Marina Sanmartín: Veneno que Cura
Tino Pertierra
Marina San Martin es fiel a una costumbre creativa que la une de forma inequívoca con su propia memoria. Llega a la ficción a través de la fricción cotidiana con lo que le pasa. Y “El amor que nos vuelve malvados”, su segunda novela, una obra sobre sentimientos desgarrados y relaciones heridas, no ha sido una excepción.
1) ¿Cuál fue la chispa que encendió la necesidad de escribir esta novela?
No sé si alguna vez se romperá la pauta, pero, hasta ahora, siempre empiezo a escribir cuando termino de vivir una historia real; y eso es lo que ocurrió, conocí a alguien con la fuerza suficiente para despertar en mí esa clase de amor que nos vuelve malvados.
2) ¿Cuáles fueron los mayores obstáculos que te salieron al paso?
El mayor obstáculo fue encontrar el tiempo suficiente, porque desde el principio me di cuenta de que esta novela exigía una dedicación plena, convivir con ella las 24 horas. Conseguido el tiempo, mantener el equilibrio emocional mientras la escribía fue la dificultad siguiente. La literatura es más peligrosa de lo que parece.
3) Si fueras guía de tu libro, ¿qué le dirías al viajero antes de entrar en él?
Que dejara en la entrada todos los prejuicios y se abstuviera de emitir un veredicto. Este es un libro que muestra comportamientos difíciles, en apariencia claramente censurables; y yo creo que no lo son.
4) ¿Se sintió malvada en algún momento al tomar decisiones sobre algún personaje?
Lo mismo que acabo de aconsejarle al lector con mi respuesta anterior trato de respetarlo yo misma cuando escribo. Intento que los personajes se vayan mostrando solos, es como si ya estuvieran ahí antes de que yo empezase a contar su historia; mi trabajo no consiste en crearles un destino, sino en averiguar qué les ocurrió. La realidad es un juego de pistas para los que creamos ficción.
5) ¿Terminar un libro se asemeja a terminar un amor?
En cierto modo, pero no tanto terminar un libro como completar el ciclo que incluye su publicación y promoción posterior; y, por supuesto, su lectura por parte del público. Cuando todo eso ha pasado y la novela deja de sonar (ojalá falte mucho para que ocurra eso con esta), entonces sí, es hora de empezar con un amor nuevo.
6) ¿En qué momento sentiste que la novela se rebelaba y pedía independizarse?
La novela siempre fue independiente, a veces tenía la sensación de que mi labor no pasaba de la mera transcripción. De ahí, creo, deriva su fuerza; sería un error de base pensar que el texto me pertenece por lo que al mensaje se refiere. Mi lectura es una; yo las acepto todas.
7) ¿De qué te sientes más orgullosa cuando piensas en la novela?
No quiero que esto suene trágico, porque no lo es en absoluto, pero de lo que más orgullosa me siento es del dolor que he abandonado en ella, del que me he desprendido; en cierto sentido, la novela es venenosa, es la piel muerta de la serpiente. Para mí un texto es bueno si el autor ha dejado algo irrecuperable en él; y, precisamente por eso, también actúa como salvavidas.
8) Marina Sanmartín, valenciana del 70, es responsable del blog "La fallera cósmica. ¿Escribir se parece en algo a montar unas fallas?
Todos los actos creativos se parecen. De las fallas tendemos a ver más su vertiente más folclórica, pero el buen artista fallero levanta una obra de arte, que monopoliza su tiempo y su mente durante el proceso de creación. Y eso se parece mucho a lo que yo hago.