Sería muy difícil encontrar en el panorama universitario español a algún docente que superase el ritmo de trabajo y publicaciones del catedrático Francisco Javier Díez de Revenga. Y no me refiero, como es natural, a publicaciones patéticas o ratoneras, del estilo de El diminutivo en las novelas de Emilia Pardo Bazán o Variedades florales en la poesía de Manuel José Quintana, sino a libros de investigación serios, valiosos, germinadores, que aporten algo útil a los lectores, estudiantes y profesores que vendrán después de nosotros. En el amplísimo catálogo de estudios del Dr. Díez de Revenga hay, desde hace pocas semanas, un nuevo título, editado en la colección Ensayos Literarios de la Cátedra Miguel Delibes, que dirige Mª Pilar Celma: La novela política (Novelistas españolas del siglo XXI y compromiso histórico). Está integrado por las lecciones que el profesor murciano impartió como curso de doctorado en el Graduate Center de la City University of New York en el año 2011, y supone un interesante recorrido por las páginas de veintiuna escritoras que han abordado en sus narraciones últimas algún aspecto destacable que se pueda relacionar con la sociedad y/o la política españolas. En este análisis gozan de un merecido espacio desde autoras provectas (Esther Tusquets) hasta jóvenes (Laia Fàbregas), que cubren un abanico temático y estilístico de notable vigor: terrorismo, delincuencia, malos tratos a la mujer, enfermedades mentales, conflictos de identidad, emigración, pobreza, disecciones psicológicas... Y para todos estos enfoques encuentra el profesor Díez de Revenga un comentario lúcido, un resumen inmejorable, que adoba con fragmentos de reseñas periodísticas tributadas a la obra en cuestión, construyendo así un mosaico riquísimo que ilumina de un modo diferente cada novela y extrae de ella lo más significativo y perdurable. De esa forma, nos hablará con respeto de la minuciosa, comprometida y galdosiana El corazón helado, de Almudena Grandes; del riguroso retrato sobre la burguesía pro-franquista catalana que aparece en Habíamos ganado la guerra, de Esther Tusquets; del universo colonial de El tiempo entre costuras, de María Dueñas; del completo y complejo dibujo que Mª Jesús Orbegozo lleva a cabo sobre el mundo vasco en su extensa narración Hijos del árbol milenario, o de la deliciosa reconstrucción que Cristina Cerezales elabora en torno a la figura de su madre, la también escritora Carmen Laforet, cuyos años finales estuvieron golpeados por la consunción y el silencio (Música blanca). En estas aproximaciones, el profesor Díez de Revenga no solamente resume y define, sino que también valora. Y esa decantación es otro de los ingredientes encomiables de este trabajo, porque nos traslada la autorizada opinión de alguien que, lejos de la asepsia estéril, se instala frente a las novelas y adopta una postura frente a ellas. Así, nos manifestará sin ambages que María Dueñas “merece plenamente el éxito editorial que está viviendo” (p.74); que la novela de Mª Jesús Orbegozo “no la consideramos una novela esta al uso” (p.88); que Dime quién soy, de Julia Navarro, “muestra carencias estructurales y argumentales a la hora de crear una novela completa, creíbles y valorable” (p.104) y que, de hecho, “no se sostiene a pesar de las muchas páginas” (p.107); que la escena final de Landen (Laia Fàbregas) “es un tanto decepcionante” (p.159); o que Lo que me queda por vivir, de Elvira Lindo, es una novela de la que puede predicarse que es “posiblemente la mejor entre las suyas” (p.171). Estamos, pues, ante unas lecciones que desbrozan, interpretan y fijan un volumen de veinticinco novelas publicadas por mujeres en la primera década del siglo XXI. Obra de calidad llamada a convertirse en referencia.