¿El pálpito? Todos tenemos la sensación de que el gobierno, la oposición y las instituciones navegan a la deriva en una tormenta que hará naufragar el barco en el que viajamos- y no por voluntad propia- y desde el que ya atisbamos negruras abisales. Hay dos quejas generalizadas que van desde los indignados del 15-M al votante conservador que rechaza las aventuras antisistema. La primera de ellas es la incapacidad de este gobierno, Y DE TODOS, para acabar con los privilegios de la clase política, que siguen visiblemente intactos. San Rajoy bueno y mártir no ha quitado ni un coche oficial ni ha tomado ninguna medida SERIA para aligerar el aparato burocrático del estado, ahora ocupado por los suyos (¿Por qué no escuchas las propuestas de Rosa Díez, guapo?) Los expertos dicen que lo que está sucediendo recuerda mucho al turnismo de la Restauración, donde los partidarios de Cánovas y Sagasta se iban turnando (o sucediendo) en los puestos ministeriales. La meritocracia que caracterizaba a los altos cargos de la Administración a principios de los 80- ¡Ah, la movida!¡ Qué recuerdos!- ha dado lugar a la COMPADRECRACIA basada en la fidelidad ideológica y al intercambio de favores. Hoy por ti, mañana por mí. Tú me tapas y yo te cubro. Tú me regalas un bolso de Loewe y yo un viaje a Katmandú. Mirar en dirección a Valencia, o a Baleares, basta para que le entren a una ganas de cagar y empezar a repartir.
La segunda queja es la absoluta falta de EXIGENCIA DE RESPONSABILIDADES políticas y penales a quienes han arrasado las arcas públicas o han provocado un perjuicio social por su mala gestión. Y aquí me caben los aeropuertos mal llamados peatonales, AVES que transportan un promedio de 17 viajeros diarios, Palacios de congresos y velódromos innecesarios, los repugnantes chanchullos de Urdangarín, los falsos EREs, los tejemanejes de los corruptos de Baleares (UM se lleva la palma, aunque los chicos de Matas y los del Pacte no se quedan cortos) y toda la mierda de la comunidad Valenciana, por poner por ejemplo sólo los casos más sangrantes. No ignoro que nuestra legislación no permite sentar en el banquillo a los cargos electos que despilfarraban con alegría y falso orgullo en obras tan faraónicas como innecesarias. Pero el Código Penal tiene un apartado que se llama De los delitos societarios que va desde el artículo 290 al 297. Y esos artículos están pensados para CASTIGAR a los responsables de las sociedades que actúan con negligencia, incurren en fraudes o se enriquecen de forma ilícita. Si preguntásemos por la calle, micrófono en mano, el más desinformado sería capaz de darnos, por lo bajo, diez apellidos.
Y ya que estamos señalando con el dedo tonto, esa es la conducta que ha caracterizado (me niego a teclear la palabra “presuntamente”, pues a estas alturas del curso, está bien claro) A LOS DIRECTIVOS DE LAS CAJAS DE AHORROS, y que yo sepa no hay ninguno procesado. Como en Agitadoras no nos gusta escurrir el bulto, citamos a cuatro casos flagrantes que deberían ser INVESTIGADOS penalmente: La gestión de Miguel Blesa en Caja Madrid, la de José Luís Olivas en Bancaja, la de Modesto Crespo en la CAM y la de Juan Pedro Hernández Moltó en la de Castilla- La Mancha. En total, estas cuatro entidades han supuesto un quebranto al Estado de unos 30.000 millones de euros, tirando por lo bajo.
Que no nos repitan esa mentira de que no se puede hacer nada, que no somos niños de teta. Que no intenten colárnosla con el rollo de “Pasar página”. Sabemos que lo que realmente ocurre es que a nadie le interesa investigar la gestión de esas cajas porque detrás está la financiación de los partidos y la cara más repugnante de la política. Mientras no se HAGA JUSTICIA, los gobernantes no TENDRÁN DERECHO a exigir nuevos sacrificios a los ciudadanos.
La Reina Roja de Alicia pedirían sin pensárselo dos veces: ¡Que les corten la cabeza! Nosotros vamos más lejos: Que devuelvan todo lo que han robado y que luego les corten los coj…. ¡las alas!