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ISSN 1989-4163

NUMERO 14 - VERANO 2010

 

Fui Contigo

Mª Ángeles Cabré

"No se es libre mientras se desea, se quiere, se teme, tal vez no sea uno libre mientras vive."
Opus nigrum
Margherite Yourcenar

Estoy muy Triste

1.
Estoy muy triste.
Se me devanan los sesos en un intento vano por alcanzarte.
Otra vez.
Por enésima vez en este mes.
Daría lo que fuera por no haberte perdido.
Mi mano, mi muslo, el coxis, aquello que no tengo,
hasta los recuerdos que no son míos.
Doliente,
me apropio de lo que no fui.
Y paso a ser yo dos veces,
la que quise y la que odié.
De lo que fui ni me acuerdo,
tal es la mordedura de la serpiente.
¿Qué hacer ahora con la cicatriz que ostento?
La que paseo ignara por el mundo traidor que me dejaste.
¿Por qué no te llevaste contigo el desespero?
¿A qué viene sufrir siempre dos veces?

 

        * * *

FUI CONTIGO

 

1.
Ese cuerpo que él ama con su cuerpo ya viejo,
el que magrea hambriento cual en última cena.
Los dedos que desliza por las marcas rojizas del tirante bajado.
Las nalgas que ha atrapado, plas, con las palmas abiertas.
La espalda de la mujer que amó y ahora lo vela:
el húmedo cabello, las mechas desleídas,
cruzado el bolso en diagonal perfecta.
Y ese llanto que nadie escucha, ese silencio.

2.
Soy
la voz que acariciaste,
el pesimismo que sacaste a flote,
que rescataste a tiempo.
Esos ratos ajenos a los sueños que conseguí hacer míos, cautivos.
Fui tu sombra
en el rincón oscuro de la niñez.
Y en los años mozos del optimismo,
y allí donde hondaban las miserias primeras, siempre contigo.
A tu vera visioné los llantos contenidos,
deambulé contigo ensimismada
por las cuestas ariscas de los días.
Pasado fue el presente
como incierto el futuro en tu regazo.
Fui contigo ese globo pinchado
que escapa entre las manos
y los primeros laberintos de tus ojos
fueron nube que vuelve
y tormenta que se despierta.
Fui contigo.

3.
No fui lo que creía ser.
Creí ser más y era menos,
acaso menos que más,
casi más pero siempre menos.
En un instante detenido advertí la magnitud del error.
Fue la catástrofe:
un avión despeñado en pleno vuelo.
Me quemé en la sopa fría.
Y en el trance de admitir la conciencia
corrí, tapados los oídos, contra el viento.
¡Qué tremendo el impacto!
En la certeza absoluta de quererte, me desmembré.
¿Quién espera ahora el amor que me acechaba?
¿En qué hombros depositaré las alforjas que llevaba?
¿A qué susurros me asiré para vencer los miedos?

4.
Quisiera no temblar,
conservar la entereza.
Que no me venza el abismo
de verte alejarte con la soga al cuello.
Mi soga,
la que me atenazaba,
la que me moría.
Yo quise morir por ti y ahora no puedo.
¿Qué crueldad niega la muerte al moribundo,
en qué medida es el amor más infinito que la vida?
Prisionera de temblores que ensordecen,
veo tu sombra en cualquier parte.
Me acecha.
Tal vez no quiera estar cerca,
pero acude.
No aseguro que sea la tuya,
pero se le asemeja,
quiero que se le parezca.

5.
¿Por qué?
¿Cuál fue la señal?
¿Quién la dio?
¿Qué fuerza primigenia,
anclada en el pleistoceno de tus entrañas,
te invitó a hacerlo?
¿En qué remoto cántaro de tu sed estaba escrito?
¿Era necesario?
¿Se lo contaste a alguien?
Si el imperativo categórico podía deshacer el embrujo,
¿por qué no lo hizo antes?
¿A qué viene la espera,
los meses compartidos en el silencio de la traición?
¿Se sabe de antemano lo que no se desea?
¿O sólo se conoce el deseo?
¿Es el no tan poderoso como el sí,
se anuncia con igual revuelo?
A veces dudo, dudo.

6.
Como el fugitivo malherido
que arrastra en el cuerpo un balazo mortal.
Así me siento.
Penitente.

7.
Se acabó la colonia que tú me regalaste.
El gel de baño que usabas
feneció, sumidero abajo, hace ya tiempo.
Celada por las persianas de tu ausencia,
veo pasar la vida.
Y es que en esa película muda yo no salgo,
no estoy, no soy nada.
Acaso la sombra errante que dejaste un día.

8.
No quiero ser quien eres
ni quiero ser yo misma.
No quiero ser nada que no sea la palabra.

 
 

Ibai Acevedo

Foto: Ibai Acevedo

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