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ISSN 1989-4163

NUMERO 94 - VERANO 2018

Lecturas Inactuales (XV, XVI y XVII): La Cuadratura del Crepúsculo, La Cara es Máscara o Ni son Risas ni Rimas (G.A. Béquer) y ¿Un Breve Espacio de Tiempo? (Antonio Machado)

Luis Arturo Hernández

                 
               I                                                                                     
           LA CUADRATURA DEL CREPÚSCULO  
  (comentario científico-literario de 4 textos poéticos contemporáneos)  

                                                  —“¡Aún no y sin embargo…!” (Hermann Broch) 
 “Sin la asimilación y el dominio de una lengua madura de ciencia y conciencia popular, ni la obra inmortal [el Quijote] ni nada equivalente pudo escribirse.”
                                         Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 135        
                                                                     
                                               NOTA PRe-LIMINAR
      “La vida nos sorprende, nos habla, nos dibuja. Por ello hay quienes la han estudiado desde la ciencia y quienes lo han hecho desde la literatura. Desde el análisis y desde la trascendencia. Desde la experimentación y desde el asombro. Ambas aproximaciones, si bien en esencia son complementarias, se han mantenido formalmente separadas, casi enfrentadas, desde los albores de nuestra cultura. De hecho, se ha propuesto que una de las consecuencias del paso del mito al logos fue que la visión poética de la naturaleza y de la propia existencia fue reemplazada por otra más racional, que en última instancia originaría la filosofía.”
                                 Carlos Briones Llorente, “Ciencia y poesía: sed de metáforas” [2012: 243]

      “Cuando el saber se especializa, crece el volumen total de la cultura. Ésta es la ilusión y el consuelo de los especialistas. ¡Lo que sabemos entre todos! ¡Oh, eso es lo que no sabe nadie!”
                                                      Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 45

      “Así, la suma de saberes, aunque no sea en su totalidad poseída por nadie, aumenta en todos y en cada uno, abrumadoramente, el volumen de la conciencia de la propia ignorancia.”
                                                     Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 163

      “Muy de tarde en tarde uno cree o espera haber dicho algo nuevo, y aguarda un poco desolado el paso de los años, con la esperanza de que esa novedad suscite una chispa de reconocimiento en alguna parte. Esto era totalmente distinto. Estaba claro que mucha gente venía ya pensando entes en todo el asunto. Las ideas estaban en el aire. Sólo faltaba que alguien, en alguna parte, le diese una forma verbal expresa.”
                                                       C.P. Snow, Los dos culturas: un segundo enfoque, pp. 66-67

     “La prosa, decía Juan de Mairena a sus alumnos de Literatura, no debe escribirse demasiado en serio. Cuando en ella se olvida el humor —bueno o malo—, se da en el ridículo de una oratoria extemporánea, o en esa que llaman prosa lírica, ¡tan empalagosa!...
   —Pero —observó un alumno— los Tratados de Física, de Biología…
   —La prosa didáctica es otra cosa. En efecto: hay que escribirla en serio. Sin embargo, una chispita de ironía nunca está de más.”
                                                    Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 58

     “Por otra parte, a mí me parece que un poema tiene que ser un teorema: economía de lenguaje y economía de recursos; obtener lo máximo con lo mínimo.”
                                                        Nicanor Parra

      “¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?
      La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.”
                                                        Gabriel Celaya, “Biografía”, La hija de Arbigorriya

     “Pero el arcaísmo de un atardecer parece incompatible con la sofisticación de una bujía o un mechero de gas.”
                                                          Andrés Trapiello, Los hemisferios de Magdeburgo, p. 462

 

                                                  ¿SNOW o SNOB?  
    “Los intelectuales, luditas por antonomasia.”
                                                           C.P. Snow, Las dos culturas, p. 32

      “El libro de la Naturaleza —habla Galileo— está escrito en lengua matemática. Como si dijéramos: el latín de Virgilio está escrito en esperanto.”
                                                        Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 252

      “Pero si Dostoyevski hubiera recomendado actividades al estilo de los luditas, no se habría parado en exhortaciones al tuntún; habría redactado todo un programa con instrucciones completas para la destrucción de las máquinas.”
                                                          C.P. Snow, Los dos culturas: un segundo enfoque, p. 115, n. 23

      “Pero lo más temible, en uno y otro caso para la actividad lírica, es una actividad industrial que pretenda inundar el mercado de perlas y de gusarapos. (Juan de Mairena: Apuntes inéditos).”
                                                        Antonio Machado

          “(…) porque toda canción verdadera presiente el conocimiento, lleva el conocimiento, enseña el conocimiento.”  
                                                          Hermann Broch, La muerte de Virgilio, p. 22

      “Y como para nosotros no existiría la división del trabajo, porque nosotros empezaríamos por no trabajar o, en último caso, por no aceptar trabajo que fuere divisible, el grupo de sabios especializados en las más difíciles disciplinas científicas, ni vendría a nuestra escuela ni, mucho menos, saldría de ella.”
                                                         Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 202

      “[VIRGILIO:] ¿Qué significaban las Geórgicas al lado de la verdadera ciencia que había comunicado a la agricultura romana el más sabio de todos los sabios, Terencio Varrón, digno de todo respeto?”
                                                          Hermann Broch, La muerte de Virgilio, p. 243

      “En cuanto poetas, deleitantes de la poesía, aprendices de ruiseñor, ¿qué sabemos nosotros de la matemática? Muy poco. Y lo poco que sabemos nos sobra. Ni siquiera han de ser nuestros versos sílabas contadas, como en Berceo, ni hemos de medirlos, para no irritar a los plectros juveniles.”
                                                          Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 236

      “El propio Parra no ha dejado de subrayar, toda vez que ha tenido ocasión, esta importancia [la de la física teórica], que sin embargo suele desatenderse, debido en buena medida a la ignorancia que la mayor parte de los estudiosos de la antipoesía —críticos literarios, investigadores y profesores de formación esencialmente humanística— tienen de materias con las que Parra —que ya a comienzos de los años treinta emprendió sus estudios de física y de matemáticas, y que en 1937 empezó a impartir clases sobre estas materias— se halla profundamente familiarizado.”
              Ignacio Echevarría, “Sobre Fundamentos de Física moderna”, en O.C. de Nicanor Parra 

      “Existen en el mundo las ciencias exactas. Y, por lo tanto, las inexactas. Creo que, entre las inexactas, la filología ocupa el primer lugar. De esa manera me convertí en estudiante de la facultad de filología.”
            Serguéi Dovlátov, “Calcetines finlandeses de crespón”, La maleta, p. 15

   Cuando estábamos ya viniendo e este mundo, a finales de los cincuenta —“cuando entonces”, que diría el maestro Francisco Umbral—, un escritor y físico —o físico y escritor (ignoro si el orden de los factores altera el valor del producto, si el desorden de los apellidos afecta a su identidad)—, un inglés de ciencias y letras, en definitiva, C. P. SNOW, señalaba en su ya clásica conferencia de 1959, Las dos culturas, el abismo entre las culturas de “ciencias y letras” que la creciente especialización del trabajo —“desde el siglo XVII, con Francis Bacon y su Novum Organum (1620) a la cabeza” hasta “las aplicaciones prácticas de la ciencia al desarrollo productivo de manera masiva a partir del XIX”[Lafarque, 2012: 9]— había abierto en los sistemas educativos europeos:

“Los intelectuales literarios en un polo, y en el otro los científicos, y como más representativos, los físicos. Entre ambos polos, un abismo de incomprensión mutua; algunas veces (especialmente entre los jóvenes) hostilidad y desagrado, pero más que nada falta de entendimiento recíproco. Tienen una imagen singularmente deformada y falseada los unos de los otros” [Snow, 1977: 14];

denunciaba su progresivo aislamiento:

   “Los no científicos tienen la impresión muy arraigada de que los científicos son optimistas por pura superficialidad, por ignorancia de la condición del hombre. Por otra parte, los científicos creen que los intelectuales literarios carecen por completo de visión anticipadora, que viven singularmente desentendidos de sus hermanos los hombres, que son en un profundo sentido anti-intelectuales, anhelosos de reducir tanto el arte como el pensamiento al momento existencial”   [Snow, 1977: 15]
y planteaba la necesidad de reintegrarlas bajo el signo de la ciencia puras y aplicadas —“No olvidemos que la postpoética [sostiene Fernández Mallo, 2009: 102] lo que trata de transformar es la poesía, en ningún caso la ciencia, que, como se dijo anteriormente [el propio Snow, 1977], hace mucho tiempo que ha entrado en el ámbito posmoderno” —:

“Así el magno edificio de la física moderna va levantándose, y la mayoría de los más cultos e inteligentes del mundo occidental no lo conocen mucho mejor de lo que podrían haberlo conocido sus antepasados neolíticos”  [Snow, 1977: 24-25],
a fin de que su reconciliación pudiera resultar más fructífera en especial para las letras:
“El punto de colisión de dos materias, dos disciplinas, dos culturas —de dos galaxias, al extremo en que han llegado las cosas— tiene que producir posibilidades creativas. En la historia de la actividad mental, ahí es donde han surgido algunas de las grandes innovaciones. Y ahí es donde están ahora las posibilidades. Pero están, por decirlo así, como en un vacío, porque no hay diálogo entre las dos culturas. Es realmente singular lo poquísimo de la ciencia del siglo veinte asimilado por el arte de este mismo siglo“[Snow, 1977: 26].
   Pues bien, esa posibilidad de simultanear las materias de ambas especialidades:
“Por supuesto, no es esa la forma en que la ciencia puede ser de algún provecho para el arte. Tiene que ser asimilada al mismo tiempo que el resto de nuestra experiencia mental, como parte y componente de toda ella, y empleada con idéntica espontaneidad” [Snow, 1977: 26]
era precisamente la que Joaquín Ruiz Giménez —“cuyo sacrificio en el Ministerio de Educación”, por lo demás, “fue simbólico en cuanto suponía la respuesta del Gobierno y de todas sus fuerzas de sustentación a la propuesta de la reforma gradual y evolutiva que muchos habíamos sostenido” [Ridruejo, 2007: 36], en su nuevo plan de estudios de 1953, acababa de anular al suprimir el bachillerato de la 1ª postguerra, el de Sainz Rodríguez, y en el cual, si bien no era “interdisciplinar”, convivían todas las materias.
El resultado, medio siglo después, salta a la vista, en una especializacionitis obsesiva, justificada por una metodología y una aplicación divergentes, cuando no contrarias,
que enfrenta a las ciencias duras —puras o aplicadas— y humanidades blandas, en cuanto que éstas se ciñen al estudio del Hombre, se abordan en sentido histórico o diacrónico y cargan con el sambenito de su carácter teórico —como si no existiera la Pragmalingüística—, frente a aquellas  que se centran en la materia, remontándose a un tiempo sin Humanidad, se abordan como un sistema sincrónico en virtud de su aplicación y alardean de su carácter práctico —como si no existiera la Física Teórica—. 
   El panorama, pues antes, durante y “después de la batalla”, resulta complejo —por no decir complicado— por cuanto, además, afecta a una población académicamente acomplejada en una época en la que cada cual hace de su especialidad reducto feudal: complejo de superioridad de científicos puros o aplicados en la sociedad postindustrial —“como decía Saint-Beuve, un lenguaje que no está al alcance de los poetas, y que y que no puede estar entre sus intereses por la despersonalización que lleva aparejado [sic]: esto es ya ciencia en sentido estricto” [Malia, 2011: 31]—  que ven los estudios de humanidades como un gueto de irracionalidad —pasatiempo o arte “de culto”— frente al complejo de inferioridad de los científicos humanos y sociales avergonzados ante la ciencia y la tecnología —pese a que “hoy existe un riquísimo y accesible lenguaje matemático sabido también por los no especialistas. Lo que abre la vía a que poetas sin más formación matemática que la cursada en la enseñanza secundaria lo emplee” [Malia, 2011: 38] y que parecen haber perdido el tren de la ciencia y la técnica —especializadas en reformular la dimensión Tiempo—, como lo confirman  los tópicos “a mí no me digas nada, que soy de letras” o “ese día creo que no estuve en clase”, ironías que repetidas un millón de veces acaban desvelando su auténtico sentido recto.
   Como si, en ese dualismo académico, perviviera aún la intrahistoria decimonónica de unas humanidades como Teología secularizada, especulativa, espiritualista y abstracta —“Como ancilla theologiae, criada de la Teología, fue definida la filosofía de los siglos medios, tan desacreditada en nuestros días” [Machado, 1972: 153] — por oposición al Positivismo práctico, aplicado, materialista  y utilitaria de las ciencias:

“Me refiero, claro está, al veterano dualismo entre cuerpo y mente. Es decir, al responsable al responsable de que los estudios de letras hayan sido considerados ámbito del espíritu y los de ciencias escuetas maniobras del cuerpo mecánico [Espada, 2012: 24].

   La capacidad de anticipación de Snow confirma medio siglo después el diagnóstico:
   “Los intelectuales, sin embargo, en casi ninguna parte comprendieron lo que estaba pasando [se refiere a la revolución industrial]. Desde luego los escritores no lo entendieron. Muchos se apartaron con un estremecimiento de aversión, como si lo correcto en un hombre con sensibilidad fuera no ser parte en nada de aquello; algunos, como Ruskin, William Morris, Thoreau, Emerson y Lawrence ensayaron diversas fantasías que en realidad no fueron más que gritos de horror” [Snow, 1977: 35].
   En fin, y como sostiene el entusiasta epígono de Snow Arcadi ESPADA [2012: 24]:
“la capacidad para tener una visión omnicomprensiva del conocimiento, eso es lo que falta [al alumnado español contemporáneo]. No importa que esa visión sea elemental, es decir, que corresponda a su edad. Como en las lenguas propiamente dichas, también aquí lo importante es la sintaxis: el vocabulario es una pura cuestión de tiempo” [Espada, 2012: 24].

     CAMPO DE FUERZAS: BROCH vs. INTELECTUALES ESTRUCTURALISTOS
      “¡Qué misterio el de esos astros que ruedan en el espacio Khayyam:
aférrate con fuerza a la cuerda de la sabiduría.
¡Cuidado con el vértigo que, a tu alrededor,
Derriba a tus compañeros!”
        Omar Khayyam, Rubáiyátas
     
      “Sólo hay tres formas fundamentales de conocimiento: el científico, el artístico y el revelado. Todo conocimiento real es la superposición de las tres formas.”
                  Jorge Wagensberg

      “La Matemática, cuando  se la comprende bien, posee no solamente la verdad sino también la suprema belleza.”
                  Bertrand Russell

     “(…) poesía, la más extraña de todas las actividades humanas, la única que sirve para el conocimiento de la muerte.”
                     Hermann Broch, La muerte de Virgilio, p. 79

   “Mairena.— Sí, lo comprendo. Pero usted, ¿no cree en una posible lírica intelectual?
   Meneses.— Me parece tan absurda como una geometría sentimental o un álgebra emotiva. (…)
    Mairena.— ¿Qué hacer, Meneses?
   Meneses.— Esperar a los nuevos valores. Entretanto, como pasatiempo, simple juguete, yo pongo en marcha mi aristón poético o máquina de trovar. Mi modesto aparato no pretende sustituir ni suplantar al poeta (…), sino registrar de una manera objetiva el estado emotivo, sentimental, de un grupo humano, más o menos nutrido, como un termómetro registra la temperatura o un barómetro la presión atmosférica.”
                          Antonio Machado, De un cancionero apócrifo

      “Era en verdad una escena insólita, irreal, como la cita de un verso eglógico en el balance anual de una compañía de seguros.”
                      Julio Ramón Ribeyro, Los cautivos

      “Lo cierto es que Kant creía en la ciencia físicomatemática como, casi seguramente, San Anselmo creía en Dios. No es menos cierto que cabe dudar de lo uno y de lo otro.”
                                Antonio Machado, de los apuntes inéditos de Juan de Mairena

   Entre el rechazo de las ciencias de un romántico como John Keats, «hasta el punto de maldecir a Newton por destruir “la belleza del arco iris convirtiéndolo en un prisma”», y el desprecio de las letras—“La literatura no sirve de nada. La ciencia lo es todo”— del naturalista August Strindberg —LAFARQUE [2012: 12 y 9], la incapacidad humanística para ponerse al día no ha excluido, sin embargo, con notables excepciones de síntesis como el arte combinatoria de Cien mil millones de poemas (1961) del gran matemático aficionado Raymond Queneau —“que no, que no, te quiero, pero es no”—y su OuLiPo (Taller de Literatura Potencial) o ensayos reintegradores como Los elixires de la ciencia. Miradas de soslayo en poesía y prosa (2002) del alemán  Hans Magnus Enzensberger —y ése sí que sí—,  algunas tentativas, digo, tan ingentes como fallidas, de acceder al conocimiento desde la literatura, en la primera mitad del siglo pasado, como lo fue la praxis del austriaco Hermann BROCH, difundida por su epígono checo Milan Kundera, si bien en el caso concreto de aquél demasiado escorado hacia la revelación, o como, entre nosotros, es el caso de la poesía —¿pura?— intelectual de Juan Ramón  Jiménez, camino de su etapa suficiente —o verdadera—, y de su epígono el tan polivalente José Ángel Valente y las poéticas del conocimiento —y /o de la metapoesía— y del silencio.
   O bien, ya en la 2ª mitad del mismo —y más allá de aquella mística del conocimiento del Cántico cósmico del teólogo y poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, o del influjo de la física teórica  en la “explosión de los antipoemas [del físico chileno Nicanor Parra] que son los artefactos” —“el método de la física moderna, el método cuántico, que no concibe la realidad como continua sino discontinua” [2006: 1039]— y/o de la mirada técnica aplicada sobre las emociones del Cálculo de estructuras del arquitecto y poeta Joan Margarit—, el apropiacionismo pseudo-interdisciplinar por parte de intelectuales posestructuralistas —y posestructuralistos, claro está— de las terminologías científicas para las  humanidades en una orgía de equivalencias metafóricas que —más allá de “la metáfora epistemológica” con que Umberto Eco lo denominara tales equivalencias en Los límites de la interpretación— Alan SOKAL y Jean BRICMONT han denunciado en sus Imposturas intelectuales, algo que el propio Snow ya había detectado entre los suyos:
“De cuando en cuando solía uno encontrar poetas que usaban deliberadamente expresiones científicas, y que las usaban mal”  [Snow, 1977: 26]. 
                                  
                                       luis
                                                             Fotografía: construcción de la cúpula metálica, de 100 m. de diámetro, del Pabellón Fernando Buesa, en Vitoria. Proyecto y dirección del estudio Buxadé & Margarit. Construida en 1975 la primera fase y en 1998 la segunda (en Cálculo de estructuras, de Joan Margarit, Visor, 2005).

