AGITADORAS

PORTADA

AGITANDO

CONTACTO

NOSOTROS

     

ISSN 1989-4163

NUMERO 51 - MARZO 2014

Guerreras de Sexo y Muerte

Carmelo Arribas

A principios del siglo XX las fotos eróticas fantaseaban con gladiadoras, con los pechos al aire, luchando. Pero no habían inventado nada, diversas lucernas (lámparas de barro) romanas ya representaban, en sus relieves, peleas de mujeres desnudas, con una pequeña espada tracia en una mano y un escudo en la otra, sobre un hombre también desnudo tumbado en un lecho “que se daba por vencido”. Pero el glamour y los juegos eróticos no sólo tenían su escenario en las alcobas o sobre los triclinios, las gladiadoras, también bajaban a la arena.

Felipe II, aquel rey español, al que siempre se le ha considerado como de carácter severo y adusto, no muy dado a las alegrías del sexo, creó una galería secreta, de cuadros eróticos, encargados algunos a Tiziano, como la de “Danae recibiendo la lluvia de oro”, en la que la protagonista desnuda, es su amante, Isabel de Ossorio, pero también mandó pintar en los techos del Palacio de Buen Retiro peleas de gladiadoras. El terrible saqueo y destrucción del Patrimonio español, por las tropas francesas, en la Guerra de la Independencia, también se llevó por delante estas pinturas.

Pero el espectáculo de los gladiadores, excitaba sexualmente tanto a las masas, que cuando acaba, las prostitutas y prostitutos se colocaban debajo de las arcadas de circo (las “fornices”, de ahí la palabra fornicar) para esperar la salida de los espectadore/as, y apagar, a su manera, su furor guerrero.

Era de esperar, que finalmente, se implantaran las luchas de gladiadoras. Primero comenzó como algo bufo. Nerón, en los juegos celebrados para divertir al rey de Armenia, ideó una exhibición de gladiadores etíopes hombres, mujeres y niños, pero lo que constituyó un gran éxito fue la lucha entre mujeres.

Tanta excitación produjo la mezcla de violencia, sangre y erotismo, que incluso personajes como Nerón y Cómodo, en varias ocasiones, harían pelear en la arena, a sus concubinas vestidas de amazona.

Algunos supieron sacar partido a esta moda. El romano Hostiliniano, consiguió su éxito político y económico debido a los espectáculos que montaba con las 15 mujeres que poseía, marcando la cumbre de su gloria un combate de gladiadoras que ofreció a la ciudad.

Había en la concepción de estas peleas un trasfondo lleno de gran carga erótica. Las gladiadoras, eran esclavas o prisioneras de guerra. Y, “ En la mente romana, había ciertas asociaciones mentales sobre la disponibilidad sexual de los esclavos” Los esclavos debían estar disponibles sexualmente para cualquier persona en cualquier momento, especialmente para sus amos ”.

Pero el éxito y la popularidad, que ha dejado para la posteridad nombres de gladiadoras como Anchilia y Amazona, dos gladiadoras del s. II que tras un tremendo combate, enardecieron al público de tal manera que este, les perdonó la vida , juntamente con el componente erótico que conllevaba, hizo que, pese a la infamia que pesaba sobre esta actividad, algunas mujeres libres y nobles, participaran en las luchas de gladiadoras.

No hay muchas representaciones de estas luchadoras, pero en el Museo de Hamburgo se encuentra una estatuilla, posiblemente de finales del S.I, llena de significados. No lleva casco, ya que eso indicaba que era victoriosa, y los gladiadores vencedores se lo quitaban para saludar a la multitud, que es el gesto que hace la mujer, que con la vista baja, parece mirar, en el suelo, el cuerpo vencido de su oponente. El vendaje en una rodilla indica que no era la primera vez que había participado en un combate y que había sido curada de las heridas. Durante mucho tiempo se dudó de la existencia de luchadoras, cuya imagen se alejaba de las ideas de glamour que la sociedad tenía de las mujeres, y se creyó que lo que portaba en la mano era un “strigilum”, una especie de pequeña hoz roma, con la que los atletas se quitaban el sudor y los aceites con los que se impregnaban, y conocemos frescos como el de Sicilia, del s.I, en los que unas mujeres, con una especie de biquini, juegan a la pelota y hacen ejercicios con pesas. Pero sin duda lo que tiene en la mano, que levanta triunfante, es una espada tracia, terrible en las distancias cortas, porque a la mujer gladiadora, le escogían su juego, es decir, podía luchar a muerte, o simplemente podría ser un espectáculo erótico.

La sensibilidad de la sociedad romana fue evolucionando y en el siglo III, Septimio Severo optó por prohibirlas.

Con este decreto, se acababan varios siglos de actividad guerrera, durante los que las mujeres, en la arena, fueron protagonistas indiscutibles de la violencia y el sexo, en los anfiteatros romanos.

 

Guerreras

Guerreras

 

 

@ Agitadoras.com 2014