En estos momentos de Pandemia, en los que la población pone su fe en la vacunación, deberíamos recordar a una mujer, totalmente olvidada pero cuya intuición permitió el descubrimiento de la vacuna.
Todos reconocen a Edward Jenner como el descubridor de la vacuna, cuyo nombre "vacuna" proviene de la conversación con una lechera, que decía estar protegida contra la viruela, la terrible plaga, porque ya había cogido la "viruela vacuna".
La viruela vacuna, es una enfermedad no muy frecuente en las vacas, y que se contagia a los humanos, a través de las llagas de las vacas.
Ante esto, inoculó a un niño de ocho años, con la materia de una llaga de viruela de una lechera. El niño se sintió mal durante varios días pero se recuperó. Tras esto, lo volvió a inocular pero de una llaga de viruela humana, y no le pasó nada, con lo que llegó a la conclusión de que estaba protegido y esto podría hacerse con otras personas. De ahí que a este sistema de inmunización, se le llamó vacuna, y Jenner pasaría a la historia, como el descubridor de las "vacunas".
Pero esto no es totalmente cierto, porque ya antes de este "descubrimiento", una mujer lo había descubierto la inmunización, antes de que él hubiera nacido. Mary Wortley Montagu (1689-1762), fue una mujer aristócrata que se formó a sí misma. Aprendió idiomas, y adquirió una amplia cultura, pero consciente de que la sociedad de su tiempo, relegaba la formación de la mujer, incluso se dirigió hasta al obispo de Salisbury, protestándole por las dificultades que encontraban las mujeres para adquirir cultura.
Tuvo que marcharse a Turquía, ya que su marido fue destinado a Estambul. Mujer de una gran curiosidad científica, descubrió que los turcos habían conseguido mantener a raya a la viruela, una enfermedad terrible, que producía una gran mortalidad y que ella había pasado, aunque había conseguido sobrevivir. Desde Estambul escribe a una amiga "La viruela, tan fatal y frecuente entre nosotros, aquí es totalmente inofensiva gracias al descubrimiento de la inoculación, (así es como la llaman)" Y le cuent como lo hacen.
"Existe un grupo de mujeres ancianas especializadas en esta operación. Cada otoño, en el mes de septiembre, que es cuando el calor se apacigua, las personas se consultan unas a otras para saber quién de entre ellos está dispuesto a tener la viruela…”.
Y cuenta, cómo era la técnica. Que consistía en inocular a voluntarios con el pus de enfermos, en venas abiertas.
Ella pudo ver la eficacia de este sistema, y convencida de su eficacia, lo probó con su propio hijo. Ante los resultados, se propuso divulgar esta costumbre en su tierra "“Soy lo bastante patriota para tomarme la molestia de llevar esta útil invención a Inglaterra y tratar de imponerla”.
Y fue precisamente Jenner, el que basándose en la técnica de inoculación que había traído de Turquía Mary Montagu, el que la aplicó, con el virus que sufrían los que cuidaban las vacas, técnica que se denominaría por este motivo "vacuna".
Otra gran hazaña, que liberaría de la viruela a gran parte del mundo, fue la de 22 niños huérfanos españoles, que ante la imposibilidad de conservar las vacunas, los llevaron a América, con el médico. Francisco Javier Balmis, y la enfermera Isabel Zabala, tras haber convencido al rey Carlos IV, para que financiara la expedición, zarparon en 1803 desde la Coruña, en la «Real Expedición Filantrópica de la Vacuna», Allí, a través de la inoculación, vacunarían a la población y la salvarían de la viruela.
Como siempre los españoles ignoramos a nuestros héroes y grandes personajes. Los españoles, salvaron a America, Filipinas y muchos otras países con esta técnica, de la viruela, sin embargo, los ingleses, regalando mantas y otros objetos inoculadas a propósito de viruela, lograrían matar a tribus enteras, sin necesidad de enfrentarse con ellos y se quedarían con su territorio Pero esta hazaña, de los niños y sanitarios españoles, que arriesgaban su vida, para combatir la viruela, tan heroica, como todo lo nuestro, ha sido olvidada, tanto como el genocidio y el desprecio a la población original, inglés, en todos los sitios por los que ha pasado. Pero de todo esto quizás escriba en otra ocasión.