 

    MALLEUS POETARUM: POST-ITPOSTPOESÍA DE FERNÁNDEZ MALLO

       “(…) se había desvanecido cualquier esperanza de la inconmensurable novedad que hubiera debido surgir, la esperanza de una existencia filosófica y científica, alejada del arte y de la poesía, en la ciudad de Platón; (…) ¡oh, había desaparecido la esperanza en el milagro del conocimiento y en la salvación por el conocimiento!”
                 Hermann Broch, pp. 10-11

      “Se consideran artefactos pioneros postpoéticos, o poético-expandidos, textos de factura tan dispar como el artículo que Alan Sokal, físico teórico de la Universidad de Nueva York, publicó en 1996 en la prestigiosa Social Text, titulado “Transgrediendo fronteras: hacia una hermenéutica transformacional de la gravitación cuántica…”, con el que en un intento fallido de parodiar la filosofía posmoderna elaboró sin pretenderlo un perfecto poema postpoético, trabado con sinsentidos científicos promocionados a un nivel metafórico extremadamente conseguido.”
                      Agustín Fernández Mallo, Postpoesía, pp. 28-29
  
      “Hoy por hoy vamos arreglándonos con nuestra formación a medias, esforzándonos por entender mensajes, evidentemente de gran importancia, como si escucháramos una lengua extranjera de la que sólo supiésemos unas pocas palabras”.
                              C.P. Snow, Los dos culturas: un segundo enfoque, p. 108

      “En efecto, en todo proceso poético hay algo lógico y mecánico, de investigación supuestamente objetiva de la no menos supuesta realidad, y viceversa, en todo proceso de construcción científico hay algo de visión inexplicable, de poema, ese salto de varias casillas que sin saber por qué de vez en cuando alguien efectúa y deviene hallazgo.”
                              Agustín Fernández Mallo, Postpoesía, p. 119

      “No hay que olvidar que las historias de las ciencias (es decir,  el interés de los científicos por indagar en lo perdido de sus artes) son unas disciplinas florecientes pero recientes, que hasta hace poco han dejado recaer este papel en filólogos, amantes de lengua y cultura pero ignaros y desinteresados de la ciencia.”
                   Jesús Malia, “Prólogo” a Πoetas. Primera antología de poesía con matemáticas, pp. 27-28

      “El principio de relatividad y el principio de indeterminación, que son centrales de la Física de este siglo, a mí me llamaron mucho la atención desde el comienzo. Creo que sin esos principios yo no me hubiera atrevido a relativizar, ni tampoco a indeterminar. Relativizar, porque la ironía es un método de distanciamiento.”
                                 Nicanor Parra

      “La ciencia, como la poesía, inventa nuevos lenguajes cuando los que tienen no se adecuan a la novedad de lo descubierto.”
                   José Antonio Marina

      “Cada vez que intervenía [Fernández Mallo] no sabías por dónde iba a salir, pero sabías que iba a aportar un ángulo novedoso, aunque solo fuera por esa cultura científica que tanto impresiona a los plumíferos.”.  
                    José ángel Mañas, La literatura explicada a los asnos, p. 267

      “Ahora abordaremos
       los sistemas poéticos inestables
       en los que el tiempo se presenta de forma discontinua.
                                           [Es la situación
                                            de la poética cuántica].
                      Agustín Fernández Mallo, Antibiótico

   A pesar de haberse dado durante la edad contemporánea una sutil sutura entre las “dos culturas”, como sostiene Francisco GONZÁLEZ FERNÁNDEZ en Esperando a Gödel [2012] y ya que la condición humana late debajo de esa fractura entre ciencias y letras:
“La mayor parte de los científicos que he conocido bien abrigaban el sentimiento —no menos hondamente que los no científicos con quienes asimismo he tenido amistad— de que la condición personal de cada uno de nosotros es trágica. Individualmente estamos solos: (…) Cada uno de nosotros muere solo” [Snow, 1977: 16],
el siglo XXI nos ha traído, al menos en la literatura en castellano, una nueva vuelta de tuerca al discurso de las “armas [perdón, de las ciencias] y las letras” de la mano de un físico y escritor —más escritor que físico—, Agustín FERNÁNDEZ MALLO, quien en su Postpoesía Hacia un nuevo paradigma, aborda la puesta al día de la literatura española —y, muy en particular, de la “poesía ortodoxa”—, con “resonancias magnéticas”  de las vanguardias históricas —y, entre nosotros, del Creacionismo y la asepsia e-motiva de una re-deshumanización actualizada del arte, “con reparos”—, ya que “En el límite de la  poesía y de la ciencia, allí donde se juntan ambas para dar lugar al extrarradio, se alcanza el grado cero de la poesía clásica” [Fdz. Mallo, 2009: 97], desde la necesidad de no excluirse de la realidad del conocimiento científico de la sociedad postindustrial:
“el siguiente paso lógico a la línea de paralelismos que estableció Nicanor Parra cuando asimiló la poesía que va hasta el Siglo 19 a la física newtoniana y la poesía de las vanguardias a la física relativista y cuántica de principios del Siglo 20. La nueva “ciencia posmoderna”, y en general eso que hoy damos en llamar posmodernidad tardía, no tiene aún su legítimo correlato en la poesía escrita en castellano” [Fernández Mallo, 2009: 18],
integrándose en ella: “El concepto poesía+ciencia se hace aquí indisociable en sus partes porque deja de tenerlas [Fernández Mallo, 2009: 104], de modo y manera que
 “En el momento en que la poesía da el salto de extraer su materia prima del secreto oculto (enfermedad oculta) a extraerla del ámbito de la desocultación total a la que estamos sometidos a diario, en ese momento es en el que muta a postpoesía” [F. Mallo, 2009: 140].
                            LA CUADRATURA DEL CREPÚSCULO
                                                      O
                                 DEL COLLEGE AL COLLAGE
                                  
   “En las circunstancias de nuestro tiempo, o de cualquier tiempo que podamos prever, el hombre del Renacimiento ya no es posible. Pero podemos hacer algo. El medio principal del que disponemos es la enseñanza: enseñanza sobre todo en escuelas primarias y secundarias, pero también en colleges y universidades. No hay excusa admisible para dejar que otra generación sea tan tremendamente ignorante, o esté tan desprovista de comprensión y humanidad como nosotros.”
                                           C.P. Snow, Los dos culturas: un segundo enfoque, p. 73

      “El lector, al llegar a este punto, se habrá dado cuenta de sobra de que éste no es un tratado de química. Mis pretensiones no llegan a tanto, ma voix est faible, et même un peu profane. No es tampoco una autobiografía, sino dentro de los límites parciales  y simbólicos donde cabe considerar como autobiografía cualquier escrito, es más, cualquier obra humana. Pero historia, en cierto modo sí lo es.”
                                      Primo Levi, El sistema periódico, “Carbono”

      “Recordemos hoy a Gustavo Adolfo, el de las rimas pobres, la asonancia indefinida y los cuatro verbos por cada adjetivo definidor.”
                                      Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 240

      “A Bécquer le bastaba la intuición poética para devolvernos, rejuvenecidas, viejas creencias consideradas científicas y construir con ellas el sólido edificio de la poesía moderna española. Bueno es advertir que lo contrario también ocurre y que la intuición poética suele adelantarse a las revelaciones científicas” [pongamos que hablo de Machado].
                                       Eduardo Chirinos, “¿Adónde va la ciencia cuando se olvida?”, p. 228

     “un software es un ejecutor de instrucciones formales: el músico
       que interpreta la partitura es software,
       el poeta que confecciona endecasílabos es software
                                          Agustín Fernández Mallo, Antibiótico

   “Oh noche, la hora de la poesía. Pues poesía es espera que mira en la media luz,  poesía es abismo en presentimiento del crepúsculo”
                                            Hermann Broch, La muerte de Virgilio, p. 65

    “Bajo el palio de la luz querepuscular
                                            Jorge Sepúlveda, “Mirando al mar” (1948)

      “somos códigos de barras, este crepúsculo el láser
       que maneja un dios a pié [sic] de caja”
                                           Agustín Fernández Mallo, Antibiótico
          
     “Bécquer no era idiota ni Machado un ganapán”
                                             Gabinete Caligari, “Camino Soria”

      “Si te divides por tres salgo yo en el resto,
Soy un número impar, o primo tal vez:
Parte de ti.”
                                            Juan Pardo Vidal, “Soledad”

      “Esplendor Geométrico”
                                          Filippo Tommaso Marinetti 
   Así pues, más acá de la Reforma educativa y más allá de la praxis postpoética —o al revés—, y en la línea de ensayos conciliadores de ambas disciplinas como El reino del espacio infinito de Raymond TALLIS —que en Un viaje fantástico alrededor de la cabeza humana establece las conexiones correspondientes entre la fisiología y la psicología; o sea, el soporte biológico de la identidad cultural humana desde los cinco sentidos—, La cuadratura del crepúsculo aborda cuatro textos poéticos contemporáneos en español —pack 3+1—, mediante comentario a partir del punto de vista de su origen científico: las Fábulas de Samaniego, una rima de Bécquer, una soledad de A. Machado y un post.
Cuadrilátero de textos de la era contemporánea donde ambas helicoidales del genoma cultural europeo —Cristianismo (católico y/o protestante) y Paganismo greco-latino: sendos mimbres de Occidente—, trenzándose a lo largo de los períodos de la Historia de nuestra cultura —Medievo cristiano, Renacimiento clasicista, Barroco  cristiano y Neoclasicismo—acaban por confundirse en el yo romántico del irracionalismo poético individual subjetivo, dado por superado —post mortem— ya en la Postmodernidad.
   Una cuadratura del círculo vicioso de la poesía —y sus correspondientes tomas de tierra técnico-científicas de cada recreación irracionalista— con sendos bucles en 1780, del ilustrado Félix Mª Samaniego; 1971, del romántico tardío Gustavo Adolfo Bécquer; 1905, del modernista Antonio Machado; 2005, del post postmoderno virtual anónimo.       
  De este modo, y mediante sendos ensayos recreativos —a medio camino entre el análisis de texto y el juego literario—, se observa con “perspectiva oblicua” —Dibujo técnico— al burro en la noria del juego de dedicatorias de las Fábulas de Samaniego (1); la “homeostasis” —Biología— del yo lírico de Bécquer que, en la rima IV, ni ríe ni llora superando, con su máscara de póquer, la división clásica de los géneros dramáticos; la extinción del tiempo-espacio —Física—, expresión de la 2ª teoría de la Relatividad, en el atardecer de uno de más conocidos poemas de las Soledades de A. Machado; y, por último, y como si de una réplica al reproche de Snow se tratara —“hubo una época en que la palabra refracción proliferaba en verso con un sentido confuso y errátil, y en que el término luz polarizada se usaba como si los escritores se hiciesen  la ilusión de que era una clase especialmente admirable de luz” [Snow, 1959: 26]—, la refracción de los colores vs. ausencia de luz —Física— en un post de internet —“Querido amigo blanco” (2)— en prosa “versicular” —¡la cuadratura del versículo?— y/o verso prosaico —“tampoco al nacer tu rostro anuncia tu sexo: sólo/ los trucos del tiempo separan la prosa del verso” [Fernández Mallo, 2012: 51]—.

          COROLARIO
    “De colores es el arco iris que vemos lucir”
                             Anónimo, “De colores” (nana mejicana)

  O sea, ¿viaje, a través del tiempo, de un burro con mucha prosopopeya —a paso de burra—, que ni siente ni padece —ni ríe ni llora—,  y del espacio —con toma de tierra desde la Rioja alavesa, pasando por Sevilla, hasta el skyline del nuevo mundo on line:  de la línea de tierra la del horizonte—, camino del crepúsculo —al final de la noche, “de color negro”—, en la hora bruja —“y abanicos de colores parecen sus patas”—?

      “Con algo de suerte, sin embargo, podremos educar a una considerable proporción de nuestras mejores inteligencias a fin de que no sean ignorantes de la experiencia imaginativa, en las artes como en la ciencia, ni lo sean tampoco de los dones de la ciencia aplicada, del sufrimiento remediable de la mayoría de sus semejantes, ni de las responsabilidades que, una vez que se han visto, no pueden ser esquivadas.”
                     C.P. Snow, Los dos culturas: un segundo enfoque, p. 109

 

        NOTAS

  1. Ver Luis Arturo HERNÁNDEZ PÉREZ DE LANDAZÁBAL, “Fábula moral a Fabio (a propósito del perspectivismo en el juego de dedicatorias de Fábulas morales en verso castellano por Don Félix Mª de Samaniego)”, en Cálamo, nº 63 (enero-diciembre 2014), Madrid, FASPE, pp. 17-32.
  2. Ver Luis Arturo HERNÁNDEZ PÉREZ DE LANDAZÁBAL, “Sacarte los colores (comentario semántico de un post de internet en un cuaderno de colorear)”, en Cálamo, nº 62 (julio-diciembre 2013), Madrid, FASPE, pp. 27-33.

 

      BIBLIOGRAFÍA
BRIONES LLORENTE, Carlos [2012]: “Ciencia y poesía:s ed de metáforas”, Litoral 253 (Ciencia y Poesía Vasos comunicantes), Málaga, pp. 243-245.
BROCH, Hermann [1981]: La muerte de Virgilio, Madrid, Alianza.
ESPADA, Arcadi [2012]: “Ciencia de las letras”, El Mundo, 12 de mayo de 2012, p. 24
FERNÁNDEZ MALLO, Agustín [2012]: Antibiótico, Madrid, Visor.
FERNÁNDEZ MALLO, Agustín [2009]: Postpoesía Hacia un nuevo paradigma, Anagrama.                                                                     
GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Francisco [2012]: Esperando a Gödel. Literatura y matemáticas, Madrid, nivola.
LAFARQUE, Antonio [2012]: “Ciencia y poesía: la jaula y el pájaro”, Litoral 253 (Ciencia y Poesía Vasos comunicantes), Málaga, pp. 8-15.
MACHADO, Antonio [1972]: Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo 1936, Madrid, Castalia.
PARRA, Nicanor [2006]: Obras completas & algo † (1935-1972), Barcelona, Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores.
RIDRUEJO, Dionisio [2007]: Casi unas memorias, Barcelona, Península.
SNOW, C. P. [1977]: Las dos culturas y un segundo enfoque, Madrid, Alianza.
SOKAL, Alan y BRICMONT, Jean [1999]: Imposturas intelectuales, Barcelona, Paidós.
TALLIS, Raymond [2009]: El reino del espacio infinito. Un viaje fantástico alrededor de la cabeza humana, Barcelona, Península.
VV.AA [2011]: Πoetas. Primera antología de poesía con matemáticas, Jesús Malia ed., Madrid,  Amargord.

 

 

                                                         II
                 LA CARA ES MÁSCARA o NI SON RISAS NI LÁGRIMAS   

      “A mucha gente se le escapa una lagrimilla en esa escena; pero son lágrimas sin sal, lágrimas de alegría, pues saben ya que el final será feliz […]”
       Javier Villán, “La mítica flor de Edelweiss” (Sonrisas y lágrimas), El Mundo, 21/01/2012 [p. 71]

      PRÓLOGO
   El presente ensayo pone el foco sobre la penúltima estrofa de la rima IV de Bécquer —la impasibilidad gestual del yo lírico burgués ante la risa y el llanto—  como el punto de no retorno desde la dicotomía clásica de  tragedia y comedia de la Antigüedad, hacia su confusión —identificación de tragedia y farsa; o sea la superación de risa y llanto— en el esperpento de Valle-Inclán, mediante la representación gráfica de sus iconografías, y antes de precipitarse en el nihilismo totalitario deshumanizador característico del XX.
Y ello, con un amplio repertorio de cita previa —que incita, excita, concita y ¡recita!—.  
                  TelónBécquer
              
              […]
                Mientras se sienta que se ríe el alma,                 
            sin que los labios rían;
           mientras se llore, sin que el llanto acuda
           a nublar la pupila;
           mientras el corazón y la cabeza
          batallando prosigan,
          mientras haya esperanzas y recuerdos,
          ¡habrá poesía!
             […]   
                     Gustavo Adolfo Bécquer, Rimas, IV     

 

                                       Bécquer1865
                                        Gustavo Adolfo Bécquer en 1865
                                              (fotografía de A. Alonso Martínez,
                                                reproducida por editorial Akal.)

      “La poesía de Bécquer —sigue hablando Mairena a sus alumnos—, tan clara y transparente, donde todo parece escrito para ser entendido, tiene su encanto, sin embargo, al margen de la lógica. […] En su discurso rige un principio de contradicción propiamente dicho: sí, pero no; volverán, pero no volverán.”
                                                       Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 239-240

           EN/MASCARA/DOS

   “El hombre —dijo Hazlitt (citando a Aristóteles) — es el único animal que ríe y llora, pues es el único que descubre la diferencia entre lo que las cosas son y lo que debieran ser.”
                        Raymond Tallis, El reino del espacio infinito

   “La risa es una automática intoxicación de CO2 (asfixia de los tejidos); El llanto es una inhalación automática de O2.”
                        Sandor Ferenczi, Textos póstumos (“La risa”)

     “La vida es una combinación de química y estupor.”
                       Emil Michel Cioran

      “Mi esquema sería así, genealógicamente hablando: lo primero que hacemos al nacer es llorar. Al ay sucedería el ah del arte y de la poesía; al ah sucedería el ja-ja de la risa (cuando consideramos, al fin, las vanidades de la vida), y llegaría por fin el ajá del hallazgo y la euforia de la verdad.”
                         Alfonso Sastre, Ensayo general sobre lo cómico, p. 146

      “Dionysos se presenta con una máscara puesta o en la mano. Es el dios enmascarado. Era lo único que nos faltaba para contemplar la realidad teatral. […] Los que ejecutaban el culto de Dionysos se enmascaraban.”
                          José Ortega y Gasset, “Máscaras”, pp. 123-124.

      “De la sonrisa de ese Dioniso surgieron los dioses olímpicos, de sus lágrimas, los seres humanos.”
                         Friedrich Nietzsche, El nacimiento de la tragedia, p. 97

      “pues
      privilegio de los dioses y de los hombres es la risa,
      su origen primigenio es el dios que se ha reconocido a sí mismo […]
      oh, la risa nace del saber acerca dela no-divinidad de los dioses,
de ese saber común al dios y al hombre”
                         Hermann Broch, La muerte de Virgilio, pp. 125-126
   
      —“Los problemas que son hoy un misterio, pueden dejar de ser misterio. Recuerde usted la
 aventura de fray Luis de León. En una de las odas a Felipe Ruiz, el poeta ansía salir de la prisión terrenal y volar al cielo. Entonces podrá esclarecer muchos impenetrables misterios. […] ¿Y es que no sabemos hoy el porqué de todos esos fenómenos que fray Luis de León ansiaba esclarecer?”
            Azorín, El escritor, pp. 46-47

       “fantástica ilusión calibrar el abismo acuático,
         o el vaciado de aire que un pájaro deja tras de sí”
                       Agustín Fernández Mallo, Antibiótico

máscara1

   En esa gradación de las ciencias físicas —fenómenos meteorológicos, y misterios del conocimiento— a las ciencias humanas —emociones contradictorias vs. el amor— que constituye la rima IV (39, en el Libro de los gorriones ) de Gustavo Adolfo Bécquer, el poeta centra uno de los motivos de la provisional necesidad de la poesía —¿en la misma línea del Nietzsche de El nacimiento de la tragedia que veía en el sentimiento trágico la continuación del conocimiento socrático por otros medios ?— en ese oxímoron del reír sin abrir los labios y del llanto sin lágrimas, como uno de los enigmas del ser humano.
   Esta referencia a la risa y el llanto —“La risa y el llanto son como las dos dimensiones del sistema de los sentimientos humanos, que asociamos a la alegría y la tristeza: a la comedia y la tragedia” — representa una vuelta de tuerca de los estereotipos clásicos en forma de máscaras de lo cómico y lo trágico  —“Forzamos las muecas típicas de las máscaras de la tragedia y la comedia, estirando las comisuras hacia abajo o hacia arriba respectivamente” —, sobre los que ensaya por cierto su ópera prima Nietzsche por esas fechas —entre 1970 y 1971, fecha en que verá la luz El nacimiento —, desde el romanticismo (tardío) —tan denostado por dicho filólogo alemán —, donde el sevillano —muerto a finales de 1870, sin ver publicada su obra al año siguiente— retuerce la risa cómica hasta convertirla en máscara de risa ahogada y la lágrima trágica en llanto seco, que invierte el efecto fisiológico de ambos fenómenos, oxigenando el aparato respiratorio mediante la hiperventilación nasal de la risa sofocada
y asfixiando el globo ocular privándolo de la secreción, al contrario del efecto habitual —víd. exergo del psicoanalista Ferenczi sobre fisiología de ambas manifestaciones—.
Risa —“del alma” —, revitalizadora, y llanto —que no “acuda/ a nublar la pupila” — agonizante, en un apolíneo trueque de roles que diseca y paraliza, homogeneizándolos,  los géneros nacidos del org(i)asmo  dionisíaco en la Antigüedad o y cuyo sepulcro blanqueado será, en la literatura española,  la mueca grotesca que confunde  la risa y el llanto en la de/función de Max Estrella en el esperpento Luces de bohemia de Valle.
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         TESIS: PERSONAS DE UN DRAMA IN/GENTE: GUSTAVO (Y/O) ADOLFO BÉCQUER

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           “Sociólogos como Erving Goffman consideran que consagramos la totalidad de nuestra vida a crear y mantener una máscara, a gestionar la presentación del yo a otros yoes.”
                                Raymond Tallis, El reino del espacio infinito, p. 254

      “Vemos lo que es digno de lágrimas  con los ojos secos  y, de ese modo, experimentamos con claridad los acontecimientos que en la vida real sufrimos  con la conciencia nublada y la mirada empañada.”
                                     Raymond Tallis, El reino del espacio infinito, p. 68

      “Cada parpadeo extrae una pequeña cantidad de líquido de las glándulas lagrimales próximas a los párpados: cada gotita de noche trae su chaparrón de lluvia. Cuando el ojo sufre una lesión o en él se aloja un cuerpo extraño, el chaparrón se convierte en un diluvio (…) [Raymond Tallis, El reino del espacio infinito, p. 61]. “ROY BATTY. —Yo he visto cosas que vosotros no creerías: (…) Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia”[Blade Runner, Ridley Scott] (Exergo intertextual.)

