Salto de litera de arriba, noche transparente, amanecer translúcido, ducha opaca, afeitado nulo, camisa de cuadros rojos y negros, zumo de pomelos, naranjas y limones con tostadas al óleo, suena el teléfono fijo y anclado:
-Necesito una señal para orientarme para nuestro encuentro en el huerto, señor leñador.
-Le tengo dicho que no me diga señor leñador cuando llame por teléfono fijo.
-Pero si es la primera vez que lo llamo para una cita a ciegas.
-Sí, es verdad. ¿Conoce usted las acequias oscuras que se adentran en los corazones inhóspitos de los huertos de cítricos inundando de riego a manta sus fértiles suelos aportando de joviales nutrientes a sus futuros frutos?
- Claro, todo lo oscuro me atrae, me place y me reconforta.
-Estupendo, pues tatúese a fuego lento el recorrido, nade con inusitada soltura por esa acequia un par de millas fluviales evitando la mirada hipnótica de anguilas y mújoles, salga y adéntrese por el sendero de vocación lúgubre que atraviesa la cueva neolítica color de la turba con pinturas sedentarias; verá un letrero de vez en cuando luminoso que tartamudeará temblorosamente: POR AQUÍ. A continuación deslícese sin miedo por la cárcava por donde los grajos vuelan bajo por oler el aroma de su atajo…
- ¿Cómo lo sabe? Atajo es el nombre de mi perfume, porque no me gusta andar con rodeos, ir al grano.
- Pues por eso. Y Lleve tacones, se lo suplico por su bien y por el nuestro. Rompa la cadena que sujeta, amortigua y amansa al mastín leonés de colosales fauces que cela el Huerto del Calvario de los Naranjos con cruces y una vez allí procúrese manufacturar una venda con los restos orgánicos por supuesto oscuros que allí encuentre. Ciega, siéntase cómoda y aguarde sobre el tronco asignado para usted. Lo reconocerá por el tacto. Sí, es el tronco asignado asignado para usted con una cruz hendida. Talé ese árbol con mi última hacha afilada con sílex de tecnología punta.
-Me encanta, me encanta aunque no descarto que desde mi litera de abajo y tú desde tu litera de arriba algún día saltemos juntos a la misma vez a nuestro vacío, contemplemos noches opacas y amaneceres también translúcidos juntos, nos duchemos transparentemente juntos, nos vistamos juntos y desayunemos juntos.
- ¿Y lo de afeitarse, nena?
-Eso depende de ti y de cómo escribas nuestro nuevo guión. Te llevo muy dentro mí y más dentro cuando lleguemos allí, solos, a la señal, leñador de nombre Deep Inside.
-Empezaré yo a nadar. Sígueme hasta lo profundo.