¡Al poeta despídanlo!
Ése no tiene aquí nada que hacer.
Heberto Padilla
Ella lo ha dicho
nos mojamos en el semen y nos crece el árbol bajo los pies
Las garrapatas nos cubren las orejas
los desempleados caen de bruces
van cayendo de cabeza y de cabeza nos llenamos el cenicero
Porque cae la bolsa
como se acaba el petróleo y nadie puede disimular su olvido
Ese olvidarnos el uno al otro
el uno en el otro
el otro negándose a sí mismo
o él mismo que lo niega todo
y todo lo niega acerca de uno
acerca de mí o de sí mismo
ese mismo que nunca fui encima de él
y que él siempre ha querido ser muy dentro mío
Hemos volteado el rostro y somos la negación
que los culpen a ellos Ella lo ha dicho
mientras se aleja sobre los números dentro de los códices
se aleja se aleja y se me cae el rostro al agua
picoteados por las tristes navajitas
por las mafias literarias
y me siento viejo enfermo parricida
Me miro fijo como un tiro al blanco o una diana sin reservas
sin más color que el azul de tu vestido
Siempre tu vestido de holanes
de arandelas son tus calzones fúricos
y la foto en blanco y negro de tus rodillas chuecas
Ellos se escriben a diario mientras yo los leo
se distinguen y piensan que son las letras
que son el libro y la imagen
que son la muchedumbre que los busca
con las antorchas cercanas a la nariz
y ellos se escriben y se escriben y van cambiando
se quedan malhumorados sobre sí mismos
abotargados
pienso y distingo
que no queda mucho tiempo
que no vamos a cruzar de nuevo este charco que nos colma
que todos hemos visto correr
a los niños por la ribera de las letras