        “No hubo más que un sollozo y una carcajada, uno venía del alma, y la otra del cuerpo.”
                               Alfred de Musset, Confesiones de un hijo del siglo

        “[…] es propio de la misma persona el saber hacer comedias y tragedias.”
                                Platón, Banquete

  Así pues, tanto la risa como el llanto, metonimias respectivas de la comedia de Talía —propia de individuos humildes o semihombres que imitan la apariencia absurda de la naturaleza, de origen fálico y obsceno de los sátiros barbudos en los primeros grandes comediógrafos griegos y/o se(nti)mental, con el tiempo— y la tragedia de Melpómene  —reservada a los nobles, o semidioses  sublimes, que retorna a la desindividuación en el espanto del “Uno primordial” de la Naturaleza en los cultos dionisíacos, con el canto del macho cabrío ebrio a zancadas sobre el coturno de turno y los bufidos de los bueyes bu-fones —responden a una intervención del yo lírico —“El animal que llora [y el que ríe] se convence para llorar [y reír] —,  sobre su fisiología, por razones sociales cuyo común denominador es la hipocresía del actor —hypocrités  en griego —, ya sea en su condición  de tragodós o komodos, protagonistés ambos disfrazados bajo la máscara —que “sólo debía cubrir la cara” — o prósopon, que esconde con la prosopopeya del oncos —afectación trágica o cómica—  a la persona del actor de los cultos de Dioniso.

     ANTÍTESIS: DRA©MA ÍNTIMO DEL YO o DESAHOGO DEL LLANTO VS. RISOTERAPIA           
         carita1
              (Mark Haddon, El curioso incidente del perro a medianoche, Salamandra, 2005, p. 11)

           carita2
           (Mark Haddon, El curioso incidente del perro a medianoche, Salamndra, 2005, p. 11)
             
     “¿Y qué significado tiene entonces, hecha la pregunta fisiológicamente, aquella demencia de que surgió tanto el arte trágico como el cómico, la demencia dionisíaca?”
                     Friedrich Nietzsche, El nacimiento de la tragedia, p. 30

      “el punto triple en el que sólido, líquido y gas se dan cita”
                      Agustín Fernández Mallo, Antibiótico

   “Y todos estamos familiarizados con el excéntrico que se ríe principalmente para sus adentros. Su risa no es un modo de comunicarse, una reacción compartida a algo que se ha torcido en el mundo y que él afronta solidarizándose con sus semejantes.”
                    Raymond Tallis, El reino del espacio infinito

      “Podemos imaginar que si Aristóteles hubiera escrito lo que prometió sobre la comedia, hubiera dado cuenta de esto: de la existencia de una catarsis propia de la comicidad.”
                    Alfonso Sastre, Ensayo general sobre lo cómico, p. 265

      “Hay toda clase de explicaciones de por qué el hombre es el único animal que llora. La más plausible es que los seres humanos somos singularmente inmaduros. […] El antropólogo Ashley Montagu ha afirmado que llorar —y reír— es el rasgo infantil más prominente que conservamos durante toda la vida.”
                    Raymond Tallis, El reino del espacio infinito

         “A pesar de una fuerza de voluntad verdaderamente atlética, de la ironía que le inspiraban los desbordamientos de emoción excesiva y de su desprecio por las debilidades lloriqueantes, Van se sabía expuesto a irreprimibles accesos lacrimatorios (que a veces alcanzaban un grado casi epiléptico, con bruscos mugidos que le sacudían el cuerpo e inagotables olas que impedían que el aire penetrase en sus narices) desde el momento en que su ruptura con Ada le hubo revelado agonías que su amor propio y su egocentrismo nunca le habían permitido prever en su pasado de hedonista.”
                  Vladimir Nabokov, Ada o el ardor, p. 322

      «LLORAR. Propensión particular del sujeto amoroso a llorar: modo de aparición y función de las lágrimas en ese sujeto.

  1. La menor emoción amorosa, de felicidad o de pena, hace que a Werther le broten las lágrimas.

[…] ¿Desde cuándo los hombres (y no las mujeres) ya no lloran? ¿Por qué la “sensibilidad” en cierto momento se ha vuelto “sensiblería”?
[…] En las lágrimas mismas de enamorado nuestra sociedad reprime su propio inactual, haciendo así del enamorado que llora un objeto perdido cuya represión es necesaria para su “salud.”»
         Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso, pp. 174-5.

      “Me dijo:
      —Pero ¿usted se figura que nosotros los médicos podemos asegurar qué es una gota?
      — ¿No habrá una medida exacta, clara, indiscutible, para esa gota de ácido nítrico puro?
      —Una lágrima— me contestó.”
                     Juan Ramón Jiménez

      “además de alimentos en energía
       metabolizamos palabras en vacío, el residuo
       es el poema”
                    Agustín Fernández Mallo, Antibiótico

   Más allá del sentido que se haya querido dar a la risa desde distintas interpretaciones —sea la provocada por la automatización  de la vida  (Bergson) , la “liberación de la psique humana” (Freud) o, aun a riesgo de incurrir en la  transferenczia, “el fracaso de la represión” (según Ferenczi) , “el instrumento temible” marxista o la teoría de la biserialidad confluyente —la risa tomada en serio y en serie— de Kostler, o incluso la risoterapia de Germán Payo, sin ir más lejos, para quien “la risa nos hace más fuertes y resistentes a las enfermedades” , por citar sólo algunas—, en la risa siempre está en juego el yo social como riente —y/o reído—.
   En efecto, y dado el carácter social —“La forma de reírnos influye en la impresión que los demás se hacen de la clase de persona que somos” —del “jadeo normativo” con que Tallis describe la risa —“la contracción de las comisuras de los labios que aparece, por vez primera, en el niño de pecho cuando satisfecho y harto abandona el seno materno y se que da dormido (Freud)” — , la risa interior —“se ríe el alma”— “señala la distancia entre él y el mundo de los demás: ellos son como las cosas son; dentro de él es como las cosas deberían ser” —“No compartir las risas es negarse a participar”   y, así, “Tradicionalmente, los locos sonríen, como ríen, más para sí que para los demás” —, pues lo “cómico romántico” —en opinión de Jean Paul (o sea, Johannes Paul Richter)— se basaría en “la risa filosófica, mezclada con dolor, porque proviene de la comparación del pequeño mundo finito con la idea infinita; risa llena de tolerancia y de simpatía” — ;  y, de igual modo,  el llanto emocional, que más allá de su funcionalidad —“las lágrimas impiden que el ojo se seque y el roce lo deje ciego. Aparte de sal y agua, contienen lubricantes como la mucina y grasas y agentes antibacterianos como las lisozimas y la inmunoglobulina. Su función reside en mantener los ojos húmedos, sin arenillas ni infecciones” — y de su efecto —“las glándulas lacrimales  se contraen para aumentar para aumentar su secreción, en una suerte de eyaculación ocular” y “tienen un  mayor contenido en manganeso y proteínas  que las suscitadas por el dolor  en cualquier parte del organismo o por irritantes químicos”, se caracteriza igualmente por su socialización —“son lágrimas que queremos  compartir” —, y por ello el llanto  interior  —“mientras se llore, sin que el llanto acuda”—,  es asocial — “De hecho, nos preocupamos por la persona que sufre y no llora” — y elitista —“Las modalidades superiores de llanto son las que no hacen ruido: no reclaman la ayuda o ni tan siquiera la atención de otros. Prefieren la soledad” —.
[Obsérvese  en la serie gráfica de emoticonos decimonónicos la evolución de lo cómico (Joy) y/o lo trágico (Melancholy) hacia la neutralidad a que aludíamos (Indifference).]

File:Emoticons Puck 1881.png

Emoticons printed in 1881 in the U.S. magazine Puck.

 

    
NEUTRAL CORNER, LA CARA ES MÁSCARA o CARA DE PÓQUER —O DE BÉCQUER—

                             caretaaneutra
                                “Caretas y máscaras neutras” (Fernando Bercebal,
                              Taller de Teatro, Ciudad Real, 2000, Ñaque, p. 60.)

 

      “Como señala Piroska Nagy, « (...) Si la exhortación a llorar participa de la renuncia a la carne en el cristianismo de la Antigüedad tardía, es ante todo porque los llantos se inscriben en la economía de los líquidos del cuerpo que el asceta debe dominar. Beber poco reduce la cantidad de líquidos presentes en el cuerpo, y en consecuencia la incitación al pecado; del mismo modo, llorar evacua estos líquidos y evita de este modo su uso pecaminoso por parte del cuerpo en la sexualidad».”
                         Jacques Le Goff, Una historia del cuerpo en la Edad Media,  pp. 61-62                                                      

     “Pude ver que no había llorado, que ya estaba más tranquilo o, al menos, que su cara ya había construido una máscara para ocultar la tristeza y enfrentarse a la realidad.”
                        Darío Jaramillo Agudelo, La voz interior, p. 140.

        “El llanto y la tristeza son estéticamente fraudes. El gesto de la belleza no pasa nunca de la melancolía o la sonrisa. Y mejor aún si no llega.”
                        José Ortega y Gasset, La deshumanización del arte, p. 31
   
“(…) y no es que Chua hubiera dejado de llorar, las mujeres habían aprendido con la dura experiencia a tragar sus lágrimas, por eso decimos, tan pronto lloran como ríen, y no es verdad, que en general están llorando por dentro.  (…) Chua, entonces, ya no lloraba, pero sus ojos nunca más volverán a estar secos, que ése es el llanto que no tiene remedio, aquel fuego continuo que quema las lágrimas antes de que ellas puedan brotar y rodar por las mejillas.”
“(…) En medio de la multitud, con ella confundidos, andaban medio perdidos los discípulos, y también las mujeres que con ellos habían venido, éstas se conocían de inmediato por las lágrimas, sólo una de ellas no lloraba, era María de Magdala, porque el llanto se le estaba quemando dentro.” 
                         José Saramago, El Evangelio según Jesucristo, pp. 113 y 338

     “Brindamos por V. con cerveza, levantamos nuestros vasos, y sonreímos todos como si lloráramos sin lágrimas.” “En la expresión de G. hay una desesperación brutal, como si no se resignara al dolor y llorare no hacia fuera, sino abrasándose las entrañas por dentro.”
Andrés Trapiello, Las nubes por dentro, pp. 210 y 308
  
   “[Julián de Casal] Poeta modernista cubano. Murió, según dicen, en una sobremesa, en casa de unos amigos, cuando alguien contó un chiste y un ataque de risa le provocó la rotura de un aneurisma.”
                        Rafael Reig, en Manual de Literatura para caníbales, p. 117, n. 6.
  
      “Y entonces lloro de un modo impasible, con lágrimas que resbalan hacia dentro y desembocan en ese lago artificial que se forma en la conciencia con todas las lágrimas  que no hemos sido capaces de derramar a lo largo de nuestra vida.”
   “Y, de pronto, sentí ganas de llorar, y le dije al llanto que manara, que tenía mi permiso, pero el llanto, como casi siempre, se me quedó por dentro, encharcado, (…)”       
                         Felipe Benítez Reyes, Mercado de espejismos, pp. 86 y 323.

     “[JORGE DE BURGOS] — […] en sus parábolas [las de Nuestro Señor] nada hay que mueva a risa o que provoque miedo.”
                        Umberto Eco, El nombre de la risa, p. 103

      “supongamos que abres la maleta y un rostro dice,
       su careta gracias
                         Agustín Fernández Mallo, Antibiótico

   Con la correspondiente personificación —o prosopopeya— del prósopon o máscara de lino —“se ríe el alma,/ sin que los labios rían” y “sin que el llanto acuda”: “mientras el corazón y la cabeza”/ batallando prosigan—, la voz del actor solitario enmascarado, del yo trágico y cómico —dramatis personae  de ese “drama in gente” que es la lírica, en palabras de Pessoa (‘persona’, en portugués)— “genera una impresión de ausencia y distanciamiento a quien la lleva” —“se denominan  máscaras neutras, pues no expresan ningún sentimiento ni sensación y pueden utilizarse  para obligar al cuerpo a que se exprese o simplemente para anular la expresividad de la cara” —  y que se compadece bien con —de— la misantropía del autor ventrílocuo en sendos roles —en la pequeña dionisia ciudadana o micro-festival teatral de bululú y espectador único —, y reacciones ambas propias de la subjetividad intimista, introvertida, que embalsamará bajo siete llaves el sepulcro de la objetividad extravertida de  los canonizados clásicos.
    Y al mismo tiempo contribuye, merced a la exhalación del CO2 en la risa muda y a la retención del manganeso (Mn) y las proteínas del llanto seco a mantener la homeostasis —‘fenómeno, fundamental para la viabilidad del organismo, mediante el cual el medio interno se mantiene constante” —, sano, apolíneo y equilibrado —“por mucho reír nos atragantamos : morirse de risa (y mucho más aún si tuviera afección pulmonar como Bécquer o fuera asmático crónico ); y “Porque con la risa vomitamos al lenguaje, porque es análoga a cualquier Excreción (Ferenczi: Analogía entre la risa y el vómito)”, contraria a “la Apropiación (la clase dominante, a todos los niveles, político, ideológico y artístico)” : ¿llorar de alegría?—, que le permita oxigenarse con la inspiración  —poética— y aguardar la expiración, víctima de una míasma —que no sería la legendaria y romántica  tuberculosis, en opinión de Rosa Moreno Durán , sino una “gravísima infección” de Gustabú Adolfo posando con oncológica afectación como fumador empedernido—  de efectos mortales que habrá de ser purificada mediante la catarsis en la tragodía —¿y/o la comedia?— griega , sin resultar ni pesimista, ni menos aún  lacrimógeno —suspirillos y lagrimitas—, en un entorno  positivista como el del realismo decimonónico, ni convertir su obra en un deplorable tratado de dacriología.

 

 

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    Beto Hernández, Palomar 1 (Historias de “sopa de gran pena”), Barcelona, La Cúpula, pp. 29 y 41.    

 

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       SON RISAS Y LÁGRIMAS o RIMAS DE BÉCQUER, EL MUSICAL

        “Disfruto la música como producto terminado, como obra de arte, como esa refinada conjunción
 de emoción y pensamiento que no es —no puede ser— ni pensamiento ni emoción, fluido distinto al hidrógeno de la idea y al oxígeno del sentimiento.”
                                         Darío Jaramillo Agudelo, La voz interior, p. 366.

      “De igual modo que la comedia a menudo se basa en la invasión de la mente por parte de la materia (…), los juegos de palabras, como las rimas, permiten que los sonidos materiales de las palabras afecten al terreno del significado.”     
                                                    Raymond Tallis, El reino del espacio infinito, p. 96

        “[Nicanor] Parra ha formulado una ingeniosa teoría al respecto [del uso del endecasílabo]: si el octosílabo de la poesía popular nació de los ritmos del habla popular del medievo /y pervive sólo en la periferia del mundo contemporáneo), el endecasílabo representa el grupo fónico que correspondería al habla más sofisticada de la burguesía moderna.”
                                                    Niall Binns, “Introducción” a Obras completas de Nicanor Parra, p. LII
 
                                                      ¡Ay, Dionisio,
                                                     mucho visio
                                                       Joaquín Sabina, “Con un par”, Mentiras piadosas
  
   Y para no ignorar  las reminiscencias de la antigüedad griega en el crepúsculo de los dioses —o de Dionisos— que perviven en el romanticismo —“Ya Aristóteles, en su Poética, 1426ª, 14, afirma que es precisamente la musa Erato la que hace a la tragedia superior al género de la épica” —, y lejos de nuestra intención en esta translación de géneros analizar una rima de Bécquer como tragicomedia burguesa, bastará considerar el ritmo musical de la presente  silva-romance —endecasílabos y heptasílabos con rima asonante—, compartimentada en estancias —¿episodios (y no sólo por la presencia de sodio en lágrima) o estásimos o intervenciones del coro? — que combinan una composición culta como la silva —o el arte mayor del endecasílabo— con la rima popular del romance —y el arte menor del heptasílabo—, con la “pupila” haciéndole eco a “rían” —“Las sonrisas radiantes aluden más a la luz de la mirada que a la acción de los labios” — y en asonanciai-a, en este caso—  con “prosigan” —conflicto entre emoción dionisíaca y razón apolínea que la somete— y, finalmente, “poesía” —poiesis en consonancia con y abrazada  a “rían”,  su germen inicial, “suponiendo que el habla surgió de la risa”, como sostiene Robert Provine —.
   Y ello sobre una base rítmica de intensidad yámbica, con acentuación en sílabas pares independientemente de su medida— 6ª en los heptasílabos y 10ª en endecasílabos— que traduce a ritmo castellano la cantidad de los diálogos recitados del corifeo   —o jefe del coro— lírico —que varios siglos antes de Bécquer ha trocado la apolínea lira por la cítara (o guitarra española)— en el trágico teatro dionisíaco y rubricada por el estribillo —valga decir epodo— hexasílabo y, por consiguiente, de intensidad trocaica —acento en sílaba impar— propio de los coreutas —“y que corresponde a entradas y salidas del coro” —, tragándose sonrisas y lágrimas púdica y pudorosa/mente para no resultar ob-sceno  —aquello que “tampoco se representa a la vista de los espectadores” —.

 

        EL MUECAS Y DIONISOS o DE LAS MUSAS EN ACCIÓN AL MOVIMIENTO DE LAS MASAS. SÍNTESIS: LA TRAGEDIA GROTESCA.
       Nietzsche4-75
       (Maximilien Le Roy-Michel Onfray, Nietzsche, Madrid, sextopiso, 2012, p. 75.)

