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ISSN 1989-4163

NUMERO 60 - FEBRERO 2015

Esta Mujer Pinta Mucho

Carmelo Arribas

 

Las mujeres, del entorno de Goya, siguen siendo un misterio y son una tentación para el investigador, llena de sorpresas el estudiar su relación con ellas.

El 25 de febrero de 1992 , anunciaba la casa Sotheby´s de Madrid una gran subasta de pintura antigua. Entre los cuadros que formaban la misma, se encontraba el: “Retrato de Dña. Juana Posada” . Pintado por Dña. Mª del Rosario Weis, hija de su ama de llaves y amante de Goya, Leocadia Weis, y concebida dos años después de la muerte de su mujer. Para algunos el famoso cuadro “La lechera de Burdeos” , atribuida a Goya es: “una obra clave en la historia de la pintura que anticipa el impresionismo” . Sin embargo esta atribución, parece no estar tan clara. Investigadores de la talla de Manuela Mena, una de las mayores expertas en el pintor nacido en Fuendetodos, y responsable de la reinstalación de las Pinturas Negras en el Museo del Prado, cree que “La lechera de Burdeos” (Museo del Prado), a la que siempre se le ha adjudicado la fecha de 1827 un año antes de su muerte, pertenece a la mano de Rosario Weiss, hija de Leocadia Weiss, aunque quizás con cierta ayuda de Goya. Se tiene documentación de la venta, e incluso se dice que este cuadro fue heredado de Goya por Leocadia Zorrilla, (o Leocadia Weiss, ya que estaba casada con Isidoro Weiss) la última mujer en la vida del autor, que vendió a Juan Bautista Muguiro, amigo del artista en Burdeos. Pero aunque existe documentación de la transacción por el precio que había indicado el “difunto” “no menos de una onza”, nada impide creer, que de intentar vender el cuadro como realizado por su hija, el precio del mismo hubiera bajado mucho, si es que conseguía venderlo, razón por la cual, lo haría pasar como realizado por la mano de Goya.

¿Quién era Leocadia Weiss y quien era Rosario Weiss?.En la decoración de la Quinta del sordo, en la sala de la planta baja, pintada en el lado izquierdo de la puerta se encuentra: “Leocadia”, compañera de Goya, tras la muerte de su esposa Josefa Bayeu, con la que se había casado en 1774, hermana de Francisco Bayeu, pintor de corte. Goya había pintado, (en el caso que esta pintura sea suya) a Leocadia apoyada en la repisa de la chimenea, sin embargo alguien la retocó, trasformando la chimenea en un túmulo. ¿Fue su hijo Javier Goya, único superviviente de los veinte que tuvo con su mujer? Es posible. Francisco Javier Pedro Goya, contó con dos fuentes de ingresos, una renta asignada por su padre de 13.505 reales y una pensión vitalicia concedida por la Duquesa de Alba, que le había asignado para que pudiera dedicarse a la pintura, por la que, a juicio de su padre mostraba gran predisposición. Nada se sabe de su obra, pero ciertos cuadros que hasta el momento han sido tenidos de mano de Goya padre, es posible que sean suyos y que su hijo Pio Mariano, trapisondista, prestamista y metido en negocios no excesivamente claros que le llevaron a la ruina, utilizando incluso un falso título de Marqués del Espinar, los hiciera pasar como originales de su abuelo. La duda en la actualidad, de que la paternidad de estas pinturas negras sea de Francisco de Goya, debido a que las primeras noticias que se tienen de ellas son 40 años después de su muerte, y que la Quinta sólo tenía una planta, y sin embargo, en el primer piso se encuentran gran parte de estas pinturas.

Si esto fuera así y las pinturas negras no fueran de Goya, la lectura de algunas de ellas sería totalmente distinta, de las hechas hasta ahora, y mostraría los verdaderos sentimientos de Javier Goya respecto a Leocadia, o al menos la variación de los mismos.

La Leocadia, que según se ha visto por las radiografías realizadas, se apoya primeramente en la chimenea, símbolo del hogar y convivencia, se borra posteriormente, convirtiéndolo en un túmulo, símbolo de tierra y muerte. Es la misma Leocadia /Judith de: “Judith y Holofernes”, donde un hombre fuerte perece, desarmado, ante los encantos de la heroína bíblica. Es posible, tal como apuntan todas las iconografías más conocidas del tema, en la que representan a una Judith joven, frente a un Holofernes bastante metido en años, que Javier identificara a Leocadia como una nueva Judith, que hizo caer bajo sus encantos, que no debieron faltarle, a un anciano como Francisco de Goya.

Como: “Síndrome de Abisag”, definió el psiquiatra Blas Curado, esta situación en la que una mujer joven se casa, o une sentimentalmente, con un hombre mucho más mayor en edad que ella, que evidentemente posee abundancia de riquezas o de poder.

