HExtraña, muy extraña pero fascinante película, una joya escondida del cine español del pasado siglo, injustamente olvidada y prácticamente inencontrable en la actualidad (yo me hice con ella gracias a mi compi Diego López, de El buque maldito).
Cine de autor en el sentido estricto del término (el director dirige, produce y protagoniza), con todos los pros y contras que ello implica, Dimorfo (1979), de Rodjara, es una oscurísima fantasía psicoanalítica, una fábula siniestra sobre el desdoblamiento de personalidad, el extrañamiento y la culpa, a caballo entre el cine surrealista y el thriller, que por momentos recuerda a Pasolini, a las producciones de la Hammer o a los dramas rurales españoles de la Transición (con Furtivos, de José Luis Borau, como principal exponente).
Aunque todo ello con un particular sello propio, el de Rodjara (pseudónimo de Manuel Rodríguez), delirante, morboso y onírico, que convierte la película en una impagable pieza de culto.
Clasificada S en su día (por un par de secuencias violentas que no desvelaré), con una estética psicodélica impagable (Rodjara caracterizado al más puro estilo Music Machine) y un sorprendente final que da sentido a todo, Dimorfo es una rara avis del cine español, una tragedia griega lisérgica y enfebrecida que no dejará (para bien o para mal) indiferente a nadie.
La música, la fotografía, los diálogos (magníficos), el paisaje, los decorados, las interpretaciones, el guion, todo contribuye a crear una atmósfera desasosegante y malsana, una especie de realismo mágico ominoso y perturbador, absolutamente único en nuestro cine.
Intentad (no será fácil) haceros con ella y juzgad, después de videarla, vosotros mismos: hay disparidad total de opiniones.