Un abrigo de visón te hace sospechosa en un polígono. Un palestino al cuello en el barrio de Salamanca. Unos zapatos de cocodrilo en un zoológico. Unas pestañas postizas en la playa. Estar gorda te hace sospechosa en ese invento virtual de Satanás denominado Facebook, aunque no logro adivinar por qué. Y he escrito la palabra gorda, no curvi, ni XXL, ni plus size, ni rellenita, ni fofisana, ni gordibuena ni ninguna otra chorrada expresamente calculada para vendernos ropa a la inmensa mayoría de mujeres que estamos por encima de la talla 38 y que por lo tanto nos identificamos más con Vicky Martín Berrocal que con Twiggy. Mujeres reales, vaya. De carne y hueso, no de hueso y hueso o de hueso y Photoshop. Porque las mujeres reales no nos alimentamos de programas de trucaje ni de eufemismos, precisamente.
Facebook ha eliminado la foto en bikini de Tess Holliday, modelo de tallas grandes, que había compartido el grupo feminista australiano Cherchez la femme, en una pose sonriente y nada comprometedora. Su argumento fue que muestra partes del cuerpo en forma indeseada, y que la imagen no comparte la política publicitaria de salud y estado físico de la compañía, pues hace que quien la ve se sienta mal consigo mismo o tuerza el gesto. A la vez, animaba a los emisores a buscar otra que representase a la mujer haciendo ejercicio. Todo esto resulta muy curioso, pues las generadoras del mensaje estaban empleando esta foto para publicitar un evento llamado “Feminist and fat”, que promueve la visualización del cuerpo femenino de forma positiva, al margen de la tiranía de la moda. El revuelo que ha causado la prohibición de la foto ha llevado a Facebook a recular y a pedir perdón, y a dejar bien claro que una mujer gorda no ofende a nadie, y que la Venus de Willendorf pone cachondo a más de uno.
Nuestros buzones están petados de publicidad indeseada donde modelos de pose lánguida, anoréxica y supuestamente erótica- todas ellas muy despatarradas, aunque sea para anunciar vinagre- nos “adornan” un producto produciéndonos, a casi todas nosotras, instantáneo rechazo. No sé si mostrarlas comiendo o haciendo yoga sería más eficaz, pero lo que sí sé es que los diseñadores de moda son en su mayoría gays- cuyo modelo estético es Audrey Hepburn, que es más plana que un cartabón- y que no se cortan un pelo al afirmar que para que una prenda luzca, nada como mostrarla en una percha, así que…. La modelo con tanta carne como una percha, es la que mejor se adapta a la pieza. Afortunadamente, la calle nos da la razón, y unas buenas curvas (incluso con celulitis) y un buen pecho (a todos les encanta Scarlett) resultan mucho más atractivas que esos escuadrones de lánguidas que sólo venden hambre atrasada y ganas de resultar muy “fashion”. ¿O no?
¡¡Feliz verano y a lucir con orgullo el bikini!!