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ISSN 1989-4163

NUMERO 74 - VERANO 2016

Yo Lagarto, ¿y Tú?

Rosa Mª Ortega

 

     

   Hay unas 5.000 especies de lagartos. ¿Cómo lo ves? Cinco mil, ¿eh? Te lo escribo en letra también, si eso. No te lo acabas el mundo lagarto. De hecho, el Universo Reptil no tiene parangón ni ná de ná de escueto. Todo son proliferaciones y especies de bichos que salen por los inodoros de los baños de la gente. Yo, cada vez que subo la taza de un baño ajeno, ya me estoy imaginando que asoma un caimán de esos que se le ha escapado a un vecino amante de vertebrados amniotas, que duerme en el sofá, porque el colchón y el somier, y todo lo que arma una cama como la conocemos los humanos que nos vamos a dormir cada noche, más firme o más blandita, se lo cede a los bichos. Y claro, si los lagartianos se cansan de lo calentitos que están entre sábanas, se van a buscarse la vida un rato por los conductos. Cogen tubería y manta. Y luego, tú vas a hacer pis, y te encuentras a una serpiente que te dice hola, ¿qué tal? en la taza del wáter, con la escama córnea pertinente. Porque extremidades, lo que son manos de toda la vida de Dios de la Era Secundaria, estos bichejos no tienen, ni una, ni dos, ni treinta. Así es que todo lo más que te dicen es hola con la escama. Lo que sí tienen es un sistema circulatorio de doble circuito muy apañao y muy bien puesto. Lo que viene siendo circulación doble incompleta. Bueno, no, algunos tienen patas, para qué te voy a engañar. Pero casi nada de patas. O sea, patas cortas, vamos. Por eso no tienes que darles mucho de jalar, porque se ponen gordacos, y al caminar arrastran la barriga. Y todo el mundo sabe que arrastrar la barriga es una guarrada. Bueno, para ellos no, ¿eh? Ellos están felices ahí, tocando con la panza el suelo, porque para ellos es de lo más cotidiano en sus días reptiles. ¡A ver qué van a hacer, si no les dan las patas pa’ más! Eso pasa por lo de la teoría de la evolución de Darwin. Fíjate cómo se han quedado hoy, que llegan a tu casa por la taza del wáter. ¡A ver si tú eres capaz! A que no, ¿eh? Claro. Ya te digo que hay que tener mucha destreza para eso. En el Mesozoico no podían hacerlo, porque no había baños del tamaño del Iguanodonte o el Diplodocus (y no te digo tuberías). ¿Pero ahora? Bah, ahora lo tienen arrastrao. En un plis llegan a tu casa. Les falta hablar, eso sí. Una cuerdecillas vocales y bordaban la gesta. Seguro que hasta te pedirían permiso para salir a la superficie o esperarían a que hicieses pis para asomar por la taza. Pero bueno, ese heroísmo no ha llegado aún. Aunque todo se arrastrará.

   Los reptiles son una clase parafilética de vertebrados amniotas, que te quede claro. Y no hablan. Ni mú te dicen. Si acaso, les puedes arropar y meterlos en la bañera, que yo tengo un contacto en redes sociales que se mete en la cama con el lagarto. Por quien quieras te lo juro. Por la iguana verde o de roca, si quieres. El tipo dice que es lo mejor que puede tener entre sábanas. No te digo más. Y duerme a pierna suelta. En noches en que no pueda conciliar el sueño, el tío se levanta y se pone a tocar la guitarra. Pero no creas que el insomnio le viene de tener al bicho al lado. No, no, no, no, no, no…ni hablar del caimán. Lo que pasa es que le llega la musa, va, se levanta y toca. Y luego se vuelve a acostar a la vera del iguano lagartijo. Y se queda tan fresco. Oye tú, cada cual tiene sus amores, qué quieres que te diga. Lagartijas, cocodrilos, caimanes, iguanas… ¿Mujeres? No se sabe. Pero lagartijas, cocodrilos, caimanes, iguanas…¡Eso, seguro! Los adopta de bebés y se convierte en padre putativo de cuantos más bichos, mejor. Eh, que a mí me parece cojonudo. Además, tú no sabes la de ventajas acumuladas que tiene un lagarto de esos. Si lo supieras (aunque seas mujer, ¿eh?, y lo de “mujer” lo digo porque en el sector femenino parece que tengamos que tener todas intrínseco el concepto de la repugnancia bicharraca, y tampoco es así, que yo sé de algunas que ven una tarántula de 6 metros y dicen: “es preciosa”)… pues eso, que si lo supieras… si supieras la de beneficios que aporta un lagarto a tu vida, te los comprabas por docenas cuarto y mitad. Por ejemplo, tienen unos pulmones esponjosos que te mueres. Que tiene que dar gusto tocarlos. Lo que pasa es que no puedes tocar los pulmones de un lagarto. Eso también es verdad. Habría que abrirlo en canal, pobre reptilaco, para verle los pulmones y tocárselos, y comprobar cuán de esponjosidad bizcocha almacena ese tacto y esa caricia de órgano interno. Pero eso no es compatible. No, no, no, no… o tienes un lagarto mascota al que bañar y con el que dormir, o te lo cargas para tocarle los pulmones esponjosos. Porque te va a decir el lagartijo que te rajes tú los escrotos y te toques tú los huevos por dentro, no te jode. Una de dos, pero las dos no. No puede ser eso. Así es que vamos a buscarle otra ventaja al bicho. Por ejemplo, un lagarto tiene escamas epidérmicas de queratina, que es una sustancia proteica rica en azufre. Por eso pueden vivir en lugares y terruños secos y requetesecos, resquebrajados, yermos e inhóspitos como el desierto de Chihuahua, que queda entre Nevada y Utah, y es un espacio donde la vida humana se convierte en una hazaña, pero coloca tú allí a un lagarto y verás cómo se lo pasa, el tío reptil. Buah…no te haces una idea. A cuerpo de lagarto. Si es que yo no sé cómo no nos reencarnamos todos en esos bichos en otras vidas, porque es lo más orgásmico que te vas a echar a la escama. Nuestras almas deberían estar todas destinadas a aterrizar en el mundo lagartijo. Da igual la dimensión, si eso es lo de menos. Lo que mola es ser iguano. Pffff.... ya ves. Y será por especies…que hace dos días han descubierto en China un eslabón perdido del universo caimancuno: el fósil de un reptil marino raro de cojones, con pico. Que tú dices: ¿reptil con pico? Pues sí, reptil con pico, ¿qué pasa? Por eso es raro, ¿que no lo has pillao? Por eso te digo, que especies hay para parar un carro de tortugas (mira, de estas no hemos hablao, pero es que me da pereza, que nos pueden dar las mil). Y las especies que van saliendo y están por salir. Del wáter, por ejemplo. Esta noche, cuando vayas a hacer el último pis antes de ir a dormir, te miras bien el fondo de la taza, hazme caso. Verás como te viene a la mente un cabezorro con escamas saliendo de ahí a lo Yo lagarto, ¿y tú?



 

 

Yo lagarto, ¿y tú?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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