Incierta Munición Incierta
Julio Soler
- Nuestras ganancias y nuestras pérdidas, guardadas a buen recaudo en una caja, ¿una caja? no, mejor, un cofre, ¿un cofre? no, mejor, un baúl con un lacre invisible con contraseña para ser abierto de par e impar. Luchemos para adivinar la contraseña o hagamos algo grande. Nuestras pérdidas y nuestras ganancias. ¡Dios! La caja, no, el cofre, no, el baúl ha de abrirse con el lacre desprendido o despreciemos su contraseña y hagamos algo grande. Primero, elucubremos acerca de su contenido y valoremos. Dentro podría haber:
Manadas de ángeles caídos rociándose con queroseno de altos vuelos para quemarse a lo bonzo, dinero falso en billetes pequeños, revistas extranjeras de edición ilimitada donde nuestros rostros se desvanecen de sus portadas, cantimploras clamando desiertos para ser rellenadas, nuestros días de gloria envueltos en papel de aluminio de regalo para su mejor conservación, dos espejos quebrados en una cantidad de añicos a convenir y con marco, un reportaje de fotos en blanco y negro de las piedras preciosas del tesoro de Alí Babá y un reloj ciego.
-¿Tienes armas?
- Tengo la pistola cargada con esa incierta munición incierta que resucita el esplendor de nuestro gatillo.
- ¿Sientes el éxtasis del frenesí de la sublimación del vértigo? ¿Dentro habrá más munición?
- ¿Hacemos algo grande?
- Sí.
- Eh, tú, tú, tú, Baúl, ábrete muéstranos tu contenido. ¡¡¡¡¡Esto es un atraco!!!!
- Espera. Aquí falta algo.
- ¿No está todo?
- No. Aquí faltan las ganancias y las pérdidas. Sin rastro de la inciertas municiones inciertas-
- ¿Entonces no dispararemos más?
- Bueno queda una bala. ¿La compartimos?