Cartas Traspapeladas: Fracaso Magistral
Luis Arturo Hernández
(DÍPTICO EPISTOLAR ALUSIVO A J.J. MILLÁS)
¿Adónde van a parar las cartas inéditas dirigidas al director de un periódico? Al limbo, claro está, de la papelera o de Eliminar . No consuman el acto comunicativo de mutar en cartas abiertas al lector, ni llegan al destinatario aludido, ni se devuelven a su remitente.
Ante ese buzón que, como el león de Correos, se las come —o se las guarda, como “el cartero malo” de Rabindranath Tagore, o las tritura, como un amante despechado—, se convierte en un buzón cancelado, rebosante contenedor de reciclaje de papel y cartón, el remitente quisiera entregar en propia mano su misiva o gritarla a los cuatro vientos. O meterla en una botella, como el mensaje de un náufrago, y echarla a navegar al piélago de internet por si alguien la pesca en su Red y le hace llegar al destinatario su recado. Si no, serían papel —no ya mojado sino— triturado, agua pasada —aunque llueve sobre mojado — y letra devuelta, más que muerta . Y eso es precisamente lo que hace ahora quien suscribe con sus dos cartas al director de El País en alusión a Juan José Millás.
I
En su columna “Éxito gramatical” ( El País , 30 de mayo de 2014) Juan José Millás atribuye a Podemos el triunfo sobre el PSOE en virtud del poder semántico del verbo conjugado. Y lo argumenta con una breve lección gramatical que resulta muy deficiente.
“Podemos” es, amén de lo recordado por el columnista, auxiliar de perífrasis verbal modal de probabilidad, lo que quiere decir que expresa la actitud del hablante, pero no acción alguna. Evidentemente, se trata de una elipsis, pero el término omitido —o sea, el verbo— no es el complemento, como él asegura, sino la acción propiamente dicha. Así, “Podemos hacer” significa “hacer” en cierto grado de probabilidad. El sentido que Millás le da es el de una reticencia abierta a diversas posibilidades: “Podemos…”, pues de lo contrario “Podemos”, con significado pleno, es “superar” o “vencer”; por ejemplo, “Este artículo me puede ”. Y ahí, desmontando la antítesis selectiva del autor (Podemos vs. PSOE), resulta la paradoja “Podemos” (5 eurodiputados) vs. “No podemos” (49).
El error radica en que Millás lee en “Podemos” una connotación positiva generalizada —“Tú puedes, chaval”— que puede neutralizarse con la connotación de su acción. Ej., “Con maestros Ciruela como Millás, podemos quedar sepultados bajo la torre de PISA”.
Y II
Señor Director: en su columna “No recuerdo” del viernes 14/11/2014 en El País , Juan José Millás, en un alarde de hermenéutica gramatical, defiende el empleo de verbos para nombrar partidos — Podemos, etc.— frente a los sustantivos—PP, PSOE—, viniendo a reincidir —no es la primera vez que lo dice— en la transitividad de Podemos —con “un complemento directo a gusto del consumidor”—, error que se antoja propio de la ESO.
El Sr. Millás, que tan bien ha deconstruido la gramática en su obra El orden alfabético , debiera recordar que podemos —no calco del lema de la campaña de Obama, sino del acrónimo de la corriente política chavista “POr la DEMOcracia Social”— no es sino un auxiliar de perífrasis modal y que la elipsis no afecta al C.D., sino al propio verbo de la acción: ¿hacer?, lo que deja el verbo en su más virtual potencialidad. (Por no mencionar la ambigüedad de la 1ª persona: mayestática —yo puedo hacer , encubierto—, sociativa — podemos hacer lo, pero lo haces tú—, inclusiva —nosotros y tú, quieras o no—, etc.)
Y bastará sustantivar el infinitivo poder para comprobar su objetivo: el Poder — quod demostrandum est —, mientras que el resto de los sustantivos son —o están— Partidos .
Memento , maestro Millás.