La representación de la pobreza en la historia del arte ha sido una constante en las más variadas civilizaciones. Famosos son los cuadros de Velázquez representando a los filósofos Esopo y Menipo como dignos mendigos. No se trata de un despropósito ni de una frivolización de la escasez, los harapos representan la precariedad pero a la vez ensalzan la belleza interior, la intelectualidad y la capacidad creativa de los estos pensadores. Estos cuadros encajan muy bien con el término cinismo y no me refiero únicamente a la escuela filosófica fundada por los discípulos de Sócrates, ya que este vocablo se refiere también si consultamos el Diccionario de La Lengua de la Real Academia Española tanto a la afectación del desaseo como a la grosería. Una vez más dentro del arte la representación de la belleza no excluye su opuesto, la fealdad. La pobreza puede ser vista dependiendo de la mirada cultural y la sociedad como algo feo, algo obsceno o inclusive como algo cómico. La necesidad también ha estado ligada a conceptos trágicos como la enfermedad y en última instancia la muerte, conceptos en definitiva inherentes a la humanidad.
Diego Velázquez, Esopo, 1639
Para hablar de este tema es imprescindible remontarnos al siglo XIX y ahondar en el mito romántico de artista bohemio sumido en la pobreza. Los artistas en numerosas ocasiones se han representado como seres marginales, mártires o victimas de una sociedad a la que no se han logrado adaptar. El creador consciente de la importancia de su imagen tampoco ha dudado en representarse como símbolo de la pobreza, producida frecuentemente por la dificultad de vivir a expensas de la creación de obras artísticas. La miseria en la que han vivido muchos artistas que han pasado a la posteridad ha hecho correr muchos ríos de tinta, aumentando y destacando muchas de estas anécdotas en sus biografías. Progresivamente la vida del artista ha pasado a ser un valor comercial independiente o complementario de su legado artístico. Pobres como ratones pero dignos y con aureola de genios, los artistas siempre han sido vistos como seres sensibles ligados al sufrimiento.
Carl Spitzgweg, El poeta pobre, 1839.
A continuación citaré algunos ejemplos de artistas que han padecido este problema, vamos a citar el paradigmático caso de Paul Gaugin (1) que pasó de la riqueza a la pobreza, tras abandonar debido a la quiebra, su trabajo de agente de bolsa se dedicó de lleno a lo que había sido su afición, la pintura. Vivimos una época convulsa de inestabilidad económica y desde que empecé a escribir este artículo creo que más de una persona habrá pensado también por asociación, que me olvidaba de citar las visicitudes que pasó otro artista sumido en la pobreza, Van Gogh(2), no me detendré en los aspectos más truculentos de su vida que se pueden encontrar en cualquier biografía, ni en su enfermedad sino sencillamente apostillaré que solamente vendió un cuadro en vida razón por la cual no pudo mantenerse de su vocación.
Jean-François Millet, el Angelus, 1857.
Otras escenas como la representada en célebre Angelus de Millet, son un caso más de representación de pobreza ligada a la belleza, pero para no quedarnos en una lectura superficial de esta obra decir también que refleja una dignidad que no se puede comprar. Independientemente de lo que pensara Marx que en sus Manuscritos económicos y filosóficos de 1884 dice que con la posesión de dinero se suple la fealdad. Por tanto desde la perspectiva del capitalismo y de la mano de Marx podemos hablar de pobreza espiritual ya que recalca que “el dinero, en la medida en que posee la propiedad de comprarlo todo, de apropiarse de todos los objetos, es el objeto por excelencia…Mi fuerza es tan grande como lo sea la fuerza del dinero…Lo que soy y lo que puedo no está determinado por mi individualidad… ¿Acaso no transforma mi dinero todas mis carencias en su contrario?”. Como hemos visto la representación de la pobreza no siempre se centra en el estereotipo de artista-pobre ya que también el arte tiene la capacidad de conmover y despertar conciencias dormidas, en este sentido las fotografías de Sebastián Salgado como reportero gráfico, sus imágenes son sinónimo de compromiso hacia la realidad social de los más desfavorecidos. En este recorrido a través de momentos cruciales de la historia del arte hemos establecido relaciones con conceptos sociales, recordar que las obras de arte pueden tener muchos matices así como múltiples lecturas en función de una mirada cultural, rica o pobre, culta o popular.
Óscar Marín Repollet
(1) Arruinado y lleno de deudas se estableció en Las Antillas, Tahití y las Islas Marquesas donde encontró la inspiración y realizó la mayor parte de su producción artística. Vivió gracias a una pequeña pensión que le enviaba un marchante de París.
(2) Su hermano menor Theo fue su marchante y también su benefactor, cosa que se deduce de las más de seiscientas cincuenta cartas que se conservan.