Desde que Jean Paul Sartre acuñó en 1948 el término antinovela y propuso la búsqueda de nuevas estructuras narrativas, alejadas del dominio decimonónico de la novela clásica, algunos autores han intentado implantar diversas vanguardias, con ese punto en común, que han interesado a los críticos y al perfil del lector con una buena formación y una disposición al experimentalismo.
Con la poesía ocurrió algo parecido, especialmente en los anos sesenta donde Juan Hidalgo, Felipe Boso, Juan Eduardo Cirlot, Joan Brossa o Rafael de Cózar entre otros intentaron abrir nuevas vías que tampoco lograron desplazar el “imperialismo” de la poesía discursiva. Y si esto ocurrió con la poesía, con la novela igual de lo mismo. Las interesantes propuestas de la nouveau roman de 1957 con Michel Butor y Alain Robbe-Grillet, como principales artífices,
avalando el flujo de conciencia por encima de la narración, tuvieron su continuidad en 1960 con otro movimiento conocido como OULIPO y en el que escritores como Raymond Queneau, Francois Le Lionnais, Georges Perec e Italo Calvino unieron las matemáticas y la literatura
para proponer nuevas estructuras formales. Ninguno de los dos movimientos, que sorprendieron gratamente en su día, consiguieron una continuidad experimental. Aunque si es cierto que, desde entonces, aparecen francotiradores audaces como Julián Ríos –‘Larva’–, y como Vicente
Luis Mora.
Mora (Córdoba 1970) es poeta, novelista, ensayista y sobre todo un brillante teórico que no ha dejado de indagar, proponer y debatir en la red y en su obra, tanto poética, narrativa como ensayística, en torno al renacimiento de una literatura acorde con los nuevos tiempos. Un inicio marcado con la excelente novela Circular (2003), a la que siguió en 2007 un interesante bucle novelístico titulado Las Afueras, donde expuso los principios de una estética que ha ido desarrollando con mucha más brillantez argumental y estética, además de un sólido discurso personal, que otros autores de una modernidad bastante cuestionable. Esta trayectoria acaba de alcanzar una interesante madurez con su última metanovela Alba Cromm, publicada por Seix Barral, en la que Vicente Luis Mora construye un formidable puzzle polifónico alrededor del género negro, del laberinto de internet y de la parodia cervantina que interpreta las revistas de género excluyente como el viejo fenómeno de los libros de caballería. Lo hace convirtiendo la novela en un reportaje de la revista masculina Upman, para el hombre de verdad, centrada en la persecución de peligroso hacker, sospechoso de pedofilia, por parte de una policía misógina que sospecha de todos y que no duda en echar mano de cualquier estrategia. La trama de esta trepidante historia utiliza todos los recursos actuales: los chat, los blogs, las entrevistas, el comic, la publicidad, los emails, los cuadernos de notas, los guiños cinematográficos, la mecánica cuántica, la crítica literaria y de arte y un registro coral de voces de numerosos protagonistas (Alba Cromm, Nemo, Elena Cortés, Luis Ramírez, Ezequiel Martínez...) que van ejecutando el relevo narrativo. En esta heterodoxa novela lo de menos es el suspense y el final. Tampoco la travesura machista e irreverente con la que burla las reglas para divertir al lector. Lo importante, lo que magnifica la apuesta literaria de VLM es la inteligente filosofía y las preguntas criticas que lanza acerca de problemas sociales actual actuales (la vulnerabilidad de los más débiles, de las nuevas formas tecnológicas de control del ciudadano, del juego de mascaras que nos convierte a la vez en potenciales sospechosos y denunciantes y de la malversación moral). Y también la experimentación solvente y bien armada en su objetivo de proponer nuevos maneras de contar y de estructurar la narración, más libre, más dinámica, más punto net.
