Si alguien, en algún momento, se encuentra derrotado mental y físicamente pensando que todo está acabado y no hay futuro… le aconsejo que lea Hotel Lutecia… una historia entrañable en la que el amor, el ‘se puede conseguir’ y creer en las segundas oportunidades son los protagonistas principales coordinados por Andreu Ribera.
Una vez más, Empar Fernández consigue enamorarnos con una obra potente y no exenta de leerla con las lágrimas asomadas a las ventanas que le son propias. ¡Felicidades!
En abril de 1945, Andreu Ribera, es liberado del campo de concentración de Dachau y su único objetivo es llegar a París para conseguir noticias de Rosa. Allí, en el Hotel Lutecia, espera noticias entre interminables relaciones de muertos, desaparecidos y supervivientes. Cuando todo parece irse a pique, encuentra ayuda en Blanche, una viuda cuyo hijo falleció en la guerra y que regenta un bistrot cerca del Hotel Lutecia. Blanche le ayudará como si fuera su propio hijo. Lentamente, recuperará su vida y aprovechará la segunda oportunidad que esta le ofrece en la Provenza francesa, junto a Claudine, la hermana de Blanche.
Años después en julio de 1969, André, el hijo de Andreu Ribera, necesitará respuestas y saldrá en busca de ellas. Los secretos familiares de su padre y su búsqueda de la verdad le llevarán hasta la Barcelona de la postguerra, concretamente hasta el Poble Sec, donde conocerá que turbios secretos determinaron el futuro de la familia Ribera.
Una novela con unos personajes inolvidables, obstinadas en la lucha por rehacer sus vidas y marcados por el recuerdo de las interminables mañanas de angustiosa espera en el Hotel Lutecia… Y un familiar y persistente olor a lavanda.
Empar Fernández (Barcelona, 1962) alterna la docencia con la escritura, tanto de ficción como de no ficción. Con su primera novela, Horacio en la memoria, obtiene el premio Cáceres. En 2004 comienza su colaboración literaria con Pablo Bonell Goytisolo y publican Cienfuegos, 17 agosto, Las cosas de la muerte, Mala sangre, Un mal día para morir y La mirada infinita.
Resulta finalista del IX premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones con El loco de las muñecas. Posteriormente publica, entre otros, Hijos de la derrota, La cicatriz (premio Rejadorada de Novela Breve) y Mentiras capitales. Ha quedado finalista del premio Medellín Negro 2013 y del Ciudad de Carmona 2014. Con La última llamada resultó finalista del premio Valencia Negra 2015. Su anterior novela Maldita verdad (2016), ha recibido el premio Tenerife Noir, el Cubelles Noir y ha sido finalista del premio Hammet a la mejor novela negra en castellano.
Interesante charla con…Empar Fernández… ¡Gracias!
P.- Para los despistados ¿quién es Empar Fernández?
R.- Empar Fernández es una novelista que se gana la vida enseñando algo de Historia a los adolescentes. Una vida complicada.
P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace Hotel Lutecia?
R.- Nace hace cuatro o cinco años, justo en el momento en el que leí en un reportaje la historia del Hotel Lutecia. Un establecimiento de lujo inaugurado a principios del siglo XX y pensado para albergar escritores, pintores, cineastas... que fue ocupado por los dirigentes nazis durante la Segunda Guerra Mundial y que, semanas después, se transformó en un centro de información y de acogida de deportados dirigido por la Cruz Roja. Una historia paralela a la del continente europeo. Un espejo
P.- ¿Cómo se ha documentado?
R.- Leyendo cuanto he podido. He consultado libros y revistas históricas, he leído novelas ambientadas en el periodo de la posguerra europea y manuales de vida cotidiana y he analizado documentales. Documentar una novela como Hotel Lutecia es una tarea apasionante.
P.- Qué tiene el Hotel Lutecia para ser personaje de su novela?
R.- El Hotel Lutecia es un buen ejemplo de lo que sucede en Europa durante décadas, tiene una historia propia que sirve para entender lo sucedido. Es el lugar en el que, en unos años, se pasa del optimismo y la opulencia a la peor de las tragedias.
P.- ¿Qué quiere poner de relieve a través de Andreu Ribera, protagonista central de la historia?
R.- Quisiera evidenciar que hay generaciones que han sido atropelladas por la Historia, que los hechos que se escapan a nuestro control han marcado y arruinado muchas vidas, tal y cómo le sucede a Andreu Ribera. Mi generación ha sido una generación afortunada, pero todos conocemos personas que han visto cómo todos sus planes saltaban por los aires Por otra parte intento animar a los lectores a reconocer y a aprovechar las segundas oportunidades.
P.- ¿Qué tiene más peso en la redacción: el amor, la amistad, la supervivencia, los secretos familiares...?
R.- En Hotel Lutecia juegan un papel importante las familias de adopción. Grupos de personas que se ayudan, que se solidarizan unas con otras sin que entre ellas medien lazos familiares. Se adoptan mutuamente para sobrevivir. Creo que esa amistad creciente puede ser tan relevante como la sangre.
P.- Libro ambientado a caballo entre España y Francia ¿por qué?
R.- Los deportados españoles no podían regresar a España, las autoridades franquistas habían declarado que no había "españoles fuera de España". El retorno era imposible y fueron muchos los que se afincaron, con penas y trabajos, en el país vecino. Andreu Ribera no puede ni quiere volver a su país y se establece en la Provenza francesa.
P.- A qué personaje le tiene más cariño?
R.- Al protagonista, a Andreu. Es un hombre profundamente humano, fuerte y frágil a la vez, destrozado por la Historia y, aun así, capaz de amar y de rehacer su vida.
P.- Venda su libro ¿por qué hay que leerlo?
R.- Hotel Lutecia explica una historia trágica que nos habla de nosotros mismos, de nuestro pasado reciente. Creo que el lector puede disfrutar de la ficción mientras reconoce algunos de los episodios que han marcado el devenir de un continente.
P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?
R.- Trabajo en una novela con un trasfondo histórico evidente que transcurre durante los años centrales del siglo XX y que verá la luz muy pronto. Y sigo pensando en negro y elaborando la trama de una nueva novela negra.
