Por 15.000 euros puede ser tuya
La ves y la deseas. Te deslumbra su luminosidad, sus destellos te subyugan. No puedes evitar querer acercarte y atreverte a tocarla, rozarla con las yemas de tus dedos y comprobar cómo te necesita, que es sólo tu voluntad la que la mueve. Sin ti no es nada. Ante la imposibilidad de desviar tus ojos de ella y de dejar de responder a su llamada –esa mirada azul y profunda, que se te antoja plagada de matices- de súbito te encuentras a su lado, rodeándola. Un dedo tuyo osa adelantarse y, sutilmente, la acaricias. Algo sucede, pero ella quiere más. Silenciosamente te está pidiendo que te lances. Y te lanzas. Y lo que ocurre es imprevisible. Tú creías que la dominarías, que sería fácil, pero no tardas ni un minuto en desdecirte y te ves ofreciendo lo mejor de ti mismo. Por fin te das cuenta: te va a costar mucho tiempo hacerla tuya.
Y dinero. Porque la ReacTable no es barata. No puede serlo, por su artesanal fabricación y por los 5 largos años de investigación que le costó alumbrarla a un equipo de luthiers digitales –maravillosa autodenominación de origen-, los componentes del Grupo de Tecnología Musical de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona Sergi Jordà, Martin Kaltenbrunner, Gunter Geiger y Marcos Alonso. El equipo, que si por sus nombres fuera podría pasar por una banda tributo hispano-austríaca de Kraftwerk, ha sido el primero en crear un instrumento musical electrónico tangible y visualizable que ha fascinado por igual a profesionales de la música y a gente de la calle con tanto éxito que va a ser comercializado a finales del año en curso.
Pero ahora llega la pregunta del millón. ¿Qué es exactamente la ReacTable, aparte de un artefacto con más magnetismo que cualquier estrella del pop adolescente actual? La ReacTable es un instrumento musical tangible inspirado en los sintetizadores modulares de los años sesenta. Una mesa translúcida y la forma de manipularla, mediante el tacto, dan nombre a este aparato constituido, además, por un ordenador que cuenta con el software ReactiVision, una cámara de luz infrarroja y unos objetos acrílicos transparentes ilustrados en sus diversas caras por figuras recién salidas del Space Invaders que representan los componentes clásicos de un sintetizador: osciladores, filtros, generadores, moduladores, etc.
Con la manipulación sobre la mesa de estos objetos –cubos, cuadrados y otras figuras geométricas-, moviéndolos y estableciendo relaciones entre ellos, y gracias a la interface tangible, se producen toda clase de sonidos electrónicos, simples o complejos. El cubo es el responsable de los loops, del ritmo que marcará la pieza, -dum dum, poing poing-, las otras figuras se van arremolinando y creando vínculos entre sí, lanzando frecuencias al espacio cual sintonizador de radio antigua buscando la RNE, y las manos giran, voltean, deslizan los objetos a la vez que rozan esas conexiones inexistentes pero visibles para subir el volumen, cambiar una oscilación o mandar callar a alguno de los comecocos.
Una segunda cámara que graba la acción sobre la mesa proyecta la imagen para que la audiencia disfrute de la visualización de los sonidos. Otra de sus particularidades es la posibilidad de ser manipulada por diversas personas a la vez, aunque sus creadores estiman que dos es la cantidad óptima. Vamos, que el artefacto sirve para una orgía, pero se disfruta más en pareja. Como tantas otras cosas…
La ReacTable lleva desde 2005 dando vueltas al mundo mostrando todos sus talentos, que son multitud, y en este período de tiempo ha ofrecido ya más de 100 conciertos en 25 países. Diversos museos cuentan ya con su propio ejemplar, hecho a mano pieza por pieza, cuyo precio fue bastante más elevado que los 15.000 euros que van a aparecer en la etiqueta del modelo en serie más sencillo. Bjork, que la vio en YouTube alertada por el realizador francés Michel Gondry, no sólo se compró una de las caras, sino que además la lleva usando en su gira mundial actual, “Volta”, desde sus inicios. Si en los primeros conciertos Damian Taylor y Mark Bell, músicos de la banda que acompaña a la islandesa, se atrevían con una o dos canciones –entre ellas la, al menos en China, polémica “Declare independence”-, a estas alturas la maquinita les ha seducido lo suficiente como para protagonizar 6, según cuentan dos de los cerebros pensantes que la han creado, Jordà y Kaltenbrunner, con una poco disimulada sonrisa. Ni falta que les hace disimularla: su niña –nada que ver con la de Rajoy- es una triunfadora nata, por guapa, buena y currante.
La ReacTable está aquí para quedarse, y a mí me proporcionó mi primera relación lésbica. Desde entonces, me encantan las mesas.