      “—Antes —añadía Mairena— que intentemos la comedia no euclidiana de n dimensiones —digamos esto para captarnos la expectante simpatía de los novedosos— hemos de restablecer y perfeccionar la comedia cúbica con su bien acusada tercera dimensión, que había desaparecido de nuestra escena. Y reparad, amigos, en que el teatro moderno, que vosotros llamáis realista, y que yo llamaría también docente y psicologista, es el que más ha aspirado a la profundidad, no obstante su continua y progresiva planificación. En esto, como en todo, nuestro tiempo es fecundo en contradicciones.”
                             Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 123

      MAX.—La tragedia nuestra no es tragedia.
      DON LATINO. — ¡Pues algo será!
      MAX. —El Esperpento.                                                 
                               Ramón Mª del Valle-Inclan, Luces de bohemia

         “[…] pues los esperpentos sí van contra el corazón no de la heroificación sino del ´héroe mismo, que en tales tratamientos, desaparece, y en su lugar hay el horror, la risa del sarcasmo y, en definitiva, la nada: una terrible soledad cósmica rodeada de muerte por todas las partes, y cegado definitivamente el camino de toda esperanza. Es el Infierno.”
                              Alfonso Sastre, Ensayo general sobre lo cómico, pp. 91-92

       “[…] los gestos del moribundo que nos es dado observar no son la muerte misma; antes al contrario, son todavía gestos vitales.”
                             Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 262

  [En Elementargeist (‘Espíritu elemental’) de E.T.A. Hoffmann] era muy extraño ver el rostro del mayor, cuando reía tenía un aspecto lloroso; pero ello sucedió muy raras veces; en cambio, cuando lo dominaba la furia de la ira más violenta, era como si se riera; […]”
                              Wolfgang Kayser, Lo grotesco su configuración en pintura y literatura, p. 68, n. 13.

      “Nuestro dios: la Risa. […]la risa nace del dolor ajeno (y la Risa, del propio) […] dios pleno y por ello despedazado […],  Dyonisos, llamado por la Risa troceado. […] La ironía es también, resentida o dolorosa, trágica (en su pariente extremo: el sarcasmo), mientras que el Humor está más allá de lo Trágico y lo cómico, como la Celestina, entre ambos: […] para el cual no hay tristeza ni felicidad, sino una Pasión única que lo mismo ríe que llora: o que reúne ambos signos en uno solo […]
                               Leopoldo Mª Panero “Prólogo” a Matemática demente de Lewis Carroll

      “La risa asnal es clara revelación de una comicidad absurda, en vísperas de desaparecer. Porque, bien mirado, o, mejor, bien oído, nada hay más triste, y hasta, en cierto sentido, más apocalíptico que el rebuzno.”
                             Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 227

      “La muerte es horrorosa, pero también lo es la vida. Todo hacía muecas.”
                              Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano

     “Porque lo esencial carnavalesco no es ponerse careta, sino quitarse la cara.”
                              Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 115

     «[…] la novela habría sido la “síntesis de la tragedia y de la comedia”»
                            Alfonso Sastre, Ensayo general sobre lo cómico (recitando a Ortega y Gasset), p. 217

            La lágrima riente.
       Gabinete de humorismo.

                                            Hermann Hesse, El lobo estepario, p. 216.

         “(…) deshojándome iba recuerdo y delirio, flor policroma
                  donde ella riente se mira llorar y reír cuando llora, (…)”  
                              Agustín García Calvo, Relato de amor (endecha), p. 119.

         “Era un lugar de referencia cuyos muros capeaban la lluvia de llantos y la tormenta de risas.”
                              Will Eisner, El edificio, p. 145

         “La carcajada es, por tanto, el resultado de la extenuación que provoca el llanto.”
                               Rafael Azcona 

         “La risa no es más que una lágrima dada la vuelta.”
                               Bruno Galindo

        “todos los poemas que puede concebir una persona en cualquier idioma son el mismo poema, presentan idéntico carácter cómico y dramático en términos plásticos: una curva que desciende.
                               Agustín Fernández Mallo, Antibiótico

       “Je ne pleure pas, madame, mais je meurs. [‘No lloro, señora, sino que muero.’]   
                              Pierre Racine, Fedro  

      “En el mismo vértice de la lágrima,
                       última dioptría de verdad densa y el tiempo
                       que deja atrás,
        no hay nada.”
                              Agustín Fernández Mallo, Antibiótico

   Archiconocida es la definición del esperpento puesta en boca de Max Estrella  en la ESCENA DUODÉCIMA de Luces de bohemia como una deformación grotesca de las “normas clásicas” —“Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada deformada”—, por lo que no abundaremos en ella. Sin embargo, bajo ese puente que desde la “crisis de la conciencia burguesa” del siglo XX Valle-Inclán tiende hacia la arruinada antigüedad clásica, hay un ojo —del puente— , un ojo soluble  —“sin que el llanto acuda/ a nublar la pupila”, cual nube seccionando la luna del cristalino a la manera de una  cuchilla de afeitar el glóbulo ocular— que desde el hieratismo neutro, impasible e im[des]personalizador de la risa helada y la llantina congelada, gelotófobo con mal de Parkinson uno y/o del “síndrome de ojo seco el otro, pareciera dirigir una mirada prospectiva, por el rabillo del ojo, a esa deformación del prósopon, a su degradación material —lino y engrudo— en careta de carnaval, mueca grotesca de “los labios” que conlleva para Max “la superación de la risa y el llanto”.
   Pues, inmediatamente después de sentenciar que “La tragedia nuestra no es tragedia”, Max adopta la prosopopeya trágica —“DON LATINO. —No tuerzas la boca, Max”—,
que su colega rebaja a caricatura patética y ridícula, valdrá decir comicidad trágica — “DON LATINO. —Deja esa farsa”—, a pesar de lo cual se masca la tragedia —“DON LATINO. —Me estás asustando. Debías dejar esa broma”—. ; y, de nuevo el oncos trágico en forma de e-motivo recurrente —“DON LATINO. —No tuerzas la boca”—
y su contrapunto cómico ——“DON LATINO. —¡Te traes una guasa!”— ; y tres —“DON LATINO. — ¡Deja esa mueca!—, y la progresiva con/fusión de lo trágico—“MAX. —Estoy muerto”— y lo cómico —“DON LATINO. —Max, si todo cuanto dices no fuese una broma (…)”; “Si continúas con esa broma macabra, te abandono”—.
   Y la acotación al rigor mortis, como el guiño de un muñeco de guiñol, con secreción ocular : “El ojo legañoso [del perro golfo que corre en zigzag] —semoviente con una máscara de aspecto zoomórfico de las que se empleaban en  la comedia griega —, como un poeta —romántico ¿tardío?—, levantado al azul de la última estrella”.       
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      ÉXODO DE UNA TRAGICOM.COM  o SIN/TESIS: CARETAS, CARETOS Y CAROTAS o BREVE HISTORIA DE UN E-MOTICÓN SATIRICÓN CABRÓN

      “Nuestro Teatro actual no está a la page de nuestra sensibilidad y es la ruina del Teatro.”
                             José Ortega y Gasset, Idea del Teatro (una abreviatura), p. 95

     “Nosotros hemos de procurar solamente verlos [a los dioses] desnudos y sin máscara, tales como son.”
                             Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 165

      “010101010101010101010101 existía esta línea continua entre el low tech de las columnas del Partenón y el high tech del Código de Barras. La línea de quien empezó a correr hace 21 siglos en una playa de Maratón, y se detuvo en un escaparate de la Zona Cero a mirar otra playa digital, otra arena de píxeles y cifras en el cuarzo líquido de las pantallas:
había una línea continua porque supo
que al fin había regresado”
                              Agustín Fernández Mallo, Antibiótico

      “También he visto a los mejores cerebros de mi generación/ destruidos por el emoticono.”
                             Luna Miguel, “Ladras o mueres”, Poetry is not dead

   Como la evolución en el tiempo de un emoticono de utilería tipográfica acostado que se alzara del suelo con el pie izquierdo, ideograma representado — ¡A escena!— como una careta o un careto —pictograma—  dando vida a caritas y carotas en acción como dibujos animados de cartoon-piedra, la risa de la comedia [:D] y [D:] el llanto de la tragedia clásica (s. V. a. C.) —Sófocles vs. Aristófanes— se neutralizan en la rima IV de Bécquer [._.], 25 siglos más tarde, en el Romanticismo (s. XIX) pequeñoburgués e introspectivo. Y acaban confundiéndose, durante la crisis de la conciencia burguesa —a partir de la Gran Guerra— en la mueca híbrida de Max Estrella [(:]—emoticono zurdo (¿contrariado?) que puede leerse como risa y llanto simultáneos, de igual modo que los dioramas (o diodramas)— , hecha de media comedia y media tragedia —propia de la parálisis de Bell—, antes de ser borrada durante el s. XX por el nihilismo hedonista de la risa tonta que repite la tragedia como farsa — el uso euforizante/anestésico del óxido nitroso o “gas de la risa”, que se inhala ya en globos en las zonas de ocio de Baleares y que podría causar, en su uso “prolongado” neumonía o daño pulmonar—,  trivializando la alegría —smileys, e-mailing, smsing—  como lenguaje políticamente correcto, frente al horror siniestro —farsa repetida como tragedia—, totalitario y/eta (m)nemotécnico del nacionalismo étnico [{:-)]de una capucha de sayón —o nazareno terrorista del KKK—, [(o'.*#]O=(^.^Q)], sin boca —[ m(_ _)m ]—. No hay palabras.
¡Mucha mierda!                                                                                    

  
   carita5
  
   BIBLIOGRAFÍA
ARISTÓTELES [1986]: El arte poética, Madrid, Espasa-Calpe.
BÉCQUER, Gustavo Adolfo [1995]: Rimas, Madrid, Cátedra.
BERCEBAL, Fernando [2000], Taller de teatro Libro del alumno, Ciudad Real, Ñaque.
BERGSON, Henri [1986]: La risa, Madrid, Espasa.
CHIRINOS, Eduardo [2012]: “¿Adónde va la ciencia cuando se olvida?”,  Litoral 253 (Ciencia y Poesía Vasos comunicantes), Málaga, pp. 222-229.
FREUD, Sigmund [2005]: El chiste y su relación con el inconsciente, Madrid, Alianza.
GARCÍA MONTERO, Luis [2001]: Gigante y extraño. Las rimas de Gustavo Adolfo Bécquer, Barcelona, Tusquets.
GUZMÁN GUERRA, Antonio [2005]: Introducción al teatro griego, Madrid, Alianza.
KAYSER, Wolfgang [1964]: Lo grotesco. Su configuración en pintura y literatura, Buenos Aires, Nova.
LE ROY, Maximilien-ONFRAY, Michel [2012]:  Nietzsche, Madrid, sextopiso.
MORENO DURÁN, Rosa [2012]: La vida y poesía de Gustavo Adolfo Bécquer, Barcelona, edebé.
NIETZSCHE, Friedrich [1988]: El nacimiento de la tragedia, Madrid, Alianza.
ORTEGA Y GASSET, José [2005]: “Máscaras”, en Ideas sobre el teatro y la novela, Madrid, Alianza.
PANERO, Leopoldo Mª [1986]: “Prólogo” a Matemática demente de Lewis Carroll, Barcelona, Tusquets.
PAYO, Germán [2012]: “El potencial educativo del humor y la risa” (taller de los Cursos de Verano 2012 de la UPV/EHU), El Mundo, 22 de agosto de 2012, p. 13.
SÁNCHER PASCUAL, Andrés [1988]: “Introducción” a El nacimiento de la tragedia, Madrid, Alianza.
SASTRE, Alfonso [2002]: Ensayo general sobre lo cómico, Hondarribia, Hiru.
TALLIS, Raymond [2009]: El reino del espacio infinito. Un viaje fantástico alrededor de la cabeza humana, Barcelona, Península.
VALLE-INCLÁN, Ramón Mª [1973]: Luces de bohemia, Madrid, Espasa-Calpe.
VV.AA: “Emoticonos”, Wikipedia.  
VV.AA: “Manganeso”, Wikipedia.  

NOTAS


BÉCQUER [1995]: pp. 113-114. «Según Robert Pagear, “la mayor parte de las rimas se escribieron desde el verano de 1857 hasta la época del matrimonio (mayo de 1861), con una creación máxima en 1859-1860”», GARCÍA MONTERO [2001]: p. 85. Esta rima, inspirada muy de cerca en un poema de Anastasius Grün, se aparta de la proverbial “enemistad” hacia la ciencia de los poetas del s. XIX (Espronceda o Núñez de Arce): “Mientras existan estos focos líricos [la naturaleza, los límites de la ciencia, el abismo del corazón humano y el amor], si no aparecen buenos poemas será por culpa de los poetas” [p. 272]; “Por eso Bécquer desplaza el tema de Grün y plantea desde el principio la oposición entre poesía y poeta” [p. 274], pues “Más que denunciar los peligros morales de la ciencia a Bécquer le interesa defender el espacio, la moral autónoma de la poesía, la escritura del poeta” y, por ello,”Afirmar que siempre habrá poesía, acaba significando que lo difícil es encontrar un poeta” [p. 275]. «Tendemos a pensar que cada vez que la ciencia soluciona un problema que hasta hace poco considerábamos insoluble, la poesía pierde terreno. […] como buen romántico, Bécquer no desconfiaba tanto de los avances de la ciencia como de la garantía que ofrecía de felicidad. […] Acorralado por el incontenible avance de las ciencias, Bécquer se aferro a la única parcela que jamás iba a desprenderse de ese “saber matriz”: el misterio. […] Lo que está en juego aquí [en “la hipérbole becqueriana”] es la noción matemática de lo finito», CHIRINOS [2012: 223-224].

Citado por PANERO [1986]: p. 34.

L.G., pág. 564, numeración y ubicación en el constructo de la obra reivindicadas por L.G. [Luis García (Montero)], frente a las de la edición de los amigos en la imprenta de Fortanet (1871), págs. 250-251, en la que figura como IV, GARCÍA MONTERO [2001]: p. 271.

“El conocimiento trágico” […], a lo cual, desde luego, si los argumentos no llegan, tiene que servir en definitiva también el mito, del que acabo de decir que es la consecuencia necesaria, más aún, el propósito de la ciencia […], y una y otra vez la conduce hacia aquellos límites en que tiene que transmutarse en arte”, NIETZSCHE [1988], pp. 130, 128 y 127. “Y el efecto más inmediato de la tragedia dionisíaca es que el Estado y la sociedad y, en general, los abismos  que separan a un hombre de otro dejan paso a un prepotente sentimiento de unidad que retrotrae todas las cosas al corazón de la naturaleza”, [1988], p. 77.

SASTRE [2002]: p. 12.

BERCEBAL [2000]: p. 110.

SÁNCHER PASCUAL [1988]: “Introducción”.

« […] “metafísicamente consolados”, en suma, como finalizan los románticos, cristianamente… ¡No! Vosotros deberíais aprender  antes el arte del consuelo intramundano, —vosotros deberíais aprender a reír, mis jóvenes amigos», NIETZSCHE [1988], p. 36.

“La tradición más extendida entre los antiguos —[…]— sobre el origen de tragedia y comedia es que ambas tenían por origen, en última instancia, la intoxicación, la borrachera de la vendimia, inseparable del culto a Dionysos”,  ORTEGA Y GASSET [2005], p. 120

ARISTÓTELES [1976], p. 33.

ORTEGA Y GASSET [2005], p. 121.

TALLIS [2009]:p. 65.

GUZMÁN GUERRA [2005]:p. 30.

GUZMÁN GUERRA [2005]: pp. 38-39.

BERGSON [1986].

FREUD[ 2005].

PANERO [1986]: pp. 38-39.

SASTRE [2002]: p. 100.

SASTRE [2002]: p. 95 y ss.

Esto se debe a que el cerebro segrega  neuropéptidos, unos neurotransmisores que llegan a los linfocitos, las células que protegen de las enfermedades y son componentes básicos de nuestro sistema inmune. […] Una buena risa ventral, que es la que hace vibrar el vientre y los músculos abdominales, aumenta la salud, hace que el corazón funcione mejor, que los pulmones ventilen más, relaja los músculos, que la sangre circule con mayor fluidez, favorece la digestión y genera efectos analgésicos. Incluso la risa forzada es también excelente para la salud mental, emocional, social y laboral. La risa sirve para desactivar la agresividad, porque no es posible enfadarse y reír al mismo tiempo, “la maquinaria de nuestro cerebro no nos lo permite”, PAYO [2012]: p. 13.

TALLIS [2009]: pp. 94 y 97.

SASTRE [2002]: pp. 59-60. Pero ya H. Spencer en su Fisiología de la risa (1860) la describe como «una descarga de la excitación anímica relacionada con determinado “tropiezo con un obstáculo” y una transferencia  inconsciente y repentina de cosas grandes a lo pequeño»,  SASTRE [1995]: p. 59. 

TALLIS [2009]: p. 104.

TALLIS [2009]: p. 96.

TALLIS [2009]: p. 143.

Citado por Pirandello, SASTRE [2002]: p. 75.

TALLIS [2009]: p. 61.

TALLIS[2009]: p. 62.

“El manganeso es un oligoelemento, es decir, un elemento químico esencial para todas las formas de vida. /Se ha comprobado que el manganeso tiene un papel tanto estructural como enzimático. Está presente en distintas enzimas, destacando la superóxido dismutasa de manganeso (Mn-SOD), que cataliza la dismutación de superóxidos, O2-; la Mn-catalasa, que cataliza la dismutación de peróxido de hidrógeno, H2O2; así como en la concavanila A (de la familia de las lectinas), en donde el manganeso tiene un papel estructural. /El cuerpo humano logra absorber el manganeso en el intestino delgado, acabando la mayor parte en el hígado, de donde se reparte a diferentes partes del organismo. Alrededor de 10 mg de manganeso son almacenados principalmente en el hígado y los riñones. En el cerebro humano el manganeso es unido a metaloproteínas de manganeso, siendo la más relevante la glutamina sintetasa en los astrocitos. […] El manganeso es un elemento esencial, siendo necesario un aporte de entre 1 a 5 mg por día, cantidad que se consigue a través de los alimentos. /El manganeso en exceso es tóxico. Exposiciones prolongadas a compuestos de manganeso, de forma inhalada u oral, pueden provocar efectos adversos en el sistema nervioso, respiratorio, y otros”, Wikipedia

TALLIS[2009], p. 65.

TALLIS[2009], p. 65.

TALLIS[2009], p. 66

GUZMÁN GUERRA [2005]: p. 39.

BERCEBAL [2009]: p. 60.

GUZMÁN GUERRA [2005]:   p.23.

TALLIS [2009]: p. 64..

PANERO [1987]: p. 39.

“[…] en un estallido tan irrefrenable que ha puesto el sistema circulatorio y respiratorio del riente en un riesgo, así como suena, mortal”, SASTRE [2002]: p. 173. Baste recordar, al respecto, las muertes del adivino Calcas, el pintor Zeuxis o el filósofo Crisipo, entre los griegos, o al escritor renacentista Pietro Aretino, víctimas del síncope de la risa (o de Seinfeld), palmariamente representado en  el cine por el fatal desenlace de Mary Poppins con Mr. Dawes muerto de risa  a consecuencia de un chiste de Mr. Banks.

  Como Antón Reixa,”pues, aparte de algunos problemas fisiológicos, “su sentido del humor está ligado a la ironía”, SASTRE [2002]: p. 270.

