El Color Pretendido
Julio soler
“Dream
Baby dream.
Keep them dreams buring,baby
Keep that feeling forever” (Alan Vega)
-Los Domingos de nuestro paseo por la tarde, te gusta elegir mi trozo de coco.
-Porque quiero lo mejor para ti. Y ese trozo está más blanco. Radiante.
-Juancho, ya te he visto con el pantone de los colores comparando. A veces pienso, y con razón, que como esquimal que eres distingues los matices del blanco. Blanco de primavera sin anticiparla con pistas. Blanco desmayado como cuando el hielo se funde después de una pesca inesperada. Blanco sucio de nuestro iglú al acabar nuestra fiesta blanca. Blanco de la espera de un oso polar sin poder camuflarse desesperándose por su presa localizada pero no capturada. Ese blanco que tú y yo conocemos pero otros no.
-Azucena, aunque haya otros colores, todos están en ti. De todas maneras, te voy a llevar a la fábrica de pinturas.
Era un edificio blanco, aferrado a la tierra blanca y supongo que encofrado. Esa estructura que nos lleva a la no incertidumbre. Un edificio blanco, del color blanco marfil parecido al de un colmillo de morsa perdido durante una batalla por la reproducción que se mimetiza con la parte sumergida de la parte oculta de un iceberg. La puerta estaba abierta porque no era blanca, y entramos, claro que entramos ¿Cómo se puede conocer la diversidad de los colores si uno no atraviesa la puerta que te lleva a lo desconocido?
-Mira Azucena, allí está el marrón caoba sin barniz eterno, como nos habían hablado nuestros antepasados.
-Y allí el verde esmeralda que nos deslumbra en buenos años el musgo de la tundra.
-Pero, ¿no está el blanco?
-Ese blanco, Azucena, espero que no llegue nunca, pues ese trozo de coco que te elegí no venía del trópico, ese que lo deshace todo. Coco blanco como nuestros dientes blancos de amor compartido cuando se caen juntos por comer siempre pescado blanco crudo. Solo el azul cielo es lo que vemos tumbados tú y yo sin poder alcanzarlo por lo tanto tampoco poder matizarlo. Oh mi amor blanco como nunca y como siempre.
