Primera parte: Quiénes son los fascistas/ censores culturales.
Endavant- OSAN (Organització Socialista D’Alliberament Nacional) es una organización independentista pro catalana. Desde abril del 2007 impulsan la campaña “300 años de ocupación, 300 años de resistencia”, conjuntamente con el resto de fuerzas de la izquierda independentista catalana menos “civilizada”, como son los Maulets y la CAJEI, participando activamente en campañas de desobediencia como la quema de retratos del rey y diversos actos vandálicos en los que no puede faltar una sierra o un bidón de gasolina. En diciembre del año pasado, le cortaron los cuernos al único toro de Osborne de Baleares, pues al parecer les resulta demasiado “español”, y, como pretenden ellos, las islas no forman parte del Estado Español (hace falta ser zoquete), sino de los Países Catalanes, que se representan, como todo el mundo sabe, por un burro . La imagen de un burro follándose a un toro (con perdón) les sumerge en algo parecido al éxtasis, a juzgar por lo que dicen y hacen estos angelitos.
Segunda parte: Los hechos/La amenaza.
Estos valientes, ocultos tras unas siglas con las que intentan amedrentar a todo aquel que no comulgue con sus estúpidas consignas, tuvieron la ocurrencia de enviar a principios del mes en curso una carta al propietario de una de las mejores librerías de Palma. Ya sabéis, donde se En-Palma el duque consorte (más conocido por Urdangarín el chistoso). En dicha carta, conminaban al librero- y conviene recordar que nada hay más peligroso que cien estantes cargados de libros- a no acoger la presentación de la revista “Toc Toc”. Lo de menos es que en dicha revista, escrita en mallorquín, se defiendan las diferencias entre un isleño y un catalán y de paso se promueva una balearización frente al pancatalanismo que promulgan estos matones. Lo de más es que en su paroxismo,(voy a ser fina, acusen a los promotores de la publicación de lo que ellos mismos practican, empírica demostración de su grado de cerrazón y gilipollez, tildando al Círculo Balear de “Entidad españolista, neofascista y ultraderechista, caracterizada por el malestar y la tensión que crea allá por donde pasa”.
Si el Círculo Mallorquín fuera la mitad de macarra que ellos, y la mitad de fascista y ultraderechista de lo que se les acusa, ahora mismo estaría enviando cartitas amenazantes a todo aquel que no se considere español y que ampare la presentación de revistas catalanas, catalanistas o mallorquinas. Lo raro sería que una fundación creada en España para defensa de la cultura de una de las comunidades españolas defendiese todo lo chino o se declarase sueca.
Me resulta altamente llamativo que dicha cartita, en la que se pide al librero que anule el acto o se atenga a las consecuencias, se dirija a un lugar que se llama, precisamente, “La biblioteca de Babel”, cuyo único delito hasta la fecha, además de vender estupendos libros y ofrecer magníficos caldos, consiste en hacer honor a su nombre y dar cabida a todos sin importar su origen, lengua o ideología. Frente a Babel se posicionan los burros talibanes del monolingüismo, una de cuyas características más sobresalientes es hablar en nombre de todos como si su verdad fuese incontestable y los que observamos desde la barrera fuésemos imbéciles y no supiésemos distinguir a un librero de un delincuente.
Tercera parte : La frase del millón.
“Les instamos a anular el acto programado por respeto a todas las personas que queremos seguir expresándonos en libertad y estimamos nuestra libertad”. Tócate las pelotas. O chapas la librería el día X o no estás respetando mi libertad. Respeto. Libertad. Y a los demás que nos den morcilla, porque al parecer ni tenemos derecho a respeto ni la libertad de presentar una revista en un local como Babel cuando nos venga en gana. Y no lo digo porque yo escriba en Toc Toc (que no escribo) ni porque pertenezca al Círculo Balear (que tampoco), sino porque me saca de quicio que un GANGSTER que va por la vida coaccionando a la gente tenga la osadía de hablar de libertad y respeto.
Lamentablemente lo han conseguido. Se ha desconvocado el acto. El dueño de la librería no quiere arriesgarse a que el fuego consuma sus amados libros. Rindiéndonos sin plantar cara (aunque no se lo censuro: cada uno gestiona sus temores como quiere) alimentamos al monstruo del radicalismo y la intolerancia.
Qué pena. Qué asco. Qué gentuza.
