75 Euros Cuesta la Ilusión
Jaume Aparicio
La IX edición de la Fira Internacional del Disc de Barcelona abrió de nuevo sus puertas para satisfacer la demanda de los coleccionistas de esos trozos de plástico redondos llamados discos, que cuando todo el mundo los daba por muertos han resucitado un rato, confirmando que las cosas nunca salen como te esperas. Y la industria, disgustada porque ya no se vende nada que sea descargable, recurre al vinilo para mantener vivo el mercado, que está muerto. Porque aunque comprar discos es un ejercicio nostálgico y a veces emocionante, ir con uno de ellos debajo del brazo es lo más cercano que hay a parecerse un bailarín de ‘Thriller'.
Pero, ¡qué más da! A vivir que son dos discos. Hacia allí me dirigí el sábado 1 de mayo por la tarde con la pequeña ilusión de encontrar aquella pieza que falta en tu colección y, si puede ser, a buen precio. El primer desengaño llegó solo al entrar en el recinto de la Estació del Nord y comprobar que la feria es muy limitada, con pocos stands y llenos de vinilos. ¡Yo no busco vinilos, busco CD'S!, pero el coleccionista de pedigrí no compra compactos, por favor, y yo pertenezco a otra generación. Así que la decepción ya fue considerable en ese sentido, pero bueno, supongo que el nombre del evento ya me lo advertía: Fira del Disc, y no Fira del CD o Fira de la Cinta VHS Gastada. Aún y así, me salió el poso de optimismo característico de la familia y empecé la ruta buscando dos chucherías absurdas que me faltan en la estantería de CD'S que he bautizado como la de los discos “caros e intrascendentes y encima difíciles de encontrar”. ¿Sabes cuáles son? Ahora te lo digo.
Encontré vendedores de todo el mundo, sobre todo franceses e italianos, que son los más cercanos al territorio, poniendo a la venta ediciones raras de los Beatles, los Stones o los Who. Springsteen tiene su propio stand gracias a la gente del Stone Pony Club y la oferta, en realidad, no estaba tan mal. Pero yo seguía buscando mesas con discos compactos. En un par de ellas me acerqué bastante a mis objetivos, pero agua.
A medida que se acercaba el final del recinto y las mesas iban desapareciendo del horizonte, mis esperanzas menguaban, pero el destino me reservaba una pequeña sorpresa. 17:45 horas, me voy directo a un vendedor catalán rodeado de compactos con buena pinta y me lanzo al apartado ‘QUEEN'. ¿Será aquí? Comienzo a buscar, a pasar rápido los CD'S y finalmente aparece uno. Y al minuto, otro. Son los dos que quiero y están ahí. Veo el precio. Me voy a dar una vuelta a pensármelo, que es mucho dinero y sólo son dos CD-singles. Comienzo a sudar, lo juro. Miro la cartera, veo que puedo, los compro, el vendedor se emociona y yo más. Los meto en la bolsa y me siento como un ladrón que ha robado un fortín y nadie se ha enterado. Rápido y limpio.
Ahora, mi estantería de “caros e intrascendentes y encima difíciles de encontrar” ya incluye los CD-singles de Queen ‘Scandal' y Breakthru', editados en 1989. 75 euros. Pero a vivir, que son dos discos.