PANERO [1987]: pp. 40 y 49.

MORENO DURÁN [2012]: p. 22.

GUZMÁN GUERRA [2005]: p.19.

GUZMÁN GUERRA [2005]:   p.54.

“La melodía genera de sí la poesía, y vuelve una y otra vez a generarla; no otra cosa es lo que quiere decirnos la forma estrófica de la canción popular”, NIETZSCHE [1988], p. 69.

GUZMÁN GUERRA [2005]: p.87.

  “Más tarde, los románticos meditaron sobre el misterio que constituye la rima, es decir, las relaciones secretas que se evidencian entre las palabras de un idioma por obra de la rima”,  KAYSER [1964], p. 187. “Y en el efecto capital de la rima reconocemos todavía la génesis de nuestra forma poética  a partir de experimentos artificiosos hechos con un lenguaje no familiar”, NIETZSCHE [1988], p. 146.

TALLIS [2009]: p. 142.  

TALLIS [2009]: p. 121.   

GUZMÁN GUERRA [2005]: pp. 40-45.

GUZMÁN GUERRA [2005]: p. 43.   

GUZMÁN GUERRA, [2005]: p.63.

VALLE-INCLÁN [1973]: pp. 105-9.

Única de su escatológica “cabeza secretora” que no menciona Tallis, sin entrar en más deTallis.

GUZMÁN GUERRA [2005]: p.39.
Los emoticonos suelen estar girados a la izquierda. En algunas ocasiones se los gira a la derecha para crear emoticonos "zurdos", por ejemplo (:. Estos emoticonos zurdos crean confusión, dado que algunos internautas habituales tienden a omitir el ":" que representa los ojos [dejando ( en lugar de :)], así que lo que uno escribió como una sonrisa podría interpretarse como una cara triste. En general, los que se comunican mucho mediante emoticonos piensan subconscientemente "Paréntesis de cierre = alegría, paréntesis de apertura = tristeza", Wikipedia.

                                                             III 
                  ¿UN BREVE ESPACIO DE TIEMPO?
  (Aproximación a la percepción del tiempo en “Yo voy soñando caminos”, de Antonio Machado, desde la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein.)

                    A Juan Cruz Iriarte, mi físico de cabecera, con motivo de su jubileo;
                         y a Don José Gavari Goñi, mi último profesor de Física, con quien tan poco aprendí.

 

     “Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa do camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!”
                      Gustavo Adolfo Bécquer, Rimas

     “Poesía en movimiento
eres tú al andar.
  Nubes que se extienden
en la inmensidad…
  El sol va delante,
la luna va detrás….
                  Dúo dinámico

     “[DR. MANHATTAN. —]   … ¿Pero ¿dónde están las cumbres que pueden rivalizar con este Olimpo? ¿Dónde están las profundidades que pueden competir con éstas…? […] ¿Acaso el alma humana conoce unos abismos tan profundos?”
                      Alan Moore, Watchmen, pp. 298 y 299

      «Leyendo lo que hoy se escribe sobre la moderna teoría de la relatividad, hubiera dicho Mairena: “¡Qué manera tan elegante de suspenderle el reloj a la propia divinidad!”»
                                          Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 240

       “Vladimir Nabokov sospechaba que en la obra de arte se produce una especie de fusión entre la precisión de la poesía y la emoción de la ciencia pura.”
                    Felipe Benítez Reyes, Mercado de espejismos, p. 178

     “Realmente el estudio de la conciencia no forma parte de la física clásica, que niega cualquier contacto con asuntos distintos de los fenómenos naturales comprobables por modelos bien especificados, pero la física cuántica niega esa negación, su significado profundo es objeto de creciente debate y se acepta que cualquier interpretación de la mecánica cuántica involucra a la conciencia.”
                         José Javier Etayo, reseña de El enigma cuántico, El Cultural 1-10-2010

     “Einstein. Ese tipo sí que tiene mérito. Contemplar el mundo y captar la conspiración, comprender sus secretos.”   P. 301
                             Martin Amis, Dinero

     «“Una vez le preguntaron a sir Arthur Eddington si era verdad que la teoría especial de la relatividad sólo la entendían en el mundo cuatro personas. El insigne científico se quedó un buen rato en blanco y cuando el periodista, extrañado por su silencio, volvió a preguntar, Eddington respondió: “Le he oído, muchacho. Me estaba preguntando quiénes pueden ser los otros dos.”
     »Con todo, la teoría general de la relatividad es mucho más de andar por casa, cualquiera puede entenderla con unos conocimientos básicos de física y unos vistosos ejemplos de hermanos siameses, relojes y aviones volando a la velocidad de la luz. De hecho, el descubrimiento de Einstein ha traspasado las fronteras de la ciencia para convertirse en uno de esos artefactos culturales que lo mismo sirven para un roto que para un descosido.»
                         David Torres, El Mundo, “Relatividad general”, 10/08/2011

        «Usted sabe que nosotros,  los poetas, somos físicos. Es más, los poetas de hoy son los físicos. Ellos también saben que vivimos nada más que en la aproximación. Recuerdo con mucho gusto esa frase acertadísima del gran Premio Nobel de Física Niels Bohr: “Los hombres vivimos colgados del lenguaje”.»
                         Gonzalo Rojas, El Mundo, 28/03/2004

                           “[93]
 No existe espacio si no existe luz. No es posible pensar el mundo sin pensar la luz [lo dijo Heráclito, lo dijo Einstein, lo dijo el Equipo-A en el capítulo 237, lo dijeron tantos]. Y sin embargo dentro de cada cuerpo todo es oscuridad, zonas del Universo a las que la luz jamás tocará, y si lo hace es porque está enfermo o descompuesto. Asusta pensar que existes porque existe en ti esa muerte, esa noche para siempre. Asusta pensar que un PC está más vivo que tú, que adentro es todo luz.”
                       Agustín Fernández Mallo,  Nocilla Dream, Candaya, 2008, 172

          “En cambio el dolor es siempre una elección, algo para mantenernos vivos. Lo decía la copla que recogió Machado: aguda espina dorada, quién te volviera a sentir en el corazón clavada. El dolor es algo a lo que uno va siempre, y cuanto más viejos nos hacemos, más punzante es ese dolor, cuanto más cerca tenemos la muerte, más lacerante es esa llaga, porque es ella a quien en tales momentos se le pasa el testigo de la vida. Y todo lo contrario.”
                          Andrés Trapiello, Los caballeros del punto fijo, p. 118

 

            HIPÓTESIS

     “Por un instante Mattia pensó en los movimientos rotatorios de astros y planetas, en que el sol se ponía de noche a sus espaldas y salía al día siguiente por delante, y así un día tras otro, […] Pura mecánica, conservación de la energía y del momento angular, fuerzas que se contrarrestaban, impulsos centrípetos y centrífugos, trayectorias que no podían ser distintas de como eran.”
                                     Paolo Giordano, La soledad de los números primos

        “La ciudad moderna depara encuentros tan azarosos como fugaces, porque el universo también es tiempo, o mejor dicho, espacio partido por tiempo, es decir, velocidad.”
                                           Javier Mina, La mirada fósil, p. 67

      “Hemos de hablar modestamente de la poesía, sin pretender definirla, ni mucho menos obtenerla por vía experimental químicamente pura.”
                                          Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 74
     
   El presente ensayo pretende indagar en la percepción de la temporalidad en un poema de Antonio Machado, no mediante el concepto de duración del filósofo Bergson, con el que tradicional y acientíficamente suele hacerse, sino con las Teorías de la Relatividad —especial (1905) y general (1916), respectivamente—  del científico Albert Einstein (1) y jalonado tal itinerario  por los apeaderos en que se producen las citas (con) (de) autores que están de vuelta de ese viaje, con su tratado de citología —literaria— bajo el brazo.
                        
               Pere Joan, Nocilla Experience  (La novela gráfica), Madrid, Alfaguara, 2011, p.62 y p. 62

          BREVE REPASO DE CONCEPTOS BÁSICOS

       “—… Espacio, tiempo, carne y obra —parecía recitar Egea.”
                                Felipe Alcaraz, La conjura de los poetas, p. 47

      “La metáfora no es conocimiento, no, sigue al conocimiento, aunque a veces lo precede, como un presentimiento vedado e imperfecto, meramente al servicio de las palabras”
                               Hermann Broch, La muerte de Virgilio, p. 326

         “…las grandes ecuaciones comparten con la poesía cierta cualidad especial: la poesía es la forma de lenguaje más concisa y cargada de significado, del mismo modo que las ecuaciones científicas son la forma más sucinta de expresar el aspecto de la realidad física que describen.”
                                 Graham Farmelo, Fórmulas elegantes

          “La relatividad entre horizonte e interés –que todo horizonte tiene su interés- es la ley vital que en el orden estético hace posible la novela.”
                                          José Ortega y Gasset, Ideas sobre la novela, p. 198

          “[…] Cuando no hay puntos fijos de referencia (siquiera convencionales, siquiera ampliamente consensuados) y todo es movilidad, es muy difícil distinguir entre el avance y el retroceso, o la mera agitación sin finalidad ni meta; es difícil distinguir entre la persecución y la fuga. Y, como le sucede al que viaja en tren, puede dar la impresión de que postes y edificios se desplazan  contra natura a inusitada velocidad. ¿Qué pasaría si, al descender del tren, comprobáramos que el paisaje ha cambiado por completo sin que nos hayamos movido del sitio?”
                                 Patxi Lanceros, “Se mueve”, El Mundo, 30/10/2010

         “Quien soñó y realizó encarnados en el Tiempo & el Espacio a través de imágenes yuxtapuestas, y atrapó al arcángel del alma entre 2 imágenes visuales y unió los verbos elementales y puso al nombre y pincelada de la consciencia a brincar juntos con sensación de Pater Omnipotens Aeterna Deus” 
                                 Allen Ginsberg, Aullido, pp. 27-29

      “Yo he escrito poesías, palabras precipitadas… Creía que eran realidad y eran belleza… La poesía nace del crepúsculo…, todo lo que hacemos y creamos nace del crepúsculo….”
                                            Hermann Broch, La muerte de Virgilio, p. 257

      “[…] en el espacio del tiempo,
   […]…no había sino crepúsculo…
   […] La muerte por entropía.
El cielo por fin totalmente negro.
[…] Einstein por más que trataba,
fracasaba, sus ecuaciones le daban siempre un modelo no estático
de universo.”
                                             Ernesto Cardenal, Cántico cósmico, Cantiga1 El Big-Bang”

           “Definición: llamamos poema a una superficie continua, dotada de un punto de fuga, derivable en todo el espacio, y en la que se pueden definir las operaciones
adición
            sustracción
                   multiplicación
                                  división,
y que además posee un elemento neutro que puede ser 0”
                                            Agustín Fernández Mallo, Antibiótico
      
   Sabido es que, a lo largo de la Historia, las distintas disciplinas del conocimiento han centrado su objeto de estudio, desde las metodologías específicas correspondientes a las distintas ciencias y humanidades, en la realidad humana y su relación con la Naturaleza y que, en ese sentido, muchas han sido las intuiciones que desde las ciencias humanas o sociales han anticipado, en formulación de la conciencia, una confirmación empírica de las mismas por parte de las ciencias experimentales, llamadas físicas o de la Naturaleza.. 
   Y no es menos cierto que el divorcio impuesto por la especialización en la educación —fruto de la extensión de la división del trabajo— a partir de la enseñanza secundaria va apartando al llamado alumnado “de ciencias” —auxiliares de laboratorio de Física o Matemáticas— del sedicente y/o disidente “de letras” —aprendices de la Literatura, el Arte o la Filosofía—, convirtiéndolos en extraños uno para el otro e incluso rivales por mor de la jerarquía de los valores sociales que supedita la especulación al pragmatismo.
   Dando por descontado, en el ámbito de la creación literaria en particular en este caso, que los hallazgos de la expresión de la Poesía en la vía del conocimiento no pasan de ser intuiciones ipso facto que las ciencias experimentales acabarán demostrando de facto —pues de hecho la función expresiva de la lengua, si acaso sublimada en función poética [Le Guern, 1978: 84], tiende a representar lo referencial [Del Prado, 1993: 140] (2)— y, sin el menor ánimo de incurrir en nuevas imposturas intelectuales —el deslizamiento de la física a la ética, por ejemplo; la teoría de la relatividad se torna relativismo moral o el principio de indeterminación, incertidumbre psíquica postmoderna— que hicieran creer  en la permutabilidad traducible de las diversas disciplinas —y quedan claros los límites entre las distintas materias desde  la Teoría del cierre categorial, la tesis concluyente de Gustavo Bueno—, proponemos una breve experiencia de aproximación interdisciplinar —a la Literatura y Filosofía desde la Física y a la Física desde la Literatura y Filosofía, en virtud de la propiedad conmutativa— que sirva para reconciliar, siquiera sea por “un breve espacio de tiempo”, al alumnado de una y otra especialidad y entreabrir el camino de nuevo a la convergencia de saberes de un conocimiento global, integral y totalizador.
   Así pues, y como “metáfora epistemológica” —acertada expresión de Eco [1992: 251- 2]—, abordaremos aquí una lectura del poema de Machado “Yo voy soñando caminos”, de su opera prima modernista, como sustanciación estética de la teoría de la relatividad, la primera de cuyas leyes formularía el físico Albert Einstein en 1905, fecha ésta para la que ya estaba publicado el poema: Soledades, 1902 —con pie de imprenta de 1903—.
       
   Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero…
-La tarde cayendo está-.
“En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón.”
   Y todo el campo un momento
se queda mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
   La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
   Mi cantar vuelve a plañir:
“Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada.”
            Antonio Machado [1985: 83]
                                    
          TEORÍA DE LA RELATIVIDAD ESPECIAL —¿o ESPACIAL?—

      “Los métodos de trabajo de los modernistas son newtonianos, y hay que ponerlos en tela de juicio a través de una actitud relativista.”
                                             Nicanor Parra
         
   “Estás en un tren, esperando la partida. Junto al tuyo, en la vía de al lado, hay otro, también parado. […] De pronto ves cómo el tren que tenías en la ventanilla, va quedando atrás. Crees, al fin, llegada la hora. Sólo al cabo de unos instantes comprendes el error. Todo ha sido fruto de un efecto engañoso. Tardas en comprender y te aferras hasta el último instante, porque sientes que te estás moviendo. Pero el tren que lentamente se mueve es el otro. El tuyo sigue detenido, en la absoluta inmovilidad. Es una lástima que en tiempos de Heráclito no se hubiera inventado el ferrocarril, digno de cualquier aporía.
                                                       Andrés Trapiello, Una caña que piensa, p. 428

        “Tales son las reflexiones casuales de los viajeros del tren que van junto a la ventanilla, sobre todo en segunda clase. Los peatones, los que van a caballo o incluso los que descansan en un banco, si bien participan más de las sensaciones, las perciben de otro modo (aunque sean las mismas, a las imágenes que capta la retina les falta aquella mágica fugacidad, aquella simultaneidad, aquella superposición que cosquillean el alma), se dan cuenta de lo que ven, la vista y el ánimo quedan satisfechos.”
                                                   Alfred Polgar, La vida en minúscula

         “Debido a que nada que porte información puede ir más rápido que la velocidad de la luz… existe lo que los cosmólogos llaman horizonte de sucesos. El punto más allá del cual no podemos conocer aún lo que ocurre.” 
                                                  Pere Joan, Nocilla Experience  (La novela gráfica), Alfaguara, 2011, p. 57

         “Ubaldone se volvió otra vez a su vecino para saber la hora.
   -Son las ocho y veinte –dijo éste.
   Ubaldone pensó que había sido una gran suerte coger un tranvía tan rápido que conseguía ganarle el tiempo al reloj.
   El tranvía seguía corriendo bajo el sol y bajo la lluvia. Ubaldone se secó el sudor de la frente y luego se dirigió de nuevo a su vecino para saber la hora.
   -Las ocho y diez –dijo éste.
   […]
   -¡Caramba –exclamó Ubaldone-, he cogido el tranvía en dirección contraria!
    Ahora comprendía por qué el reloj del vecino iba también al revés.”
                                                Luigi Malerba, 40 historias de bolsillo, “En el tranvía”, pp. 83-84.

       “Supo de inmediato que el paracaídas no se le abriría. Pero, debido a la mucha altura, todavía tardaría varios minutos en estrellarse contra el suelo. Era tan joven que tenía muy poco que rememorar de su vida pasada […]. Y él, cuando su cuerpo se rompió contra el suelo, ya había superado los ochenta y tres años de vida.”
                                            Juan Pedro Aparicio, “Rememoración final”, en Por favor, sea breve 2, p. 69

   “— ¡oh inverosímil velocidad de muchos kilómetros al minuto!— todo el camino que media entre la vida y la muerte.” 
                         Ramón Gómez de la Serna, “La copa de la muerte”

       “Según progresa el viaje, los nombres de la carretera invocan lugares de la infancia, y el espacio de transmuta en tiempo, se proyecta en dos dimensiones simultáneas, el ahora mismo imperioso de llegar cuanto antes y el ayer recobrado y estático, contenido en los nombres de las señales kilométricas, en el recuerdo vivo y preciso de otros viajes.”
                          Antonio Muñoz Molina, Sefarad, 114

   “Afirmaba [la teoría de la relatividad especial] que nada se puede mover a una velocidad superior a la velocidad de la luz, y también que el paso del tiempo es diferente para las personas que viajan a distinta velocidad” [Parsons, 2010: 30].
   Pues bien, creemos que el citado poema de Machado arroja luz —¿malgré lui? —sobre tal fenómeno  de la ciencia en un momento de las postrimerías del Modernismo, comienzos del s. XX, en que la estética se interesa por la “toma de conciencia” de la realidad física mediante la emoción siguiendo una cadena cognitiva de sensación> sentimiento> razón [Marina, 1998].  “Según esta teoría, si dos gemelos se separan porque uno viaja a una velocidad cercana a la luz, cuando se vuelvan a encontrar tendrán edades diferentes” [Parsons, 2010: 30]. En el poema, el “yo” lírico recorre en presente actual —“voy soñando”— el espacio, al tiempo que su “alma gemela” —su complementario: “un que es Él”, en la esencial heterogeneidad del ser [Machado,1972:185 y 222]— recorre en  pasado —imperfecto: “tenía”, y perfecto: “logré”— un tiempo pretérito, hasta encontrarse, ambos —el viajero del espacio y el del tiempo: “caminos de la tarde”— en el presente —“ya no siento”—.
    “De acuerdo con la teoría de la relatividad [especial], cuanto más rápido se mueve por el espacio, tanto más lentamente se mueve en el tiempo. Si alcanza la velocidad de la luz se detendrá por completo” [Parsons, 2010: 31]. De donde se desprendería, pues, haciendo la transposición oportuna, que el yo cantaor — “que lleva la voz cantante” —, demorándose en el tiempo, expresa la conciencia de envejecimiento, desde el presente del “voy cantando”, que le permite percibir en la memoria, como un eco —de “¡Las colinas doradas […]”—, el rayo de la luz solar ida —“Aguda espina dorada”—, perdida, extinguida —“quién te pudiera sentir”—, frente al “yo” caminante joven en sintonía con la luz de la tarde, puesto al día —“a día de hoy”—, hacia la extinción de la materia —o masa— del “camino de la tarde”, relativa al espacio-tiempo  —y, en consecuencia, la conciencia de la propia desaparición del yo(3)—.