“Era ya viejo el rey David, entrado en años, y por más que le cubrían con ropas, no podía entrar en calor. Dijéronle entonces sus servidores:”Que busque para mi señor el rey, una joven virgen que le cuide y le sirva; durmiendo en su seno, el rey mi señor entrará en calor. Buscaron por toda la tierra de Israel una joven hermosa y hallaron a Abisag, sunamita, y la trajeron al rey. Era esta joven muy hermosa y cuidaba al rey y le servía.” (Reyes 1,1-4)

Quizás esta misma interpretación pueda aplicarse pero en sentido contrario, a la escena de: “Saturno devorando a sus hijos” . Curiosamente lo que está devorando el “viejo” Saturno, no es un hombre, sino el cuerpo bien proporcionado de una mujer. ¿Se trataba de Leocadia/Juno, hija de Saturno, diosa del matrimonio, cuyo concepto él había destrozado? No hacían el mismo ridículo que el mismo Francisco de Goya, había criticado en muchos de sus grabados como: “Qué sacrificio”. “El novio no es de los más apetecibles pero es rico y a costa de la libertad de una niña infeliz se compra el socorro de una familia hambrienta” Dice el comentario del Museo del Prado”

O: “Mejor es holgar”. Con un tema semejante, en el que una joven cae en manos de un marido viejo. Los tiempos han cambiado, pero pese a su modernidad, y la gran fascinación que sintió D. Francisco de Goya, hacia las mujeres, de cuyo tema se han realizado exposiciones monográficas como la del Museo del Prado, inaugurada en Octubre del 2001, realiza algunos cuadros y grabados en los que se aprecia su fina ironía, y la sintonía que sabe establecer con la mentalidad y el pensamiento de su época.

En los cuadros: El pelele de 1791-92, en el que un monigote, representando a un hombre, es manteado por cuatro mujeres, o el grabado: No te escaparás , en el que una joven sonriente, hace el amago de huir de unas aves rapaces nocturnas con cara de hombres rozando la ancianidad, el comentario del Prado es el siguiente: “Nunca se escapa la que se quiere dejar coger”

No deja de ser esta una crítica mordaz, a la situación del hombre, manejado por las mujeres a su antojo. Quizás tengan una lectura semejante, pero más dura, otra serie de grabados como el titulado : Vuelo de Brujas, de significado evidente, aunque diversos críticos quieran buscarle otro tipo de interpretaciones.

La conclusión al mensaje que transmite y que podía ser la idea reinante en su época, es que la mujer, aparece, no como persona sujeta a derechos, sino como la manejadora de las vidas de los hombres.

 

LA EXPLOSION IMPRESIONISTA

 

Aunque parezca que con todas las mujeres citadas anteriormente, la nómina de artistas, de cierta importancia hasta principios del S.XIX, queda agotada, la lista admite muchos mas nombres. De vez en cuando, en alguna casa de Subastas, surgen algunos lotes, cuyos cuadros están firmados por una mujer, como el de Elena Broockman, discípula de Sorolla, una de cuyas obras se subastó en 1999, en Madrid, de la que se decía en la "Ilustración Española" hablando de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887.

"Tiene una naturaleza mas de pintor que de pintora por su naturaleza seria y sus cualidades de sentimiento" ,

Sin embargo la obra que presentó "La Chochara" , una muchacha joven que mira al espectador, encuadrada en una ventana que equilibra la composición, podría encasillarse, perfectamente, en lo que habitualmente se ha dado en llamar "pintura femenina"

Pero en general, se desconoce gran parte de la obra de las pintoras cuyos cuadros aparecen de vez en cuando en subastas o publicaciones, y que a juzgar por las piezas subastadas, sería interesante realizar investigaciones más profundas, que deslinden las posibles aportaciones de estas mujeres a la historia de la pintura, que en casi todos estos casos son casi nulas, o como máximo anecdóticas, pero que prob

 

LOS PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

 

Todavía la discriminación cultural a mediados del S.XIX, era lo suficientemente importante como para que Concepción Arenal, tuviera en 1842, que disfrazarse de hombre para poder asistir a la Universidad Complutense de Madrid y tomar clases en la Facultad de derecho.

Sin embargo encontramos fechado en 1841 un excelente autorretrato de Lilly Martín Spencer, muy popular en su momento por los cuadros de escenas de género. Aunque nacida en Inglaterra (Exeter 1822) en 1830 sus padres emigraron a Estados Unidos, en donde murió en Nueva York en 1902.

 

Revista de Enfermeria. Informe.No. 65. Diciembre 2002

Revista Litoral. Los ojos dibujados “El autorretrato en la poesía española y el arte contemporáneo”. Ed. Junta de Andalucía 2003.

 

 

Carmelo

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