En Cuartos Recién Fríos
Ramón Asquerino
A Pablo de SotomenoR, por sus versos de tiza y lápiz a mi lado
Oh noches en hoteles de una noche,
definitivas noches en pensiones sórdidas
en cuartos recién fríos.
Jaime Gil de Biedma
***
Te esconderás en silencio y dormida,
aguantando la fe del aire en el alba,
como sueños de nervios en perfiles,
como silencios con las manos vacías.
Deletrearás el ansia de jazmines
y yerbabuenas, el beso en claroscuros
y vergüenza, el pan ácimo de tu boca,
la negra silueta hasta la ventana.
El calor rojo de tus labios desnudas
con la última caricia de las sábanas,
a la oculta hora de las sórdidas manillas
en cuartos recién fríos y deshojadas almohadas.
El agua azul que pintas con tus uñas,
el mareo a esmalte de tus manos,
el quieto andar haciendo sombras en la cama,
la cortina cerrada a cualquier aire de tu velo.
La luz lenta de tu peinado en alto,
la cuesta abajo de los muslos insomnes,
es la estrecha cintura de los deseos,
la madura rama de tantas tardes.
Cada vez que aparece una ínsula verde,
con ese su olor a piedra fresca,
se palpa el tibio desaliento de las olas,
el sombrío fantasma de las nubes.
Vidriosos testigos, como ojos de gato,
lenguas de silencios nocherniegos,
andares de almohadillas, imponen aire
a la felina en társica sed transformada.
Oh noches en hoteles de una noche,
o noche que juntaste/amado con amada,
aquella que la noche nos encubre,
que hierve con dolor en noche escura .
.
Cuando el mundo, mudo, se mude
y se abran todas las noches de muslos,
inquietas, sabrás de lo que es capaz
una caricia tan lejana como un nombre.
Un nombre que revise su diario,
que borre sudario y ámbar gris de cielo,
que entre, como la luz, por la izquierda
de tu costado, noche, recién frío.