          TEORÍA DE LA RELATIVIDAD GENERAL —¿o GENIAL? — o HISTORIAS DE CRONOTOPIOS Y FAMOSOS
      
     “Y todo el campo un momento                                 
       se queda, mudo y sombrío,
       meditando. […]”
                          Antonio Machado, Soledades

     “Todos nos quedamos con la mirada fija al frente, mudos, en un silencio que acompasaba el insólito espectáculo que contemplábamos. En cuestión de segundos presenciamos uno de los fenómenos más impresionantes que el hombre ha podido admirar. La nave desapareció. El ruido de los motores cesó para siempre. Delante de nosotros no había nada, no veíamos nada, sólo el vacío del universo. Éramos incapaces de apartar la vista pero todo era inútil. Nos era imposible distinguir la nave que ya no existía, la nave que se había convertido en un agujero negro, sí, en un agujero negro. Había llegado/ a una velocidad tan alta que la masa se había hecho infinita y la fuerza de la gravedad había provocado una extraordinaria implosión. Toda la masa, y eso implicaba a todos los ocupantes de la nave, se había contraído violentamente.”
                           M. Dolors Martínez Nó y M. Alba Sabaté Villagrasa, La frontera de la luz, pp 61-2

      “los problemas del tiempo y el espacio, el espacio contra el tiempo, el espacio distorsionado por el tiempo, el tiempo como espacio y el espacio como tiempo, y el espacio, en fin, separándose del tiempo en el triunfo último y trágico de la reflexión humana: ‘muero, luego existo’.”
                               Vladimir Nabokov, Ada o el ardor, p. 136

          “La sucesión de noche y día se acelera hacia esa parpadeante nebulosa estroboscópica que experimentaba el viajero en La máquina del tiempo de H. G. Wells: los dilatados días se convierten en vertiginosos años y estos en fugaces quinquenios. Nos vemos propulsados hacia una probabilidad de muerte cada vez mayor.”
                              Raymond Tallis, El reino del espacio infinito, p. 283

     “Mosén Absalón opinaba que, una vez acabado el Juicio, se acababa todo, porque se acababa el mundo y hasta el sol y la luna serían descolgados del cielo, porque ya resultarían dos lámparas inservibles porque ya no tenían nada que alumbrar; (…)”
                             José Jiménez Lozano, Un pintor de Alejandría, ed. Encuentro, p. 110

     “Ya estaba oscureciendo: todo el paisaje, el mundo entero desaparecía súbitamente en la oscuridad”
                              Branimir Šcepanovic, La boca llena de tierra, p. 78

       “El tiempo se desgarra. ¿Dónde reencontraré los territorios borrosos de la infancia? ¿Los soles elípticos coagulados en el espacio negro? ¿Dónde reencontrar el camino volcado en el vacío?”
                             Agota Kristof, Ayer, ed. Edhasa, pág. 124.

      “Luego por sobre todo y bajo todo
El espacio que quiere avenirse con el tiempo
El tiempo que no acepta insinuaciones”
                              Vicente Huidobro, “Espacio-Tiempo”

      “El fanal contenía el vacío y en el vacío la desorientación acarreaba una misma mezcla de espacio y tiempo, tal vez porque en la noche el tiempo y el espacio no existían.”
                              Luis Mateo Díez, El espíritu del páramo, Ollero & Ramos Eds., 1996, pág. 104

      “Y si te vas en una nave espacial y viajas cerca de la velocidad de la luz, puedes volver y descubrir que toda tu familia está muerta y tú eres joven y será el futuro, pero tu reloj dirá que sólo has estado fuera durante unos días o unos meses.” 
Mark Haddon, El curioso incidente del perro a medianoche, p. 194.

      “El tiempo y el Espacio murieron ayer.” 
                               F.T. Marinetti, Manifiesto futurista

   Y es que hasta un eclipse solar en 1919 no se pudo probar la segunda teoría (de 1916) de la relatividad, esa que “incluye el tiempo como una dimensión [más] como las tres dimensiones del espacio, y las combina en algo denominado espacio-tiempo. Cualquier cosa con masa o energía deforma el espacio-tiempo, creando un campo gravitacional” [Parsons, 2010: 30]. De forma que, respondiendo la pregunta “¿Adónde el camino irá?”, desde “lo largo del sendero…/ -La tarde cayendo está-”, por el “campo” [semántico y/o gravitacional] durante “un momento” —unidad poética elemental de tiempo— , a “La tarde más se oscurece; / y el camino […]/ se enturbia y desaparece”, se va describiendo el camino—[de la]—tarde, el espacio-tiempo en una interactiva, recíproca y simultánea anulación de consuno, cronotopo —bajtiniano— en vías de extinción, en una crónica del paisaje herido de la gravedad del “momento” —o enfermedad crónica del paisaje—  que abducirá al observador por el agujero negro —“sombrío”, de esa “tarde [que] más se oscurece”, camino de la noche a la que no llega ya/todavía la luz, ¿sin velocidad para huir la antimateria?— de tamaño escenario vacío que es la representación del “viajero”.

 

          TEMPO RÁPIDO DE LA E-MOCIÓN o FI[LO]S[ÓF]ICA CUÁNTICA

   “En el campo de la literatura y el arte, la filosofía de Bergson causó un enorme impacto, sobre todo por su afirmación de que lo artístico presenta una forma de intuición mucho más profunda y ligada al ser real de las cosas que la misma ciencia.”     
                                          Amalia Aydée Raggio

     “Según midamos el tiempo con una u otra medida, la impresión será muy diferente. Tengo cuarenta años. Una vida plena sería, por ejemplo, llegar a los ochenta. Me quedan por tanto otros cuarenta. Pero si eso lo traducimos a primaveras, el cómputo nos deja helados: cuarenta primaveras, cuarenta breves primaveras. Podemos ver lo que estos cuarenta años han dejado tras de sí, pero ¿dónde han ido a parar las últimas cuarenta primaveras?”  
                                         Andrés Trapiello, Una caña que piensa p. 430

         -« (…) El tiempo, desde luego, es un albergue tramposo y poco de fiar. Cuando se dice “se me hizo la tarde eterna”, por ejemplo, ¿tú qué entiendes?
   -Que se te hizo pesada.
   -Ya ves, pues yo no, para mí lo eterno es lo que no pesa, cuando el tiempo, de tan feliz que eres, pasa sin sentir. Pero por eso mismo, como cada cual vive el tiempo a su manera, tiene que haber unas reglas, claro, si no sería un lío.»
                                      Carmen Martín Gaite, Nubosidad variable, 166

     “El filósofo francés Bergson sostenía que la vida es duración, o sea, la sensación subjetiva del transcurso del tiempo que cambia con la edad.”
                                        Pedro G. Cuartango, “La infinitud del tiempo”, El Mundo, 28/12/2011, p. 2

    “Mucho menos pudo alcanzar [Acotación a Mairena] las últimas consecuencias del temporalismo bergsoniano, la fe en el valor ontológico de la existencia humana.”
                                       Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 171

   Y así, aquella primera teoría física llamada restringida o “de la simultaneidad de las velocidades” que en 1905 formulaba Einstein a partir de la falta de simultaneidad en la percepción de de dos observadores respecto del movimiento de un vagón de ferrocarril
así: “Todo cuerpo de referencia (o sistema de coordenadas), tiene su tiempo particular”;
para sentenciar a continuación: a menos que se nos diga cuál es el cuerpo de referencia a que se refiere la declaración de tiempo, no tiene sentido hablar de Tiempo de un suceso” [Covo: 1988, 56], acabaría siendo formulada desde la Filosofía  por el Nobel francés H. Bergson, maestro de Antonio Machado en el París del curso 1910-1911, y años después de que Einstein formulara finalmente su Teoría general o extensa (1916), en Duración y simultaneidad de 1922, “obra en la que aborda las cuestiones planteadas por la teoría de la relatividad de Einstein” [Raggio, 1984: s/p.], frente a la idea de ese “tiempo del que habla la ciencia [que] es una sucesión de instantes fijos que se persiguen por una línea continua, de forma espacial”, a pesar de que “para nuestra conciencia el tiempo es una duración [concepto que ya formulara en 1907] continua, una corriente que fluye y en la que los instantes no son más que abstracciones artificialmente determinadas” [Savater, 2009: 252-3].
    Si “la duración bergsoniana es la vivencia subjetiva del presente con el recuerdo del pasado más la anticipación del futuro en la conciencia del yo” —según la enciclopedia popular Wikipedia [2012]—, nada más representativo que ese yo viajero —único vivo y real, tal y como lo describe G. Deleuze en su reivindicación de Bergson(4) que desde el presente —“voy soñando”—  evoca el pasado  —“tenía” y “logré”— proyectándolo en un desideratum futuro —“pudiera sentir”— que, confirma, no obstante, “la inutilidad de la búsqueda del tiempo perdido”.

         VIAJE SUBERGSÓNICO VERSUS ESTADO ESTACIONARIO

   “Y sea cual sea la opinión que se tenga sobre la relación entre el espíritu y el cuerpo, ¡es difícil imaginar un espíritu con setenta años de recuerdos en un cuerpo de veinte!”
                                                     Alan Sokal y Jean Bricmont

    “Converso con el hombre que siempre va conmigo”
                                                    Antonio Machado, “Retrato”, Campos de Castilla

           “Y así uno no es si no es diálogo.
Y así pues todo uno es dos
o no es. […]
Uno es el yo de un tú
                                 o no es nada.”
                                                    Ernesto Cardenal, Cántico cósmico, “Cantiga 2 La palabra”

         “Tras el triunfo absoluto de la Ciencia, se le ve a la Filosofía, aduladora y solícita, lisonjera y servicial, correr tras ella ofreciéndola lo único de que dispone: las imágenes y los símbolos poéticos más o menos inteligibles […] Ni que decir tiene que la Ciencia […] Se los regala a su vez, por inservibles, […] a los compradores de fascículos de divulgación científico-técnica. La Filosofía, despechada, se aparta tanto de la Ciencia como de la poesía, y empieza a mascullar una jerga ininteligible, convencida de que ese es el único modo, propio de chamanes y de brujos, de arrebatar a la Ciencia el cetro que ésta le ganó al póker hace cien años.”
                           Andrés Trapiello, Los caballeros del punto fijo, pp. 434-5

      “—¿Cuánto tiempo ha pasado?
       —Una vuelta entera de la aguja son 60 segundos, es decir, un larguísimo minuto.
      —Y nuestro abrazo, ¿cuánto tiempo crees que ha durado?
      —Apenas unos segundos —contestó Niko, convencido.
      —Pues ambos han durado exactamente lo mismo. Lo que ocurre es que, como decía Einstein, cuando abrazas a una chica, el tiempo pasa muchísimo más rápido que cuando ves pasar la segundera del reloj.”
                          Sonia Fernández-Vidal, La puerta de los tres cerrojos

        “Un hombre está viajando en tren para reunirse con una mujer de la que lleva separado dos largas semanas […] Al tiempo le suceden coas extrañas cuando la impaciencia lo distorsiona […] Las dos semanas, partidas por la mitad, dejan una semana que parece tan larga como dos; lo mismo ocurre con varios días y una semana entera; con un día y tres; y con este viaje y un día. […] Hay una explicación para este triste misterio: la agudeza con que fragmentamos el tiempo en las tareas que lo componen conforme disminuye el intervalo que hay que atravesar. […] No obstante, mientras su cabeza atraviesa los condados intermedios, […] su rostro, llevado por encima de campos y setos, se revela como una fotografía conforme afuera anochece, […]”
                           Raymond Tallis, El reino del espacio infinito, pp. 235, 236 y 237

       “Sabía que la impresión del momento anterior provenía de esa engañosa sensación de tiempo que siempre iba en armonía con el estado de ánimo de uno. Por lo tanto, sabía que el instante de dolor siempre duraba más que el instante de alegría. No obstante, se preguntaba si en caso de que cambiara de parecer y decidiera vivir lo que le tocaba, esa extraña ley sería válida también para/ él: si el tiempo restante, como todo sufrimiento, en realidad le parecería más largo o, por el contrario —ante la conciencia de que se derretía cada vez más rápido y se reducía como un pedacito de hielo sobre la palma de una mano caliente—, se acabaría en breve con la última ilusión. De todos modos, quería calcular al menos el tiempo real que aún le quedaba. Calculaba despacio, convirtiendo los días en horas, las horas en minutos, y al final multiplicó todo y concluyó que si viviera noventa días, le quedarían 2.160 horas o 129.600 minutos , sin contar el día en curso, que a juzgar por todo, ya se había desperdiciado en vano.”
                                Branimir Šcepanovic, La boca llena de tierra, 2010, sextopiso, pp. 38-39.

 

   Sin embargo, tal y como han explicado Sokal y Bricmont [1999: 181-199](5) yerra el novel Henri Bergson cuando, guiándose del método pseudocientífico de la intuición,  no acaba de entender la falta de simultaneidad y perseveran, contumaces en el error, otros filósofos seguidores suyos, como Jankélévitch, Merleau-Ponty y, para colmo, Deleuze.
Porque si el gemelo viajero –del tren–, y pongamos que se llama Antonio –el Machado por antoniomasia– viajara prácticamente al filo de la velocidad de la luz, mientras que su hermano –“son semblable, son frère”–, pongamos “Manuel” –o Manolo y Ramón,  dúo dinámico-estático, o cualquier anto(nio)nimia, que tanto nos da, pues para Bergson tanto monta, monta tanto Pedro como Pablo–, permanece estacionado en el andén de la evocación, lo que sostienen tales  filósofos, frente a la experiencia empírica de la Física, es que tras el viaje supersónico –subergsónico– del primero, ambos tendrán sin embargo al final de su vida idéntica edad.
    Y vendría que ni pintiparadala lectura de Deleuze para el poema de Machado cuando remacha que el tiempo de “Antonio” no puede ser vivido por “Manuel”, ni viceversa, ya que la imagen que se forma uno del otro “no es una imagen, sino un símbolo” [Sokal y Bricmont, 1999: 198].
  Y, sin embargo, haciendo de la nece(si)dad virtud, y salvando las distancias de sendos observadores “complementarios” alojados en un mismo cuerpo, resultar que la diferente interiorización, a través de la intuición(6) constituirá un “tiempo subjetivo” en virtud del cual un observador de la conciencia –el propio poeta– percibirá la emoción como tempo  rápido y el tedio como tempo rápido, a despecho del tiempo “objetivo” del cronómetro. O dicho de otra manera, el observador cantante del poema vive en el estatismo anómico tras el viaje de la luz y el anónimo caminante –antónimo o antoniómico–-, el dinamismo de quien pervive el instante del paisaje en su viaje a la cuasi velocidad de la Luz hacia la dichosa desintegración de la materia del ser, confundidos en un único ser, que, por obra y gracia de la Poesía, resulta “un espíritu con 70 años de recuerdos en un cuerpo de 20”.  

              CODA

         «(…) tus palabras (…) repartían su energía luminosa por el aire y se iban columpiando sobre el mar, fertilizando la belleza del ocaso, “la energía no se crea ni se destruye, no hace más que transformarse”, ofrenda de luz desdibujándose mientras yo seguía retrocediendo aunque fingía caminar (…)»   
                                Carmen Martín Gaite, Nubosidad variable, p.328

        “La liberación del poder del átomo lo ha cambiado todo excepto nuestra forma de pensar… La solución a este problema yace en el corazón de la humanidad. Si lo llego a saber me habría hecho relojero.” 
                                Albert Einstein

      “El humorismo sangriento de la teoría de la relatividad”
                                Nicanor Parra, “Los vicios del mundo moderno”, en Poemas y antipoemas

    De manera que, sirviendo el remachado poema de Machado de “puesta en abismo”, de su tarea, el profesor de Literatura y el de Física sean sendos observadores –estático y dinámico, ¿o viceversa?–, desde las respectivas perspectivas y/o metodologías de las ciencias empíricas –o positivas– y las ciencias humanas –¿negativas? –, de la “materia” del aprendizaje.

                                        
                  Nicanor Parra, Artefactos, en Obras Completas, p. 356.

 

 

            BIBLIOGRAFÍA
   COVO TORRES, Javier (1988): Einstein (relativamente fácil), Bogotá, El Áncora.
   CUARTANGO, Pedro G. (2015): “Un encuentro en París”, El Mundo, 5-dic., p. 2.
   DEL PRADO, Javier (1993): Teoría y práctica de la función poética, Madrid, Cátedra.
   ECO, Umberto (1992): Los límites de la interpretación, Barcelona, Lumen.
   FERNÁNDEZ-VIDAL, Sonia (2011): La puerta de los tres cerrojos, Barcelona, La Galera. 
   HADDON, Mark (2004): El curioso incidente del perro a medianoche, Barcelona, Salamandra.
   LE GUERN, Michel (1978): La metáfora y la metonimia, Madrid, Cátedra 2ª ed.
   MACHADO, Antonio (1985): Poesías completas, Madrid, Espasa Calpe.
   MACHADO, Antonio (1972): Juan de Mairena 1936, Madrid, Castalia.
   MAINER, José-Carlos (2003): La filología en el purgatorio. Los estudios literarios en torno a 1950, Barcelona, Crítica.
   MARINA, José Antonio (1998): La selva del lenguaje, Barcelona, Anagrama.
   MARTÍNEZ NÓ, M. Dolors y SABATÉ VILLAGRASA, M. Alba (2000): La frontera de la luz, Barcelona, Octaedro, 1ª ed.
    PARSONS, Paul (2010): 50 teorías científicas revolucionarias e imaginativas, Barcelona, Blume.
    RAGGIO, Amalia Aydée (1984): “Henri Bergson” y “El autor en el tiempo”, en La risa, de Henri Bergson, Madrid, R.B.A.
    SAVATER, Fernando (2009): Historia de la Filosofía sin temor ni temblor, Madrid, Espasa Calpe.
    SCHWARTZ, Joseph y MCGUINESS, Michael (s/año): Einstein para principiantes, Buenos Aires, Era Naciente.
    SOKAL, Alan y BRICMONT, Jean (1999): Imposturas intelectuales, Barcelona, Paidós.
    VV.AA (2012): Wikipedia, “Henri Bergson”.

NOTAS
 (1) Hay un pasaje divulgativo de tales teorías en Haddon [2004: 193-194].
 (2) “Ahora bien, tenemos que admitir que en la poesía moderna, y en algunos casos en otros espacios de la escritura que nada tienen que ver con la poesía, tales como la escritura filosófica o la científica, lo que la metáfora intenta decir no es un más allá del sentimiento del emisor, real o supuesto, sino un más allá de la realidad conocida: rellenar en metáfora una ausencia referencial. La función referencial de la metáfora creo que sustituye como dominante, después del Romanticismo, a la función emocional en la poesía de Occidente.”
 (3) «Machado, sigue Valverde, pasó del “impulso constructivo” de la palabra a la “gravitación hacia el nihil” y, a la postre, “no pudo vivir sobre la esperanza inventada por él mismo, destrozado entre la fusión del horizonte y la altura a donde volaba […]” (Estudios…., pp. 123-124)», [Mainer, 2003: 183].
   (4) “Einstein dice que el tiempo de los dos sistemas, S y S’, no es el mismo. Pero, ¿cuál es ese otro tiempo? No es ni el de Pedro en S, ni el de Pablo en S’, ya que, según la hipótesis, ambos tiempos sólo difieren cuantitativamente, y esta diferencia se anula cuando, alternativamente, S y S’ se toman como sistemas de referencia. […] Resumiendo, el otro tiempo es algo que no puede ser vivido ni por Pedro ni por Pablo, ni por Pablo tal como Pedro se lo imagina […]  Así, en la hipótesis de la relatividad, se hace evidente que sólo puede existir un único tiempo vivible y vivido [Gilles Deleuze, El bergsonismo, 1968, pp. 84-85], citado por Sokal y Bricmont [1999: 197].
  (5) “Un vistazo a la historia de las relaciones entre la ciencia y la filosofía. Bergson y sus sucesores”, c. 11.
  (6) “Es evidente que eso contradice nuestra noción intuitiva del tiempo: estamos acostumbrados a considerar la simultaneidad de acontecimientos, incluso alejados, como un concepto absoluto y no problemático. Sin embargo, esa intuición sólo se debe a la pobreza de nuestra experiencia. […] En todo caso, no existe ninguna contradicción entre la relatividad y una extrapolación natural pero (actualmente lo sabemos) errónea de nuestra experiencia cotidiana” [Sokal y Bricmont, 1999: 188].

