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ISSN 1989-4163

NUMERO 124 - VERANO 2021

 

Vientos del Siglo

Adán Echeverría

En la antología revisada (Vientos del siglo), la primera autora que se incluye es Coral Bracho (CDMX, 1951), cuyo tema presente en los poemas que se le incluyen es la revelación poética frente al autor, la creación como impulso vital, el canto de vida que siempre vencerá a la muerte.
“Esto que ves aquí no es.
Alguien te oculta una pieza.
Es el fragmento
que da el sentido. Es la palabra
que altera el orden
del furtivo universo. El eje
oculto
sobre el que gira. Este recuerdo
que articulas
no es. Falta el espacio
que ajusta
el caos.”

La siguiente autora es Silvia Tomasa Rivera (Veracruz, 1956); en los poemas que se incluyen se puede palpar el erotismo y la sensualidad, una manera de amar, de valorar la amistad y la pareja, y de la entrega del hablante lírico en total inteligencia y libertad.
“El deseo: pájaro negro en la noche,
abre sus alas y golpea.”

“Todos mentimos cuando quemamos
el fuego de la entrega.”

“Yo volvería
con los ojos cerrados,
a esa buhardilla
con la ventana al cielo,
donde un día fui feliz.”

Minerva Margarita Villareal (Nuevo León, 1957). En sus poemas recogidos acá se puede observar que retoma el acto creativo, la inteligencia, y desde ese constructo presenta la entrega amorosa y carnal de su hablante lírico.
“La fiebre del deseo
que viaja en el palacio de la página”

“Todo fuego es un río
que ilumina
con ansia
los cuerpos que se aman
Sus lenguas entrelazan
trascienden ya la página”

“El cielo
y el amor pasa
atraviesa mi carne
Velaré por ti así sea la carne devorada”

Tedi López Mills (CDMX, 1959). En esta autora los conceptoscreación-inteligencia-búsqueda de la perfección e incluso la reflexión existencialista dentro del acto creativo, se perciben mientras se recrea en las palabras y sus significados, y desde ahí construye las relaciones del poema con su hablante lírico.

“con la sonaja de un pensamiento adentro, leve
estribillo: ese soy
lo que soy; vaca, oveja, borrego, el venado de las
visiones, el ciervo
de la nieve del poema de una duda:”

“La mitad ya es mía. Ponla aquí, en el centro,
bórrame luego con tu trapo tan útil tu trapo tan gris,
disípame con ese gesto de somos tantos que no
importa uno,
qué fácil la identidad cuando se cuenta por
individuos
pero en masa los dígitos traman
sus propias trampas”

Para Dana Gelinas (Coahuila, 1962) de nuevo los temas vienen a ser la inteligencia y el cultismo de la mujer para la creación y las relaciones de pareja. Incluso dejando muy claro que las pequeñas vanidades no están peleadas con la razón.

“Como Diana, primero una flecha
al centro de un hombre;
como Penélope,
tejer la tela de araña;
caminar siempre un paso atrás,
como Eurídice;
salir del baño, como Afrodita;
leer de noche, como Minerva;
amar a una bestia, como Pasífae;”

“Desarmada y terrible
podrían morderla,
dejarla caer;
su infinita epidermis
es huella innegable
de la evolución
de su especie.”

“Yo nací bajo un cielo de cal,
donde la sombra era cada vez
más luna menguante
y la noche sitiaba su propio espejismo.”

“Yo me puedo tardar dos horas
en elegir los pantalones perfectos:
de mezclilla, a la cadera,
incluso al ombligo
y con el largo reglamentario.”

María Baranda (Ciudad de México, 1962). La obra elegida de esta autora se aleja un poco de lo que las anteriores autoras han presentado. Baranda ya presenta en sus poemas algo de oscuridad, de dolor, de una relativa furia y rebeldía que no deja de cuestionar su entorno poético. Sus metáforas se vuelven duras y poderosas:
“Un cielo de cal arde en mis ojos.
La muerte es todas sus metáforas.”

“Nada espero de Dios y sus cuchillos,
nada del fuego irracional y proceloso,
nada sé de la paz que quiebra al disoluto.”

“Yo vine aquí, para soñar que el mundo
era uno y era todo y que en su voz se filtran
los sonidos que se prueban en lo oscuro.”

“Puedo creer que hay una página
que no está escrita por Dios
y sus filibusteros.
Es una página mía en el libro de nadie.”

 

Roxana Elvridge-Thomas. (CDMX, 1964). Los textos escogidos de esta autora para la antología que estamos revisando nos evidencia, y quizá resume, un poco lo que hemos venido encontrando, un dejo muy palpable de recrearse en la enorme figura de Sor Juan Inés de la Cruz. Quizá como arquetipo poético.Su influencia es palpable en la búsqueda de inteligencia y razón para la construcción de los temas poéticos, sin abandonar por ello cierto erotismo:
“Dejo ese placer al que ha comprado mis servicios.
Soy tan hábil, tan capaz, el mayor artífice en mi ramo.
Y ahora, entumecido, me sorprenden los espasmos,
las abejas que derriban mis entrañas,
los fluidos pestilentes, el ardor.
Y no encuentro la vista de quien pudo, astuto,
derrocar al rey de los venenos.”

