la Historia.