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ISSN 1989-4163

NUMERO 114 - VERANO 2020

 

Fiesta (Episodio 9)

Bel Carrasco

Desembarco del Rey

 

Brienne acompaña a Tyron a visitar la Casa Madre, un paritorio para mujeres del pueblo que ha puesto en marcha en la periferia de la ciudad. Es una amplia nave ocupada por una doble hilera de camastros, cada uno dotado de su respectiva cuna.  Un local limpio y luminoso, animado  por llantos de bebés y voces femeninas, por el que se afanan comadronas y sirvientas. Los visitantes recorren el pasillo central deteniéndose de vez en cuando a saludar a las recién paridas. Tyron les regala una moneda de plata y Brienne alguna chuchería para sus hijos.

Tyrion—Has hecho un gran trabajo. Voy a proponer al Consejo que levanten un monumento a tu nombre,  una estatua ecuestre que te represente y la leyenda: Caballero Brienne de Thart, Madre de madres.

Brienne—Ya veo que estáis de buen humor y con ganas de chanzas. Si osáis hacer tal petición, os libero del peso de vuestra cabeza.

T.—Estas criaturas llenas de vida y del amor de sus madres me reconfortan, me ayudan a olvidar los serios problemas a los que me enfrento estos días. Verlos me hace pensar que tal vez podamos cubrir las muchas bajas causadas por los estragos de la guerra.

B.—No os preocupéis por eso. Los humanos siempre estamos prestos a reproducirnos.

T.—Tenéis razón, mi señora. Jamás pensé que vos tendríais hijos, y ahí está el pequeño Jaime, que pronto será más alto que yo, algo por otra parte harto fácil.

B.—Eso se lo debéis a vuestro hermano que nos ha dejado un buen recuerdo suyo. Y decidme, ¿qué problemas os angustian?

T.—Me preocupa mucho el misterioso estado de la Reina Sansa. Después de dar a luz a sus mellizos, cayó en un profundo letargo. Es un situación terrible.

B.—Lo es. Sobre todo para los bebés que, al nacer lo que más necesitan es el contacto con su madre.

T.—Y luego está el asunto de Los Siete.

B.—¿Los Siete?

T.—Así se hace llamar una sociedad clandestina que se manifiesta contra la independencia de Invernalia, reclama la unión de los Siete Reinos y un rey capaz de garantizarla con mano firme. Me dicen mis espías que la forman comerciantes, artesanos y paniaguados de los Lannister descontentos con el cambio de gobierno que les ha hecho perder dinero e influencias. Parece que cuentan con muchos recursos para propagar sus ideas en el pueblo y nos están haciendo mucho daño.

Brienne atiende las explicaciones con el semblante serio. De repente se detiene junto a un lecho ocupado por una joven pelirroja de ojos azules que amamanta a su criatura y sonríe.

B.—Olvidad por un momento las inquietudes que os afligen, Tyron y mirad que niña tan preciosa. Brilla tanto que parece arder por dentro.  

Se dirige a la complacida madre.

B.—¿Cómo vas a llamarla?

Katy—Su nombre es Daniela pero la llamaremos Dany.

Tyron saca la última moneda que queda en su bolsa y se la  entrega.

T.—Ésta es sin duda una criatura afortunada.

La última moneda no es de plata sino de oro. De un dorado más intenso que la pelusa plateada que cubre la cabecita del bebé.

 

Isla Solaz o de las Putas

 

Los habitantes de la isla preparan la Fiesta de la Cosecha que se celebra el primer plenilunio de primavera. Unos construyen un graderío de madera y otros cocinan o confeccionan adornos para engalanar el poblado. La fiesta comienza con la Regata de la Calabaza, llamada así porque el premio es un gigantesco pastel de calabaza endulzado con nata, merengue, nueces y miel. Decenas de pequeñas embarcaciones han sido convocadas, tripuladas los pescadores de Solaz y otras islas cercanas. Según el régimen de vientos, la competición se realiza a vela o a remo, y como no corre ni una brizna de brisa, se decide que ese año será a remo.

Los participantes se disponen a bogar pero de repente aparece Gusagrís lanzando potentes bocanadas de aire que agitan las aguas y movilizan las embarcaciones. Los navegantes se apresuran a izar las velas, e impulsados por la ventolera que produce el dragón  se inicia una veloz carrera en la que las frágiles embarcaciones vuelan sobre las olas. Entusiasmado, el público aclama y vitorea. El ganador es Rata Roja, uno de los oficiales de Gusano Gris que ha cambiado la lanza por los anzuelos, uno de los mejores pescadores de la zona y padre adoptivo de un par de niños quemados.

Después de la regata hay bailes y teatro de títeres que representa los cuatro elementos y la lucha del hombre con la naturaleza: Monstruos marinos y bellas sirenas. Tras el banquete y un breve descanso se inicia la segunda parte de la Fiesta. Con hachas y mazas destrozan el graderío y amontonan los maderos en cinco grandes montones, a los que se añaden muebles y enseres viejos que la gente trae de sus casas. A medida que el sol desciende, los montículos crecen y cuando la luz empieza a desvanecerse, y la luna llena surge sobre el mar proyectando su estela de plata aparece Jonah y prende fuego a las cinco piras. Las llamas se alzan vigorosas hacia el cielo haciendo aumentar la temperatura en torno a las cinco grandes hogueras. Enardecida, la gente forma corros, baila, canta, ríe, grita y se revuelca por la arena. En pleno paroxismo aparece Daario y lanzando chorros de agua apaga las piras y remoja a los danzantes que, agotados se van retirando hacia sus casas.