                                                      

                                                             III 
                  ¿UN BREVE ESPACIO DE TIEMPO?
  (Aproximación a la percepción del tiempo en “Yo voy soñando caminos”, de Antonio Machado, desde la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein.)

                    A Juan Cruz Iriarte, mi físico de cabecera, con motivo de su jubileo;
                         y a Don José Gavari Goñi, mi último profesor de Física, con quien tan poco aprendí.

 

     “Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa do camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!”
                      Gustavo Adolfo Bécquer, Rimas

     “Poesía en movimiento
eres tú al andar.
  Nubes que se extienden
en la inmensidad…
  El sol va delante,
la luna va detrás….
                  Dúo dinámico

     “[DR. MANHATTAN. —]   … ¿Pero ¿dónde están las cumbres que pueden rivalizar con este Olimpo? ¿Dónde están las profundidades que pueden competir con éstas…? […] ¿Acaso el alma humana conoce unos abismos tan profundos?”
                      Alan Moore, Watchmen, pp. 298 y 299

      «Leyendo lo que hoy se escribe sobre la moderna teoría de la relatividad, hubiera dicho Mairena: “¡Qué manera tan elegante de suspenderle el reloj a la propia divinidad!”»
                                          Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 240

       “Vladimir Nabokov sospechaba que en la obra de arte se produce una especie de fusión entre la precisión de la poesía y la emoción de la ciencia pura.”
                    Felipe Benítez Reyes, Mercado de espejismos, p. 178

     “Realmente el estudio de la conciencia no forma parte de la física clásica, que niega cualquier contacto con asuntos distintos de los fenómenos naturales comprobables por modelos bien especificados, pero la física cuántica niega esa negación, su significado profundo es objeto de creciente debate y se acepta que cualquier interpretación de la mecánica cuántica involucra a la conciencia.”
                         José Javier Etayo, reseña de El enigma cuántico, El Cultural 1-10-2010

     “Einstein. Ese tipo sí que tiene mérito. Contemplar el mundo y captar la conspiración, comprender sus secretos.”   P. 301
                             Martin Amis, Dinero

     «“Una vez le preguntaron a sir Arthur Eddington si era verdad que la teoría especial de la relatividad sólo la entendían en el mundo cuatro personas. El insigne científico se quedó un buen rato en blanco y cuando el periodista, extrañado por su silencio, volvió a preguntar, Eddington respondió: “Le he oído, muchacho. Me estaba preguntando quiénes pueden ser los otros dos.”
     »Con todo, la teoría general de la relatividad es mucho más de andar por casa, cualquiera puede entenderla con unos conocimientos básicos de física y unos vistosos ejemplos de hermanos siameses, relojes y aviones volando a la velocidad de la luz. De hecho, el descubrimiento de Einstein ha traspasado las fronteras de la ciencia para convertirse en uno de esos artefactos culturales que lo mismo sirven para un roto que para un descosido.»
                         David Torres, El Mundo, “Relatividad general”, 10/08/2011

        «Usted sabe que nosotros,  los poetas, somos físicos. Es más, los poetas de hoy son los físicos. Ellos también saben que vivimos nada más que en la aproximación. Recuerdo con mucho gusto esa frase acertadísima del gran Premio Nobel de Física Niels Bohr: “Los hombres vivimos colgados del lenguaje”.»
                         Gonzalo Rojas, El Mundo, 28/03/2004

                           “[93]
 No existe espacio si no existe luz. No es posible pensar el mundo sin pensar la luz [lo dijo Heráclito, lo dijo Einstein, lo dijo el Equipo-A en el capítulo 237, lo dijeron tantos]. Y sin embargo dentro de cada cuerpo todo es oscuridad, zonas del Universo a las que la luz jamás tocará, y si lo hace es porque está enfermo o descompuesto. Asusta pensar que existes porque existe en ti esa muerte, esa noche para siempre. Asusta pensar que un PC está más vivo que tú, que adentro es todo luz.”
                       Agustín Fernández Mallo,  Nocilla Dream, Candaya, 2008, 172

          “En cambio el dolor es siempre una elección, algo para mantenernos vivos. Lo decía la copla que recogió Machado: aguda espina dorada, quién te volviera a sentir en el corazón clavada. El dolor es algo a lo que uno va siempre, y cuanto más viejos nos hacemos, más punzante es ese dolor, cuanto más cerca tenemos la muerte, más lacerante es esa llaga, porque es ella a quien en tales momentos se le pasa el testigo de la vida. Y todo lo contrario.”
                          Andrés Trapiello, Los caballeros del punto fijo, p. 118

 

            HIPÓTESIS

     “Por un instante Mattia pensó en los movimientos rotatorios de astros y planetas, en que el sol se ponía de noche a sus espaldas y salía al día siguiente por delante, y así un día tras otro, […] Pura mecánica, conservación de la energía y del momento angular, fuerzas que se contrarrestaban, impulsos centrípetos y centrífugos, trayectorias que no podían ser distintas de como eran.”
                                     Paolo Giordano, La soledad de los números primos

        “La ciudad moderna depara encuentros tan azarosos como fugaces, porque el universo también es tiempo, o mejor dicho, espacio partido por tiempo, es decir, velocidad.”
                                           Javier Mina, La mirada fósil, p. 67

      “Hemos de hablar modestamente de la poesía, sin pretender definirla, ni mucho menos obtenerla por vía experimental químicamente pura.”
                                          Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 74
     
   El presente ensayo pretende indagar en la percepción de la temporalidad en un poema de Antonio Machado, no mediante el concepto de duración del filósofo Bergson, con el que tradicional y acientíficamente suele hacerse, sino con las Teorías de la Relatividad —especial (1905) y general (1916), respectivamente—  del científico Albert Einstein (1) y jalonado tal itinerario  por los apeaderos en que se producen las citas (con) (de) autores que están de vuelta de ese viaje, con su tratado de citología —literaria— bajo el brazo.
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               Pere Joan, Nocilla Experience  (La novela gráfica), Madrid, Alfaguara, 2011, p.62 y p. 62

          BREVE REPASO DE CONCEPTOS BÁSICOS

       “—… Espacio, tiempo, carne y obra —parecía recitar Egea.”
                                Felipe Alcaraz, La conjura de los poetas, p. 47

      “La metáfora no es conocimiento, no, sigue al conocimiento, aunque a veces lo precede, como un presentimiento vedado e imperfecto, meramente al servicio de las palabras”
                               Hermann Broch, La muerte de Virgilio, p. 326

         “…las grandes ecuaciones comparten con la poesía cierta cualidad especial: la poesía es la forma de lenguaje más concisa y cargada de significado, del mismo modo que las ecuaciones científicas son la forma más sucinta de expresar el aspecto de la realidad física que describen.”
                                 Graham Farmelo, Fórmulas elegantes

          “La relatividad entre horizonte e interés –que todo horizonte tiene su interés- es la ley vital que en el orden estético hace posible la novela.”
                                          José Ortega y Gasset, Ideas sobre la novela, p. 198

          “[…] Cuando no hay puntos fijos de referencia (siquiera convencionales, siquiera ampliamente consensuados) y todo es movilidad, es muy difícil distinguir entre el avance y el retroceso, o la mera agitación sin finalidad ni meta; es difícil distinguir entre la persecución y la fuga. Y, como le sucede al que viaja en tren, puede dar la impresión de que postes y edificios se desplazan  contra natura a inusitada velocidad. ¿Qué pasaría si, al descender del tren, comprobáramos que el paisaje ha cambiado por completo sin que nos hayamos movido del sitio?”
                                 Patxi Lanceros, “Se mueve”, El Mundo, 30/10/2010

         “Quien soñó y realizó encarnados en el Tiempo & el Espacio a través de imágenes yuxtapuestas, y atrapó al arcángel del alma entre 2 imágenes visuales y unió los verbos elementales y puso al nombre y pincelada de la consciencia a brincar juntos con sensación de Pater Omnipotens Aeterna Deus” 
                                 Allen Ginsberg, Aullido, pp. 27-29

      “Yo he escrito poesías, palabras precipitadas… Creía que eran realidad y eran belleza… La poesía nace del crepúsculo…, todo lo que hacemos y creamos nace del crepúsculo….”
                                            Hermann Broch, La muerte de Virgilio, p. 257

      “[…] en el espacio del tiempo,
   […]…no había sino crepúsculo…
   […] La muerte por entropía.
El cielo por fin totalmente negro.
[…] Einstein por más que trataba,
fracasaba, sus ecuaciones le daban siempre un modelo no estático
de universo.”
                                             Ernesto Cardenal, Cántico cósmico, Cantiga1 El Big-Bang”

           “Definición: llamamos poema a una superficie continua, dotada de un punto de fuga, derivable en todo el espacio, y en la que se pueden definir las operaciones
adición
            sustracción
                   multiplicación
                                  división,
y que además posee un elemento neutro que puede ser 0”
                                            Agustín Fernández Mallo, Antibiótico
      
   Sabido es que, a lo largo de la Historia, las distintas disciplinas del conocimiento han centrado su objeto de estudio, desde las metodologías específicas correspondientes a las distintas ciencias y humanidades, en la realidad humana y su relación con la Naturaleza y que, en ese sentido, muchas han sido las intuiciones que desde las ciencias humanas o sociales han anticipado, en formulación de la conciencia, una confirmación empírica de las mismas por parte de las ciencias experimentales, llamadas físicas o de la Naturaleza.. 
   Y no es menos cierto que el divorcio impuesto por la especialización en la educación —fruto de la extensión de la división del trabajo— a partir de la enseñanza secundaria va apartando al llamado alumnado “de ciencias” —auxiliares de laboratorio de Física o Matemáticas— del sedicente y/o disidente “de letras” —aprendices de la Literatura, el Arte o la Filosofía—, convirtiéndolos en extraños uno para el otro e incluso rivales por mor de la jerarquía de los valores sociales que supedita la especulación al pragmatismo.
   Dando por descontado, en el ámbito de la creación literaria en particular en este caso, que los hallazgos de la expresión de la Poesía en la vía del conocimiento no pasan de ser intuiciones ipso facto que las ciencias experimentales acabarán demostrando de facto —pues de hecho la función expresiva de la lengua, si acaso sublimada en función poética [Le Guern, 1978: 84], tiende a representar lo referencial [Del Prado, 1993: 140] (2)— y, sin el menor ánimo de incurrir en nuevas imposturas intelectuales —el deslizamiento de la física a la ética, por ejemplo; la teoría de la relatividad se torna relativismo moral o el principio de indeterminación, incertidumbre psíquica postmoderna— que hicieran creer  en la permutabilidad traducible de las diversas disciplinas —y quedan claros los límites entre las distintas materias desde  la Teoría del cierre categorial, la tesis concluyente de Gustavo Bueno—, proponemos una breve experiencia de aproximación interdisciplinar —a la Literatura y Filosofía desde la Física y a la Física desde la Literatura y Filosofía, en virtud de la propiedad conmutativa— que sirva para reconciliar, siquiera sea por “un breve espacio de tiempo”, al alumnado de una y otra especialidad y entreabrir el camino de nuevo a la convergencia de saberes de un conocimiento global, integral y totalizador.
   Así pues, y como “metáfora epistemológica” —acertada expresión de Eco [1992: 251- 2]—, abordaremos aquí una lectura del poema de Machado “Yo voy soñando caminos”, de su opera prima modernista, como sustanciación estética de la teoría de la relatividad, la primera de cuyas leyes formularía el físico Albert Einstein en 1905, fecha ésta para la que ya estaba publicado el poema: Soledades, 1902 —con pie de imprenta de 1903—.
       
   Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero…
-La tarde cayendo está-.
“En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón.”
   Y todo el campo un momento
se queda mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
   La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
   Mi cantar vuelve a plañir:
“Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada.”
            Antonio Machado [1985: 83]
                                    
          TEORÍA DE LA RELATIVIDAD ESPECIAL —¿o ESPACIAL?—

      “Los métodos de trabajo de los modernistas son newtonianos, y hay que ponerlos en tela de juicio a través de una actitud relativista.”
                                             Nicanor Parra
         
   “Estás en un tren, esperando la partida. Junto al tuyo, en la vía de al lado, hay otro, también parado. […] De pronto ves cómo el tren que tenías en la ventanilla, va quedando atrás. Crees, al fin, llegada la hora. Sólo al cabo de unos instantes comprendes el error. Todo ha sido fruto de un efecto engañoso. Tardas en comprender y te aferras hasta el último instante, porque sientes que te estás moviendo. Pero el tren que lentamente se mueve es el otro. El tuyo sigue detenido, en la absoluta inmovilidad. Es una lástima que en tiempos de Heráclito no se hubiera inventado el ferrocarril, digno de cualquier aporía.
                                                       Andrés Trapiello, Una caña que piensa, p. 428

        “Tales son las reflexiones casuales de los viajeros del tren que van junto a la ventanilla, sobre todo en segunda clase. Los peatones, los que van a caballo o incluso los que descansan en un banco, si bien participan más de las sensaciones, las perciben de otro modo (aunque sean las mismas, a las imágenes que capta la retina les falta aquella mágica fugacidad, aquella simultaneidad, aquella superposición que cosquillean el alma), se dan cuenta de lo que ven, la vista y el ánimo quedan satisfechos.”
                                                   Alfred Polgar, La vida en minúscula

         “Debido a que nada que porte información puede ir más rápido que la velocidad de la luz… existe lo que los cosmólogos llaman horizonte de sucesos. El punto más allá del cual no podemos conocer aún lo que ocurre.” 
                                                  Pere Joan, Nocilla Experience  (La novela gráfica), Alfaguara, 2011, p. 57

         “Ubaldone se volvió otra vez a su vecino para saber la hora.
   -Son las ocho y veinte –dijo éste.
   Ubaldone pensó que había sido una gran suerte coger un tranvía tan rápido que conseguía ganarle el tiempo al reloj.
   El tranvía seguía corriendo bajo el sol y bajo la lluvia. Ubaldone se secó el sudor de la frente y luego se dirigió de nuevo a su vecino para saber la hora.
   -Las ocho y diez –dijo éste.
   […]
   -¡Caramba –exclamó Ubaldone-, he cogido el tranvía en dirección contraria!
    Ahora comprendía por qué el reloj del vecino iba también al revés.”
                                                Luigi Malerba, 40 historias de bolsillo, “En el tranvía”, pp. 83-84.

       “Supo de inmediato que el paracaídas no se le abriría. Pero, debido a la mucha altura, todavía tardaría varios minutos en estrellarse contra el suelo. Era tan joven que tenía muy poco que rememorar de su vida pasada […]. Y él, cuando su cuerpo se rompió contra el suelo, ya había superado los ochenta y tres años de vida.”
                                            Juan Pedro Aparicio, “Rememoración final”, en Por favor, sea breve 2, p. 69

   “— ¡oh inverosímil velocidad de muchos kilómetros al minuto!— todo el camino que media entre la vida y la muerte.” 
                         Ramón Gómez de la Serna, “La copa de la muerte”

       “Según progresa el viaje, los nombres de la carretera invocan lugares de la infancia, y el espacio de transmuta en tiempo, se proyecta en dos dimensiones simultáneas, el ahora mismo imperioso de llegar cuanto antes y el ayer recobrado y estático, contenido en los nombres de las señales kilométricas, en el recuerdo vivo y preciso de otros viajes.”
                          Antonio Muñoz Molina, Sefarad, 114

   “Afirmaba [la teoría de la relatividad especial] que nada se puede mover a una velocidad superior a la velocidad de la luz, y también que el paso del tiempo es diferente para las personas que viajan a distinta velocidad” [Parsons, 2010: 30].
   Pues bien, creemos que el citado poema de Machado arroja luz —¿malgré lui? —sobre tal fenómeno  de la ciencia en un momento de las postrimerías del Modernismo, comienzos del s. XX, en que la estética se interesa por la “toma de conciencia” de la realidad física mediante la emoción siguiendo una cadena cognitiva de sensación> sentimiento> razón [Marina, 1998].  “Según esta teoría, si dos gemelos se separan porque uno viaja a una velocidad cercana a la luz, cuando se vuelvan a encontrar tendrán edades diferentes” [Parsons, 2010: 30]. En el poema, el “yo” lírico recorre en presente actual —“voy soñando”— el espacio, al tiempo que su “alma gemela” —su complementario: “un que es Él”, en la esencial heterogeneidad del ser [Machado,1972:185 y 222]— recorre en  pasado —imperfecto: “tenía”, y perfecto: “logré”— un tiempo pretérito, hasta encontrarse, ambos —el viajero del espacio y el del tiempo: “caminos de la tarde”— en el presente —“ya no siento”—.
    “De acuerdo con la teoría de la relatividad [especial], cuanto más rápido se mueve por el espacio, tanto más lentamente se mueve en el tiempo. Si alcanza la velocidad de la luz se detendrá por completo” [Parsons, 2010: 31]. De donde se desprendería, pues, haciendo la transposición oportuna, que el yo cantaor — “que lleva la voz cantante” —, demorándose en el tiempo, expresa la conciencia de envejecimiento, desde el presente del “voy cantando”, que le permite percibir en la memoria, como un eco —de “¡Las colinas doradas […]”—, el rayo de la luz solar ida —“Aguda espina dorada”—, perdida, extinguida —“quién te pudiera sentir”—, frente al “yo” caminante joven en sintonía con la luz de la tarde, puesto al día —“a día de hoy”—, hacia la extinción de la materia —o masa— del “camino de la tarde”, relativa al espacio-tiempo  —y, en consecuencia, la conciencia de la propia desaparición del yo(3)—.

