La ausencia de sabor
la falta de saber
la cara vista de la piel
desprendiéndose en lascas
carpaccio epidérmico de la aridez.
Baja el volumen
se aniña
adormecido el seso
el hueso flácido.
Anestesia en las vocales
vacío matemático funcional
puro plástico.
Abro las agallas
por dejadez
conecto
con algo
rojo
que me tira del cuello
hasta el asentimiento.
Luego
vuelvo a aprender.
No está todo perdido.
Dejo que los locos
entren en la casa
y sigan torturando
los renglones.
Los dejo entrar
les permito acabar con el vacío
que hagan algo de mí
algo conmigo.
Irremediablemente
ellos me habitan
y a golpe de chasquidos espasmódicos
desarticulan la títere que fui
aquélla que sumaba los ceros
y siempre le daba positivo.