En los últimos meses han coincidido en las estanterías de las librerías dos libros relacionados con el pintor Marc Chagall, que nos pueden acercar a la obra de este genial y a veces incomprendido artista.
Marc Chagall es uno de los autores que más hondamente marcaron el surrealismo. De origen bielorruso, los azares de la vida le llevaron a vivir la bohemia de principios de siglo XX en París, para luego volver a la Unión Soviética y participar activamente en la Revolución rusa. Su trazo, personal y onírico, sin una traza de academicismo, se hizo lugar en las vanguardias anteriores a la Primera Guerra Mundial, conectando con el fauvismo o el cubismo.
Una de las muestras del arte de Chagall la encontramos en la reciente edición de Libros del Zorro Rojo de las Fábulas de La Fontaine, ilustradas por las aguadas de nuestro artista. La editorial ha hecho un gran esfuerzo reuniendo materiales a partir de diferentes exposiciones del autor en París, Niza o Céret, y a diferentes colecciones de museos y privadas. En el prólogo, Joséphine Matamoros y Sylvie Forester, expertas en Chagall y comisarias de sus exposiciones, comentan la dificultad de la edición de estas fábulas ilustradas, precisamente porque muchas de ellas están en colecciones privadas que no han podido ser localizadas. De las cien ilustraciones que Chagall hizo para las Fábulas, se han conseguido reunir tan sólo cuarenta y cuatro.
Una de las cosas que más llama la atención es la curiosa mezcolanza que consiguen los textos de Le Fontaine, con todo su aire neoclásico y moralizante, con regusto a Esopo y a nuestro Samaniego, y el arte onírico y surreal de Chagall. El pintor dota de un aire infantil a sus cuadros, sin apenas perspectivas, con una riqueza cromática desbordante y saturada. Las historias protagonizadas por animales encuentran en los dibujos de Chagall su correspondencia que revela una nueva lectura moderna de un texto clásico. Vollard, el marchante que encargó al artista la obra, pretendía precisamente no una representación literal de las fábulas, sino más bien liberar el genio expresivo del bielorruso en esos dibujos. Su presentación en París en los años 30 dio lugar a airadas respuestas, que criticaban el atrevimiento de la visión de Chagall. Pero sin duda el tiempo ha dado la razón al artista, que hoy es considerado como uno de los grandes.
Si estas Fábulas nos pueden acercar al universo personal e interior del dibujo de nuestro autor, Chagall en Rusia es, a su vez, una fabulación de su vida. Joann Sfar, el historietista de éxito de series como El gato del rabino o El diminuto mosquetero, se acerca a la figura de Chagall, tal como ya había hecho anteriormente con Pascin, otra novela gráfica sobre un pintor, y además judío como Sfar. Sfar es un autor sin duda capital para entender la bande desineé gala de los últimos diez años. Su ingente producción ha marcado a muchos otros autores y ha permitido hablar de la "nueva ola francesa" de creadores que han roto con la tradicional "línea clara" y han apostado por otro tipo de historias y con un estilo más personal, a veces más expresionista, a veces más naïf. Son autores como Christophe Blain, Gregory Mardon, Thomas Cardène, Manu Larcenet, Blutch, etc. Su estilo, a ora más caricaturesco, ora más pictórico, bebe con fuerza del expresionismo más personal, de los dibujos de Quentin Blake -el ilustrador que trabajó muchos años con Roald Dahl-, y sobre todo de la estética de Marc Chagall.
En Pascin, Sfar enfatizaba la visión del creador y de la obra, temas que también tocaba en Klezmer, una obra en la que se permite crear unas anotaciones sobre la pintura, las acuarelas, etc. La figura del pintor permite a Sfar divagar sobre el arte y el mismo hecho de pintar. En Chagall en Rusia, el componente surrealista que protagonizaba la pintura del autor es el que toma la configuración de la obra. Al igual que en Pascin, no estamos ante una obra biográfica, sino una ficción basada en un personaje real, sobre el que Sfar se permite divagar y proyectar en él sus inquietudes. Naturalmente, los temas que la obra trata son muchos más (aquellos sobre los que Sfar siempre vuelve): el amor, las mujeres, el destino, la vida, el arte. En Chagall en Rusia, Sfar da rienda a toda su creatividad, cambiando de estilos, pasando de lo más caricaturesco o a lo más surreal, siguiendo un férreo esquema de viñetas, usando su particular mundo y haciendo aparecer alguno de los personajes de sus otras obras, creando una obra que se integra en el universo Sfar. Se trata, en definitiva, de una obra que nos deja ver el homenaje, y a la vez la deuda, que Sfar mantiene con Chagall.
Chagall en Rusia. Joann Sfar. 451 Editores, 2011.
Fábulas. Jean de La Fontaine y Marc Chagall. Libros del Zorro Rojo, 2011.