Para seguir con la lista de best sellers que abonan las estanterías de las librerías y copan las preferencias de los “lectores”, viene a colación una viñeta de Manel Fontdevila que he recibido vía e-mail. En ella se muestra claramente en lo que se están convirtiendo los Sant Jordi, ferias del libro y demás encuentros masivos de venta de libros. Me pregunto yo, dónde irá a parar la literatura, los libros que nos transportaban a otros mundos, los libros que nos hacían pensar, los libros que nos hacían ser contestatarios, los libros que nos instruían para no ser carne de borrego, los libros de los grandes creadores y pensadores, los libros de las nuevas generaciones que no se contentan con masticar lo que les viene empaquetadito a través de los medios de comunicación y demás poderes mediáticos.
Cualquier presentador con un mínimo de audiencia televisa o radiofónica, tiene el privilegio de “hacer” un libro y, sin cortarse un pelo, utilizar su programa para anunciarse e intoxicar a los oyentes/televidentes y luego, como si de un efecto dominó se tratase, colocarse en todos los escaparates de librerías y grandes superficies. Pasan como si fuesen un rodillo por encima de cienes de títulos que, desesperados, como si de espermatozoides se tratase, pugnan por llegar a las mesas de novedades. Parece que la editorial Planeta ha encontrado un filón con estos presentadores-estrellas y ha fichado de un plumazo a unos cuantos de estos pollos, lanzándolos al mercado en estos primeros meses del año que transcurre: el apodado follonero –Jordi Évole- presentador de ‘salvados’ con más vale pedir perdón que pedir permiso; el ya más que quemado Xavier Sardá con asesino de presentadores, el inefable y carismático Andreu Buenafuente con su sigo diciendo: los monólogos de la sexta y hasta la nueva estrella de radio nacional, Toni Garrido, presentador de ‘asuntos propios’, nos ha salido con sus inculteces: barbaridades que dice la gente. y lo bonito de todo esto, es que entre ellos, se invitan a sus programas respectivos para promocionar tan maravillosas obras. Cierto, palabrita del niño jesús.
Pues señoras y señores, ¿qué nos queda? Viendo el panorama, aparte de rezar para que renazcan y se reproduzcan los verdaderos libreros (especie catalogada como en extinción), la única alternativa que se nos presenta es la de volver a las barricadas, a las acciones de guerrilla y seguir ejerciendo de francotiradores de la cultura. Ahora más que nunca, editores independientes, uníos.