“palpa mis muslos columnas
ábrelos
sáciate en el fondo de su abismo”

“Un ejército de jóvenes desnudas compite en inocencia
con la nieve.”

Claudia Posadas (CDMX, 1970). Para Posadas, nacida ya en la década de los 70s, el poema tiene que ser una reunión de abalorios, en los que la imagen, el sonido, el juego de sus significados como lucisombras, o gemas, brillen ante los ojos del lector, intoxicando de lenguaje la mente del que realice la lectura del poema
“El fluir hacia el vacío, no saber que ése era el dramaque habría de dolerme; también ignoraba que el caerconsumiere sin retorno las corrientes de la infancia yme anunciare el inicio del viaje sin regreso al abismodel reloj”

“el verdadero corazón que siempre estuvo a nuestrolado
aguardando el emerger de su conciencia
en el instante de su albo desprenderse del mundo,
el pleno instante del fluir de las auríferas arenas
en el reloj de arena en que miraremos transcurrir”

Ofelia Pérez Sepúlveda (Nuevo León, 1970), nos entrega ciertas postales poéticas, viñetas, miradas hacia distintas humanidades de su entorno, y es en el intentar recoger sus pensamientos, sus acciones, es que los hablantes líricos de sus poemas incendian el intelecto del lector al asomarse a esas pequeñas historias que cruzan las emociones, desde el amor, la cobardía, el apartar al otro, e incluso las veladas violencias cotidianas.
“Hay un ave muerta. Así empieza el joven a nombrarlas cosas.
Cubre sus ojos de augurio y cera, y en la cera queilumina vaticinios,
el apenas niño muestra el filo de sus versos.”

“Yo te amo, ahora que recuerdo, ahora que te aguardo
y que me invento, metido en acrobacias y magia de
tres pesos, en el universo de una carpa, en medio de lostuyos.
Sólo escucha mis tantas voces, como un rumor depeces que se acercan.”

 

María Rivera (CDMX, 1971). La autora nos trae de regreso a la luminosidad creativa. A ciertas esperanzas. Finca en las relaciones de pareja el asombro poético, en el amar de la hablante lírica, y su entrega clara de libertades, para sobrevivir los cataclismos de la sociedad y sus fieras.
“Una tarde sembré un brazo de siempreviva
porque estábamos en eso de salvarnos
y yo pensaba en los retoños
con apasionada inocencia,
mientras el mar, su cadera turbulenta,
nos arrojaba entre médanos de niebla.”

“Avanzamos,
en el corazón del tiempo
crece el temor de quedar varados
en la doble cuchilla del camino.”

María Cruz (Ciudad de México, 1974). Los temas de esta autora permiten la observación del desdoblamiento: aquellos pasados inspeccionados desde el presente. Quizá es la maduración del ser, quizá es el atreverse a la vida. Lo cierto es que el asombro pervive como sensación de novedad, como una recreación de aquello que fue, a la luz del hoy reflexivo:
“Creí merecer el silencio y no lohubo. Creí sentir la noche curándome los ojos, pero laluz era esplendorosa.”

“Hevisto pasar por esta casa familias enteras, niños queperciben todo desde su pijama estampado y picaportesolorosos a tactos impacientes. Las esposas sin bocasusurran palabras incomprensibles, los maridos jadeandesde su voz oscura, el delantal de una abuela anónimaamordaza el grito del adolescente. Todos ellos se mezclan,se castigan, se alaban. La casa es un gran cuerpoque no deja de temblar.”

“Despierta.
Prueba la luminosidad.
Todo lo vivo está naciendo otra vez.”

Conclusión.
Gracias a la reunión de 11 autoras, nacidas entre 1950 y 1974, en la antología Vientos de siglo, pudimos reconocer que los temas que ellas presentan se encuentran alejados de aquel reclamo sobre familias disfuncionales, padres y madres que abandonan y que dejan heridas y ciertas orfandades que se perciben como un reclamo en la voz de algunas autoras nacidas en la década de 1980.
Tal vez el trabajo de María Cruz (nacida en 1974), ya comenzaba a presentar un incipiente intento de retratar ese drama de violencias familiares: “Las esposas sin boca susurran palabras incomprensibles, los maridos jadean desde su voz oscura”; pero es más una mirada hacia la profundidad de los hogares, un llamado de atención, que un sentimiento interno como el que se siente en García: “Esposo decía que sólo servía para hacer el amor”; o el que se percibe en Garma: “He criado una ansiedad amistosa, en las fiestas familiares, en los carruseles rojos de mi infancia donde corría a refugiarme de lo que no existía.”; cuya poética parece contarse desde adentro, desde una referencia más interna, quizá incluso experiencial.

 

 

 

 


 

 

María Baranda

 

 

 

 
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