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ISSN 1989-4163

NUMERO 54 - VERANO 2014

Y un Tiempo Muerto donde Vivir Contigo

Ramón Asquerino

 

Y un tiempo muerto donde vivir contigo

 

“[…] y quedó tan ataviada, que seducía los ojos de cuantos hombres la miraban”: Libro de Judit : 10, 4

“Cuando la vida carece de esperanzas, solo cabe la esperanza de vivir”: El espíritu áspero : Gonzalo Hidalgo Bayal, § 186, p. 426

 

Para José A. Casal, por su latín con-jugando, traducido en su nombre de yambos

 

(Memini etiam quae nolo, oblivisci non possum quae volo)

***

I.- Memini:

 

El presagio de aspirar tu cintura, breve,

la leve cita en tu memoria, larga,

un suicidio contra tus labios húmedo

-cornisa sin fin seducida-,

corta carmín en la almohada el aliento

moldeando rímel, arrasado en tus ojos,

el tobillo es una sábana de visiones,

pulseras de temblor entreabiertas, conjuras

milagros redondos a las puertas de Eleusis

-Gran Vía, esquina Fuencarral-,

plisada la falda con ablativos

absolutos de cabeza, ínsulas del Egeo,

la frente toda en voces de tus vuelos,

velos con aire son los muslos,

desvelos declina en líneas finas esa cintura

de cuantos hombres la miraban , reflejas

un rojo amapola por el malecón, nada,

en el puerto de Oporto, vocativo,

seducía la inclinada melena silente, llamas,

nervios de cristal y ceniza,

loca por un viento sur, pereza y llanto,

humo y monte insomnio la noche,

anclado acusativo de relación en el costado,

presunta la mar avezada entre terrazas

-sombra de cielos y caléndulas:

el campo asirio bañando abiertas noches

a un brillo esmeralda de Holofernes el alfanje-,

la vista ahogada en el pozo de tus manos,

poso escuro, jardín colgante, ansia de agosto,

tras el silencio arbitrario, árbitro de los años,

tras 90 minutos y prórroga con los penaltis de tus besos,

y un tiempo muerto donde vivir contigo:

 

Cuando la vida carece de esperanzas,

solo cabe la esperanza de vivir ,

-en la 426 de la nostalgia 186-,

el marcador insaciable tanteando latidos

por una cita con su previo desencuentro,

página a libro, hoja a ojo,

-en el capítulo 10, versículo tu cuarto-

que se encierra como una playa tras sus mareas,

verde sin fin, extensa piel de espejismo,

desiertos sin oasis : ¡el fraude del agua!,

la sed inerte del tigre a solas con sus rayas,

la mar de inútil en tu perfil arena,

donde brilla este deseo inquieto,

molusco sin fin atrapado en su espejo,

esta ansiedad detrás de ti, fondo azul clásico:

a clámide transparente del léxico huele,

hule amigo, hasta las aras, a diccionario tu nombre oye,

a átonas sirenas, nerviosas en sus amores, siente,

sentadas inquietas, mediodía y de rodillas, ve,

ciega aciago aire por los muslos impecables sabe,

flexiona los sentidos hasta sus ojos ateriéndose,

ateniéndose a la traducción, sonando fiel,

ateniense ahogado en las de aceite palabras de lechuza

y olivo, verde ojinegro de azahar, me cercas

de aquellos labios de carmín suicida:

vigilia última de Holofernes, rendido ya de hermosura,

la túnica de lino seduce cortados siglos

a cuantos hombres la miraban: Libro de Judit ,

que levantas migrañas a la luna.

 

 

Y II.- ¿O no te acuerdas?,

oblivisci non potes.

 

 

 

 

 

Seducía los ojos

 

 

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