Ha pasado más de tres meses desde que el Covid-19 irrumpió en escena y a estas alturas poco más, aparte de que ha colapsado el mundo entero, sabemos de él. Sus orígenes siguen siendo inciertos. Numerosas teorías al respecto han atacado las redes: que si salío –adrede o de forma casual– delos laboratorios biológicos de Wuhan, que si lo pusieron en marcha los americanos, que si el 5G, que si el pangolín, que si Bill Gates… Lo cierto es que aún se desconoce en qué animal –si es que su irrupción es natural– está su reservorio, por lo que es aún más difícil encontrar una vacuna contra él.
Nos han confinado en arresto domiciliario durante más de dos meses, nos han quitado de cuajo nuestra libertad y hemos comprobado lo fácil que les es a los gobiernos llevar a cabo esas acciones represivas. Las amenazas de arrestos y multas desorbitadas nos han convertido en súbditos atemorizados bajo una pequeña coacción. Y eso sin necesidad de utilizar la violencia. ¡Qué mansos nos hemos vueto!. Imaginaos si los gobiernos se lo toman de verdad en serio lo de arrebatarnos la libertad, el dinero y los derechos más básicos. Como ensayo general, hay que reconocer que ha sido todo un éxito. Con el estado de alarma el Gobierno ha hecho, decidido y actuado como le ha dado la gana. Sin Congreso, sin control de la oposición, con los medios a sus pies. ¡Lo que sería el estado de sitio! No os extrañe que lo veamos en poco tiempo.
Tres meses, sí, y se sigue sin vacuna. Se sigue sin saber realmente como controlar a ese nuevo virus. Ni qué medicinas usar ni que prevenciones tomar. Un día nos dicen que hay que ponerse mascarillas siempre que estemos en el exterior. Al día siguiente, que solo en determinados lugares, como el transporte público. Un día dicen que las máscaras adecuadas son unas. Al día siguiente que otro modelo. En el último giro, que es obligatorio, aunque sin la acción coercitiva de las Fuerzas Públicas en las calles, la gente se lo toma un poco a chirigota. Y es que es normal. Todos nos damos cuenta de que son meras fórmulas contradictorias que lo único que hacen es enmascarar la falta de conocimiento del Gobierno. En unas comunidades el Gobierno aplica unos criterios. En otros, otro. Unos ministros dicen que el turismo es accesorio. Otros que es básico para España. En Baleares, desde luego, es la única industria de las islas. Uno no puede dejar de pensar que, en el mejor de los casos, no tienen ni idea de qué va la cosa e improvisan desde hace tres meses. En el peor, que le han tomado el gusto a gobernar sin control alguno imponiendo caprichosas decisiones dignas de Corea del Norte.
Ya se han fundido 300.000 millones de euros extras que no teníamos y siguen imparables en su desbocado y desordenado dilapidamiento, no de la riqueza del páis, que ya se la habían fundido entre unos y otros partidos, sino ya de la capacidad de endeudamiento. La factura va a ser pavorosa. Y aún no hemos comenzado a vislumbrarla.De esta salimos verdaderamente más pobres, pero todavía no somos conscientes. El pago de los ERTEs y la renta básica universal la vamos a tener que pagar y lo cierto es que no sé cómo, y tampoco nuestros gobernantes que parecen enloquecidos en la huída hacia delante. Parece que la venida de los hombres de negro de la Unión Europera es inevitable. Y la verdad, aunque todos vamos a sufrir sus tijeretazos, no parece haber una opción mejor. Esta claro que los políticos de este país son incapaces de gobernar bien. Solo saben subirse los sueldos, aumentar sus prevendas y el número infinito de cargos. Es lo que tiene un sistema, mal llamado democrático, donde para ser barrendero te exigen una oposición y para ser ministro o presidente, basta con ser un trepa que ha visto el trabajo real desde la barrera.
Vienen malos tiempos y, cuando se produzca el previsible rebote de otoño, veremos cómo cambian su manido discurso, ya que no podrán volver a paralizar el país. Los 30.000 o más muertos que se producirán, serán un “mal necesario” para que el mundo no se hunda. Quiera Dios que alguna potencia de verdad –no un país de chirigota como el nuestro– descubra la vacuna antes de esa fecha y evite el Ragnarok que se nos avecina.