“He visto a menudo un gato sin sonrisa, pero no una sonrisa sin gato. ¡Es la cosa más curiosa que he visto en mi vida!” (Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas)
Mis sonrisas son cuánticas
¿y para qué puede servir
una sonrisa cuántica de una mujer imaginaria?
Para encontrar a la mujer en un lugar
y su sonrisa en otro.
Para que la mujer pueda estar viva y muerta
en un mismo lugar.
Una mujer imaginaria
se esfuerza en adiestrar los músculos de Kegel y Duchenne:
succiona el suelo pélvico, trisca las comisuras
un dos un dos.
Puedo comerme un kilo de deliciosas peras
y pasearme toda yo -tan dulce el paladar-
sin ojos sin nariz sin orejas ni manos
toda yo dientes en almíbar y profusiones zigomáticas
toda yo orbicularis oculi como patitas de gallina
toda yo yo, toda yo nada
desvaneciéndome como el placer.
Mi sonrisa metróloga que verifica el peso de una vida perfecta
mi sonrisa que quedará flotando ya sin mí
como una fiesta fatua en vuestra oscuridad.