Diario Ínfimo, de Mercedes Roffé, es una bitácora poética escrita en un lenguaje diáfano y fílmico. Algo se perfila contra la sombra, algo de naturaleza psíquica que estos poemas capturan con un estilo de periodismo conciso. Si la visión de lo mínimo exige una mirada delicada, la expresión de lo ínfimo exige una escritura liviana, e incisiva, como el aguijón de una mariposa. Así queda escrita esta epifanía de la concisión. Porque los poemas no buscan un conceptismo de elipsis y polisemias, sino el conceptualismo adelgazado en el pensamiento. Nos invitan a ocupar espacios callados, a desvelar el misterio que se oculta en lo anecdótico y a caminar por los hilos invisibles que sostienen los conceptos: era un infierno pequeño / como una fogata, una hoguera. Su lectura nos lleva hacia lo luminoso por lo silenciado y hacia un fondo presentido a través de una forma esbozada: …todo plan empieza / con ese horrendo olor / a recién nacido / a recién muerto.
Se podría decir que el poema narra una épica contemporánea taquigráfica: …después…/después se derrumbaba/ todo adentro y fuera/ sobre uno/ en esa forma de naufragio/ tan propia de los sueños. El poema experimenta la odisea del instante, un momento de autoconciencia que se autogestiona (…tal el perfil de una nube … su gris / su luz / su algodonoso saberse) en el día, en el viento, en el reflejo íntimo de los acontecimientos.
La voz poética de Mercedes Roffé busca la entrada a una alcoba de lo interno y la salida de lo ya exterior: …cómo buscar salida / a campo traviesa. A veces leemos el retrato de una conducta plasmada en una diapositiva: La tonta / la meshquina / siempre rogando un beso / una limoshna / un desprecio / con sus ojos de vaca siempre hacia el cielo. Leemos que negar es temer: no leer / no escribir / no pintar…/ no cruzar la ciudad vociferando / por dentro. Leemos el sonido de la página, el sonido de lo interiorizado y de lo lejano: ¿qué suena / por detrás / de cuerdas y relámpagos? … … se oye / el croar del silencio… Siempre, la invitación a seguir un vestigio de luz primitiva: la búsqueda del alba. Y leemos un eco en el aire, una pregunta en el estómago, el redoble de vivir y el roce sensorial de la traslación: … memoria y percepción / ¿no son coetáneos? Siempre, concisión extrema. Riesgo máximo. Como ir caminando sobre un hilo profundo durante un tiempo en zig-zag. ¿Con quién? Con casi nadie.
El poema nos presenta variaciones de la realidad, transfusiones de una palabra a otra, micropaisajes escritos en el envés de las hojas: o irse a un árbol / a su sombra / digo / a sus raíces / … como el océano / que entra en la gota. El poema nos enseña geografías de la evocación, en las cuales es posible desmontar el mar y rehacerlo desde el silencio al bramido: diríase que ha pasado el mar / … / primero las orillas / luego los cauces / luego / luego las aguas… Un catálogo de experiencias, tránsitos perceptivos, negocios del pensamiento. Y estrenamos otro mundo, no obviado, pulcro, ligero; para ser de nuevo tu mundo, ya siendo tú distinto.
Mercedes Roffé ha escrito una bitácora durante su travesía por un tejido emocional pensado. Hay tiempo. Hay búsqueda. Hay asepsia en la indagación. Hay una desnudez de náufrago, de superviviente. _He de morir de estas cosas _dijo, / pensando / en la antigua sombra / de una flor que declina. Y el fractal de la escritura se cierra sobre sí mismo como una flor de hielo. Leve. Translúcida.