Pasada la medianoche una imponente silueta se perfila sobre el círculo amarillento de la luna. Es Drogon que se aproxima a la isla con su característico vuelo acompasado y majestuoso. Al percibir su presencia, sus tres hijos se dirigen, raudos a su encuentro, giran en torno a él manifestando su afecto a la manera de los dragones. El aire se llena de estremecedores sonidos. Baten, enérgicamente sus alas, chillan exultantes de gozo y ejecutan el baile frenético y dinámico con el que expresan la felicidad los de su especie.  Al final los cuatro desaparecen y el espacio parece vacío tras su marcha.

Tumbados en sendas hamacas, Daenerys y Sir Davos contemplan, maravillados el reencuentro de los dragones.

Sir Davos—¿Por qué vuelve ahora Drogon? Creí que estaba desaparecido.

Daenerys—Los dragones siempre regresan y nunca están desaparecidos. Aunque se encuentren a grandes distancias mantienen conectadas sus mentes entre ellos y conmigo. Drogon necesitaba tomarse un descanso. La muerte violenta de sus hermanos le afectó mucho y tras la batalla de Desembarco y el largo viaje que emprendió después para salvarme, se encontraba extenuado.

SD.—¿Es el padre o la madre de los tres jóvenes?

D.—Las dos cosas a la vez. Los dragones pueden fecundarse a sí mismos. Es una táctica para que su especie sobreviva porque en el mundo antiguo había muy pocos ejemplares y era difícil que coincidieran en un mismo lugar.

SD—El mundo de los dragones es terrible y fascinante. Y la escena que acabamos de presenciar un final espléndido para  la mejor fiesta a la que asistido.

D.—Sí, ha sido un éxito. Mis dragones no sólo sirven para destruir y matar.

SD.—Mañana regreso a Desembarco del Rey. Mi deber es informar de vuestra existencia y de lo que ha ocurrido, aunque es posible que el Rey Bran ya esté al corriente.

D.—¿Es cierto que es el Cuervo de Tres Ojos y puede ver todo lo que ocurre?

SD.—Así es. Pero ver las cosas no significa comprender su significado ni anticipar sus consecuencias.

 

Isla Patíbulo

 

Los doce barcos están fondeados a cien brazas del puerto de Patíbulo, donde Arya espera la llegada del bote de remos que ha partido de uno de ellos en dirección a la costa. A su lado, el cofre del dinero y sus fornidos porteadores, regalo de Montseñor. El bote llega al embarcadero y una mujer echa pie a tierra. Las dos se saludan estrechándose mutuamente el antebrazo.

Arya—Jamás imaginé que me iba a resultar tan tranquilizador ver los krakens de los Greyjoy.

Yara—Yo también me alegro de verte, Arya Stark. Es un honor ser convocada por la que mató al Rey de la Noche. Presiento que estamos destinadas a grandes empresas. Arya y Yara: Nuestros nombres suenan muy bien juntos.

A.—Reconozco que tenía mis dudas y hubiera comprendido que rechazaras participar en esta aventura. Es una expedición realmente peligrosa. Lo más probable es que acabemos siendo pasto de los peces o devorados por monstruos marinos.

Y.—A los hombres y mujeres de las Islas del Hierro nos gusta el peligro, estamos habituados a él. Lo que está muerto no puede morir, sino que se alza de nuevo, más duro, más fuerte. El Dios Ahogado nos bendice. Además, tu propuesta llegó en el momento más oportuno. Cuando el capitán Salman nos trajo tu mensaje a Pike, discutíamos el futuro de mi pueblo. Muchos pensamos que ya no es posible mantener por más tiempo las Antiguas Costumbres, una forma de vida a base de pillajes, violaciones y saqueos. Tenemos que encontrar una tierra propia donde asentarnos. A ser posible, una tierra fértil y agradecida. Por eso estamos aquí.

A.—Mi padre decía que si los pueblos luchan y hay guerras es casi siempre a causa de la tierra. Por eso en el norte, un reino extenso y poco habitado suele imperar la paz. Vayamos a buscar nuevas tierras, pues. Veo que has venido con doce naves cuando yo sólo pedí tres.

Y.—Como te decía, la idea de explorar más allá del sol en busca de otro continente ya rondaba nuestras cabezas. Además, la recompensa que ofreces animó a muchos hombres a arriesgarse. Saber que sus familias no pasarán hambre les ha dado el valor necesario para venir. Seremos en total once naves, porque una regresará a las Islas del Hiero con el botín.

Arya abre el cofre y Yara contempla el interior con expresión de asombro y deleite.

Y.—Aquí hay suficiente para dar de comer a muchas familias y durante mucho tiempo.

A.—Eso espero. Vamos a embarcarlo ya.

Y.—Había pensado que mis hombres pasaran la última noche en tierra firme.

A.—Lo desaconsejo. Este lugar está maldito. Estoy ansiosa de salir de aquí. Incluso una oscura tempestad en medio del océano es mejor que esto.

Y.—Vamos pues. ¿No tienes que despedirte de nadie?

A.—Sólo de Nadie.

 

 

 


 

 

Brienne 

 

 

 
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