AGITADORAS

PORTADA

AGITANDO

CONTACTO

NOSOTROS

     

ISSN 1989-4163

NUMERO 50 - FEBRERO 2014

El Olvido

Paco Piquer

- Están tardando…

El hombre ocupa una incómoda butaca. Enciende un cigarrillo con gesto nervioso.

La suite alquilada para su reunión está en el piso más alto del hotel.  

Su acompañante observa la ciudad a través de la gran cristalera. En su mano, una cartera. No se desprende de ella desde que llegaron.

Se vuelve hacia el otro - Tengo ganas de mear – dice – La jodida próstata.

No suelta la cartera. Se dirige hacia el baño.

- No tardes – responde el otro. Se levanta y ocupa su lugar frente a los ventanales. Como si así pudiese adelantar la llegada de los que esperan – No me gustaría recibirles solo.

Oscurece. Abandona su observatorio y enciende las luces de la suite – Toda precaución es poca – piensa.

Regresa a la incómoda butaca. El teléfono móvil vibra en el bolsillo de su americana.

- Dime – quien le llama sabe que caerá en la trampa.

Se levanta de un salto. Interrumpe la llamada. Corre hacia la puerta del baño. Grita.

- ¡Vámonos, ha llamado mi contacto en la policía. Ha habido un soplo y vienen hacia aquí.

El enfermo de próstata sale del baño. Se abrocha el pantalón.

- ¿Cómo coño…? – pregunta sin terminar. Se coloca la americana.

- Vamos, vamos – dice el otro. Nervioso – No perdamos tiempo.

Toman el ascensor hasta el garaje. Las ruedas del vehículo rechinan en el piso pintado de verde.

Detenidos frente al primer semáforo, uno de ellos palidece.

- ¡La cartera! – Exclama – He dejado la puta cartera en el baño.

Empuja el carrito de limpieza con paso cansino por el pasillo. ¿Será verdad? La puerta abierta. Suite Junior. Como previsto. Un vistazo al interior. Teléfono. Pregunta. Normalidad. Respuesta. La limpiará. Normalidad. Apenas la han utilizado. Unas colillas en un cenicero del saloncito. La cama intacta. ¿El baño? Seguro. Cambiará las toallas. Una cartera junto a la taza del water.  Como previsto. No cree en la suerte. Más aún, hasta aquel momento  le ha sido esquiva. Ahora va a compensarle. Dinero, mucho dinero. Billetes de doscientos. De quinientos. Como previsto. Y una pistola. Con silenciador. ¿Por si las moscas?

- ¡Volvamos al hotel! ¡Deprisa! – El hombre con problemas de próstata exige.

- ¿Estás loco? La policía estará allí, ¿no lo recuerdas? Déjame que resuelva este tema.

Detiene el coche en el primer hueco que encuentra.

Teléfono.

- Soy yo. ¿Estáis ya ahí? Un descuido. Grave. Una cartera con dinero se ha olvidado en el baño. Suite Junior. Tienes que recuperarla. Si. Este imbécil tenía ganas de mear. Vale. Dime cosas. ¡Ah! Y avisa a quien tú sabes. Ya les llamaré.

Cuelga y arranca el coche.

Su compañero se queja.

- No hace falta insultar – dice – Una urgencia es una urgencia.

- Si. Y un olvido imperdonable es un olvido imperdonable.

Callan ambos.

Cada uno reza a su dios particular.

 

Abandona la suite. La cartera en el saco de ropa del carrito. Debajo de las toallas sucias. Se cruza con un hombre en el pasillo.

- Policía – muestra la placa - ¿Tiene llave maestra? – pregunta.

- Sí.

- Abra la Suite Junior.  

Obedece. El hombre entra directamente en el baño. Parece que busca algo. Con toda seguridad,  la cartera que él tiene en el carrito.

- ¿Ha visto salir a alguien de esta habitación?

Niega. El hombre se dirige al ascensor.