          TEORÍA DE LA RELATIVIDAD GENERAL —¿o GENIAL? — o HISTORIAS DE CRONOTOPIOS Y FAMOSOS
      
     “Y todo el campo un momento                                 
       se queda, mudo y sombrío,
       meditando. […]”
                          Antonio Machado, Soledades

     “Todos nos quedamos con la mirada fija al frente, mudos, en un silencio que acompasaba el insólito espectáculo que contemplábamos. En cuestión de segundos presenciamos uno de los fenómenos más impresionantes que el hombre ha podido admirar. La nave desapareció. El ruido de los motores cesó para siempre. Delante de nosotros no había nada, no veíamos nada, sólo el vacío del universo. Éramos incapaces de apartar la vista pero todo era inútil. Nos era imposible distinguir la nave que ya no existía, la nave que se había convertido en un agujero negro, sí, en un agujero negro. Había llegado/ a una velocidad tan alta que la masa se había hecho infinita y la fuerza de la gravedad había provocado una extraordinaria implosión. Toda la masa, y eso implicaba a todos los ocupantes de la nave, se había contraído violentamente.”
                           M. Dolors Martínez Nó y M. Alba Sabaté Villagrasa, La frontera de la luz, pp 61-2

      “los problemas del tiempo y el espacio, el espacio contra el tiempo, el espacio distorsionado por el tiempo, el tiempo como espacio y el espacio como tiempo, y el espacio, en fin, separándose del tiempo en el triunfo último y trágico de la reflexión humana: ‘muero, luego existo’.”
                               Vladimir Nabokov, Ada o el ardor, p. 136

          “La sucesión de noche y día se acelera hacia esa parpadeante nebulosa estroboscópica que experimentaba el viajero en La máquina del tiempo de H. G. Wells: los dilatados días se convierten en vertiginosos años y estos en fugaces quinquenios. Nos vemos propulsados hacia una probabilidad de muerte cada vez mayor.”
                              Raymond Tallis, El reino del espacio infinito, p. 283

     “Mosén Absalón opinaba que, una vez acabado el Juicio, se acababa todo, porque se acababa el mundo y hasta el sol y la luna serían descolgados del cielo, porque ya resultarían dos lámparas inservibles porque ya no tenían nada que alumbrar; (…)”
                             José Jiménez Lozano, Un pintor de Alejandría, ed. Encuentro, p. 110

     “Ya estaba oscureciendo: todo el paisaje, el mundo entero desaparecía súbitamente en la oscuridad”
                              Branimir Šcepanovic, La boca llena de tierra, p. 78

       “El tiempo se desgarra. ¿Dónde reencontraré los territorios borrosos de la infancia? ¿Los soles elípticos coagulados en el espacio negro? ¿Dónde reencontrar el camino volcado en el vacío?”
                             Agota Kristof, Ayer, ed. Edhasa, pág. 124.

      “Luego por sobre todo y bajo todo
El espacio que quiere avenirse con el tiempo
El tiempo que no acepta insinuaciones”
                              Vicente Huidobro, “Espacio-Tiempo”

      “El fanal contenía el vacío y en el vacío la desorientación acarreaba una misma mezcla de espacio y tiempo, tal vez porque en la noche el tiempo y el espacio no existían.”
                              Luis Mateo Díez, El espíritu del páramo, Ollero & Ramos Eds., 1996, pág. 104

      “Y si te vas en una nave espacial y viajas cerca de la velocidad de la luz, puedes volver y descubrir que toda tu familia está muerta y tú eres joven y será el futuro, pero tu reloj dirá que sólo has estado fuera durante unos días o unos meses.” 
Mark Haddon, El curioso incidente del perro a medianoche, p. 194.

      “El tiempo y el Espacio murieron ayer.” 
                               F.T. Marinetti, Manifiesto futurista

   Y es que hasta un eclipse solar en 1919 no se pudo probar la segunda teoría (de 1916) de la relatividad, esa que “incluye el tiempo como una dimensión [más] como las tres dimensiones del espacio, y las combina en algo denominado espacio-tiempo. Cualquier cosa con masa o energía deforma el espacio-tiempo, creando un campo gravitacional” [Parsons, 2010: 30]. De forma que, respondiendo la pregunta “¿Adónde el camino irá?”, desde “lo largo del sendero…/ -La tarde cayendo está-”, por el “campo” [semántico y/o gravitacional] durante “un momento” —unidad poética elemental de tiempo— , a “La tarde más se oscurece; / y el camino […]/ se enturbia y desaparece”, se va describiendo el camino—[de la]—tarde, el espacio-tiempo en una interactiva, recíproca y simultánea anulación de consuno, cronotopo —bajtiniano— en vías de extinción, en una crónica del paisaje herido de la gravedad del “momento” —o enfermedad crónica del paisaje—  que abducirá al observador por el agujero negro —“sombrío”, de esa “tarde [que] más se oscurece”, camino de la noche a la que no llega ya/todavía la luz, ¿sin velocidad para huir la antimateria?— de tamaño escenario vacío que es la representación del “viajero”.

 

          TEMPO RÁPIDO DE LA E-MOCIÓN o FI[LO]S[ÓF]ICA CUÁNTICA

   “En el campo de la literatura y el arte, la filosofía de Bergson causó un enorme impacto, sobre todo por su afirmación de que lo artístico presenta una forma de intuición mucho más profunda y ligada al ser real de las cosas que la misma ciencia.”     
                                          Amalia Aydée Raggio

     “Según midamos el tiempo con una u otra medida, la impresión será muy diferente. Tengo cuarenta años. Una vida plena sería, por ejemplo, llegar a los ochenta. Me quedan por tanto otros cuarenta. Pero si eso lo traducimos a primaveras, el cómputo nos deja helados: cuarenta primaveras, cuarenta breves primaveras. Podemos ver lo que estos cuarenta años han dejado tras de sí, pero ¿dónde han ido a parar las últimas cuarenta primaveras?”  
                                         Andrés Trapiello, Una caña que piensa p. 430

         -« (…) El tiempo, desde luego, es un albergue tramposo y poco de fiar. Cuando se dice “se me hizo la tarde eterna”, por ejemplo, ¿tú qué entiendes?
   -Que se te hizo pesada.
   -Ya ves, pues yo no, para mí lo eterno es lo que no pesa, cuando el tiempo, de tan feliz que eres, pasa sin sentir. Pero por eso mismo, como cada cual vive el tiempo a su manera, tiene que haber unas reglas, claro, si no sería un lío.»
                                      Carmen Martín Gaite, Nubosidad variable, 166

     “El filósofo francés Bergson sostenía que la vida es duración, o sea, la sensación subjetiva del transcurso del tiempo que cambia con la edad.”
                                        Pedro G. Cuartango, “La infinitud del tiempo”, El Mundo, 28/12/2011, p. 2

    “Mucho menos pudo alcanzar [Acotación a Mairena] las últimas consecuencias del temporalismo bergsoniano, la fe en el valor ontológico de la existencia humana.”
                                       Antonio Machado, Juan de Mairena 1936, p. 171

   Y así, aquella primera teoría física llamada restringida o “de la simultaneidad de las velocidades” que en 1905 formulaba Einstein a partir de la falta de simultaneidad en la percepción de de dos observadores respecto del movimiento de un vagón de ferrocarril
así: “Todo cuerpo de referencia (o sistema de coordenadas), tiene su tiempo particular”;
para sentenciar a continuación: a menos que se nos diga cuál es el cuerpo de referencia a que se refiere la declaración de tiempo, no tiene sentido hablar de Tiempo de un suceso” [Covo: 1988, 56], acabaría siendo formulada desde la Filosofía  por el Nobel francés H. Bergson, maestro de Antonio Machado en el París del curso 1910-1911, y años después de que Einstein formulara finalmente su Teoría general o extensa (1916), en Duración y simultaneidad de 1922, “obra en la que aborda las cuestiones planteadas por la teoría de la relatividad de Einstein” [Raggio, 1984: s/p.], frente a la idea de ese “tiempo del que habla la ciencia [que] es una sucesión de instantes fijos que se persiguen por una línea continua, de forma espacial”, a pesar de que “para nuestra conciencia el tiempo es una duración [concepto que ya formulara en 1907] continua, una corriente que fluye y en la que los instantes no son más que abstracciones artificialmente determinadas” [Savater, 2009: 252-3].
    Si “la duración bergsoniana es la vivencia subjetiva del presente con el recuerdo del pasado más la anticipación del futuro en la conciencia del yo” —según la enciclopedia popular Wikipedia [2012]—, nada más representativo que ese yo viajero —único vivo y real, tal y como lo describe G. Deleuze en su reivindicación de Bergson(4) que desde el presente —“voy soñando”—  evoca el pasado  —“tenía” y “logré”— proyectándolo en un desideratum futuro —“pudiera sentir”— que, confirma, no obstante, “la inutilidad de la búsqueda del tiempo perdido”.

         VIAJE SUBERGSÓNICO VERSUS ESTADO ESTACIONARIO

   “Y sea cual sea la opinión que se tenga sobre la relación entre el espíritu y el cuerpo, ¡es difícil imaginar un espíritu con setenta años de recuerdos en un cuerpo de veinte!”
                                                     Alan Sokal y Jean Bricmont

    “Converso con el hombre que siempre va conmigo”
                                                    Antonio Machado, “Retrato”, Campos de Castilla

           “Y así uno no es si no es diálogo.
Y así pues todo uno es dos
o no es. […]
Uno es el yo de un tú
                                 o no es nada.”
                                                    Ernesto Cardenal, Cántico cósmico, “Cantiga 2 La palabra”

         “Tras el triunfo absoluto de la Ciencia, se le ve a la Filosofía, aduladora y solícita, lisonjera y servicial, correr tras ella ofreciéndola lo único de que dispone: las imágenes y los símbolos poéticos más o menos inteligibles […] Ni que decir tiene que la Ciencia […] Se los regala a su vez, por inservibles, […] a los compradores de fascículos de divulgación científico-técnica. La Filosofía, despechada, se aparta tanto de la Ciencia como de la poesía, y empieza a mascullar una jerga ininteligible, convencida de que ese es el único modo, propio de chamanes y de brujos, de arrebatar a la Ciencia el cetro que ésta le ganó al póker hace cien años.”
                           Andrés Trapiello, Los caballeros del punto fijo, pp. 434-5

      “—¿Cuánto tiempo ha pasado?
       —Una vuelta entera de la aguja son 60 segundos, es decir, un larguísimo minuto.
      —Y nuestro abrazo, ¿cuánto tiempo crees que ha durado?
      —Apenas unos segundos —contestó Niko, convencido.
      —Pues ambos han durado exactamente lo mismo. Lo que ocurre es que, como decía Einstein, cuando abrazas a una chica, el tiempo pasa muchísimo más rápido que cuando ves pasar la segundera del reloj.”
                          Sonia Fernández-Vidal, La puerta de los tres cerrojos

        “Un hombre está viajando en tren para reunirse con una mujer de la que lleva separado dos largas semanas […] Al tiempo le suceden coas extrañas cuando la impaciencia lo distorsiona […] Las dos semanas, partidas por la mitad, dejan una semana que parece tan larga como dos; lo mismo ocurre con varios días y una semana entera; con un día y tres; y con este viaje y un día. […] Hay una explicación para este triste misterio: la agudeza con que fragmentamos el tiempo en las tareas que lo componen conforme disminuye el intervalo que hay que atravesar. […] No obstante, mientras su cabeza atraviesa los condados intermedios, […] su rostro, llevado por encima de campos y setos, se revela como una fotografía conforme afuera anochece, […]”
                           Raymond Tallis, El reino del espacio infinito, pp. 235, 236 y 237

       “Sabía que la impresión del momento anterior provenía de esa engañosa sensación de tiempo que siempre iba en armonía con el estado de ánimo de uno. Por lo tanto, sabía que el instante de dolor siempre duraba más que el instante de alegría. No obstante, se preguntaba si en caso de que cambiara de parecer y decidiera vivir lo que le tocaba, esa extraña ley sería válida también para/ él: si el tiempo restante, como todo sufrimiento, en realidad le parecería más largo o, por el contrario —ante la conciencia de que se derretía cada vez más rápido y se reducía como un pedacito de hielo sobre la palma de una mano caliente—, se acabaría en breve con la última ilusión. De todos modos, quería calcular al menos el tiempo real que aún le quedaba. Calculaba despacio, convirtiendo los días en horas, las horas en minutos, y al final multiplicó todo y concluyó que si viviera noventa días, le quedarían 2.160 horas o 129.600 minutos , sin contar el día en curso, que a juzgar por todo, ya se había desperdiciado en vano.”
                                Branimir Šcepanovic, La boca llena de tierra, 2010, sextopiso, pp. 38-39.

 

   Sin embargo, tal y como han explicado Sokal y Bricmont [1999: 181-199](5) yerra el novel Henri Bergson cuando, guiándose del método pseudocientífico de la intuición,  no acaba de entender la falta de simultaneidad y perseveran, contumaces en el error, otros filósofos seguidores suyos, como Jankélévitch, Merleau-Ponty y, para colmo, Deleuze.
Porque si el gemelo viajero –del tren–, y pongamos que se llama Antonio –el Machado por antoniomasia– viajara prácticamente al filo de la velocidad de la luz, mientras que su hermano –“son semblable, son frère”–, pongamos “Manuel” –o Manolo y Ramón,  dúo dinámico-estático, o cualquier anto(nio)nimia, que tanto nos da, pues para Bergson tanto monta, monta tanto Pedro como Pablo–, permanece estacionado en el andén de la evocación, lo que sostienen tales  filósofos, frente a la experiencia empírica de la Física, es que tras el viaje supersónico –subergsónico– del primero, ambos tendrán sin embargo al final de su vida idéntica edad.
    Y vendría que ni pintiparadala lectura de Deleuze para el poema de Machado cuando remacha que el tiempo de “Antonio” no puede ser vivido por “Manuel”, ni viceversa, ya que la imagen que se forma uno del otro “no es una imagen, sino un símbolo” [Sokal y Bricmont, 1999: 198].
  Y, sin embargo, haciendo de la nece(si)dad virtud, y salvando las distancias de sendos observadores “complementarios” alojados en un mismo cuerpo, resultar que la diferente interiorización, a través de la intuición(6) constituirá un “tiempo subjetivo” en virtud del cual un observador de la conciencia –el propio poeta– percibirá la emoción como tempo  rápido y el tedio como tempo rápido, a despecho del tiempo “objetivo” del cronómetro. O dicho de otra manera, el observador cantante del poema vive en el estatismo anómico tras el viaje de la luz y el anónimo caminante –antónimo o antoniómico–-, el dinamismo de quien pervive el instante del paisaje en su viaje a la cuasi velocidad de la Luz hacia la dichosa desintegración de la materia del ser, confundidos en un único ser, que, por obra y gracia de la Poesía, resulta “un espíritu con 70 años de recuerdos en un cuerpo de 20”.  

              CODA

         «(…) tus palabras (…) repartían su energía luminosa por el aire y se iban columpiando sobre el mar, fertilizando la belleza del ocaso, “la energía no se crea ni se destruye, no hace más que transformarse”, ofrenda de luz desdibujándose mientras yo seguía retrocediendo aunque fingía caminar (…)»   
                                Carmen Martín Gaite, Nubosidad variable, p.328

        “La liberación del poder del átomo lo ha cambiado todo excepto nuestra forma de pensar… La solución a este problema yace en el corazón de la humanidad. Si lo llego a saber me habría hecho relojero.” 
                                Albert Einstein

      “El humorismo sangriento de la teoría de la relatividad”
                                Nicanor Parra, “Los vicios del mundo moderno”, en Poemas y antipoemas

    De manera que, sirviendo el remachado poema de Machado de “puesta en abismo”, de su tarea, el profesor de Literatura y el de Física sean sendos observadores –estático y dinámico, ¿o viceversa?–, desde las respectivas perspectivas y/o metodologías de las ciencias empíricas –o positivas– y las ciencias humanas –¿negativas? –, de la “materia” del aprendizaje.

                  Parra356                      
                  Nicanor Parra, Artefactos, en Obras Completas, p. 356.

 

 

            BIBLIOGRAFÍA
   COVO TORRES, Javier (1988): Einstein (relativamente fácil), Bogotá, El Áncora.
   CUARTANGO, Pedro G. (2015): “Un encuentro en París”, El Mundo, 5-dic., p. 2.
   DEL PRADO, Javier (1993): Teoría y práctica de la función poética, Madrid, Cátedra.
   ECO, Umberto (1992): Los límites de la interpretación, Barcelona, Lumen.
   FERNÁNDEZ-VIDAL, Sonia (2011): La puerta de los tres cerrojos, Barcelona, La Galera. 
   HADDON, Mark (2004): El curioso incidente del perro a medianoche, Barcelona, Salamandra.
   LE GUERN, Michel (1978): La metáfora y la metonimia, Madrid, Cátedra 2ª ed.
   MACHADO, Antonio (1985): Poesías completas, Madrid, Espasa Calpe.
   MACHADO, Antonio (1972): Juan de Mairena 1936, Madrid, Castalia.
   MAINER, José-Carlos (2003): La filología en el purgatorio. Los estudios literarios en torno a 1950, Barcelona, Crítica.
   MARINA, José Antonio (1998): La selva del lenguaje, Barcelona, Anagrama.
   MARTÍNEZ NÓ, M. Dolors y SABATÉ VILLAGRASA, M. Alba (2000): La frontera de la luz, Barcelona, Octaedro, 1ª ed.
    PARSONS, Paul (2010): 50 teorías científicas revolucionarias e imaginativas, Barcelona, Blume.
    RAGGIO, Amalia Aydée (1984): “Henri Bergson” y “El autor en el tiempo”, en La risa, de Henri Bergson, Madrid, R.B.A.
    SAVATER, Fernando (2009): Historia de la Filosofía sin temor ni temblor, Madrid, Espasa Calpe.
    SCHWARTZ, Joseph y MCGUINESS, Michael (s/año): Einstein para principiantes, Buenos Aires, Era Naciente.
    SOKAL, Alan y BRICMONT, Jean (1999): Imposturas intelectuales, Barcelona, Paidós.
    VV.AA (2012): Wikipedia, “Henri Bergson”.

NOTAS
 (1) Hay un pasaje divulgativo de tales teorías en Haddon [2004: 193-194].
 (2) “Ahora bien, tenemos que admitir que en la poesía moderna, y en algunos casos en otros espacios de la escritura que nada tienen que ver con la poesía, tales como la escritura filosófica o la científica, lo que la metáfora intenta decir no es un más allá del sentimiento del emisor, real o supuesto, sino un más allá de la realidad conocida: rellenar en metáfora una ausencia referencial. La función referencial de la metáfora creo que sustituye como dominante, después del Romanticismo, a la función emocional en la poesía de Occidente.”
 (3) «Machado, sigue Valverde, pasó del “impulso constructivo” de la palabra a la “gravitación hacia el nihil” y, a la postre, “no pudo vivir sobre la esperanza inventada por él mismo, destrozado entre la fusión del horizonte y la altura a donde volaba […]” (Estudios…., pp. 123-124)», [Mainer, 2003: 183].
   (4) “Einstein dice que el tiempo de los dos sistemas, S y S’, no es el mismo. Pero, ¿cuál es ese otro tiempo? No es ni el de Pedro en S, ni el de Pablo en S’, ya que, según la hipótesis, ambos tiempos sólo difieren cuantitativamente, y esta diferencia se anula cuando, alternativamente, S y S’ se toman como sistemas de referencia. […] Resumiendo, el otro tiempo es algo que no puede ser vivido ni por Pedro ni por Pablo, ni por Pablo tal como Pedro se lo imagina […]  Así, en la hipótesis de la relatividad, se hace evidente que sólo puede existir un único tiempo vivible y vivido [Gilles Deleuze, El bergsonismo, 1968, pp. 84-85], citado por Sokal y Bricmont [1999: 197].
  (5) “Un vistazo a la historia de las relaciones entre la ciencia y la filosofía. Bergson y sus sucesores”, c. 11.
  (6) “Es evidente que eso contradice nuestra noción intuitiva del tiempo: estamos acostumbrados a considerar la simultaneidad de acontecimientos, incluso alejados, como un concepto absoluto y no problemático. Sin embargo, esa intuición sólo se debe a la pobreza de nuestra experiencia. […] En todo caso, no existe ninguna contradicción entre la relatividad y una extrapolación natural pero (actualmente lo sabemos) errónea de nuestra experiencia cotidiana” [Sokal y Bricmont, 1999: 188].

                                                      

 

                            

                                                          

                                                      

 

                            

 

 

                            

 


 
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