Un impulso súbito le dice que allí está de sobra. Que alguien va a reclamar una cartera que debía estar y no está. Reflejos rápidos. Ascensor de servicio.  Sótano. Taquilla. Ropas de calle. Puerta trasera. Taxi. Pensión. Factura. Taxi. Nuevo refugio. Al otro lado de la ciudad.

 

- Esperaremos en mi casa.

Mando. Verja que se abre. Jardín. Chalet lujoso. Salón lujoso.

- ¿Whisky?

- Prefiero un vaso de agua. ¿Dónde tienes el baño?

Risa.

- No sabes lo que estoy pasando. Tengo ganas de mear cada cinco minutos.

Indicaciones. Puerta del baño que se cierra. Teléfono.

- ¿Lo tienes?

- Sí.

- Te llamaré. ¿Dónde quedamos?

-  No. Plan B.

Cremallera. Corto alivio de vejiga. Insuficiente. Cadena.

Salón. Whisky.  Teléfono.

- ¿Lo tienes?

- No. Allí no había nada.

Silencio.

- Me he cruzado con un mozo de habitaciones. Me ha abierto la puerta de la suite. ¿Puede…?

- Ya estás tardando. ¿Y los otros?

- Tranquilo. Esperarán.

       
- Coño. ¡Coño! ¡¡Coño!!

- ¿Qué pasa?

- La cartera. No estaba.

Vaso de agua. De un trago.

- Joder. Y ahora, ¿qué hacemos?

- ¿Qué hacemos? ¿Qué hacemos? Maldito imbécil. Tú y tu jodida próstata. Tres millones. ¡¡Tres millones!!

Fuera de sí. Pistola. Silenciador. Disparo. Cadáver.

- Se acabaron tus problemas de próstata, hijo de puta.

 

Recursos humanos del hotel. Archivo. Ficha.

- Unos días escasos. Periodo de prueba. Dirección provisional en Pensión…

- Déjeme ver. ¿Algún teléfono?

- 673023493.

- Dese cuenta de la gravedad. Ha faltado algo muy importante que sus clientes olvidaron. Rece por que aparezca.

- Sí, inspector.

Teléfono.

- Salgo del hotel. Un empleado nuevo. Pensión Donnie, en las afueras. Voy para allá. Te noto raro.

- Le he matado. El puto meón con su jodida próstata. ¿Te harás cargo?

- Esconde el cuerpo. Un instante en comisaría y  busco a ese tipo.

- Gracias. Infórmame.

- Me pagáis bien. Te llamo.

 

Tres millones. Uno es suyo. Será suyo en cuanto llegue. Ha contado los billetes. Casi acariciándolos. Tres millones. Sobre la cama. En montoncitos por valores. Por colores.

Teléfono. Sólo puede ser él.

- Dime.

- Le habla la policía – voz extraña -  Sabemos que tiene usted algo que no le pertenece.

- No te hagas el gracioso, tío. Y ven pronto, tengo ganas de largarme.

- Dame una hora.

- De acuerdo.

- ¿Donde quedamos?

- No. Me he largado de allí. Plan B. Recuerda.

-  Vale.

Se tumba en la cama. Pronto habrá terminado todo.
           

Inspector. Corta la comunicación.

- ¿Lo tienes?

Agente.

- Si. Hotel Europa. Confirmado.

- Bendita tecnología.

Salón. Whisky. Otro. Timbre de la puerta. Ding dong. Dos tipos. Pistola en mano.

- ¿Estás solo? – al otro - Ves a ver. - ¿Dónde está lo nuestro?

- ¿No os ha avisado el inspector?

- Claro. ¿Nos tomas por gilipollas?

- ¿Entonces?  Hemos sufrido un descuido. No tenemos el dinero pero vamos a recuperarlo.

Regresa el tipo que ha ido hasta el salón. Informa.

- Su socio está muerto.

- Cometió un error. Olvidó la cartera con el dinero. No pude contenerme…

Disparo. Cadáver.

-  Yo tampoco. Registremos.

Timbre. Ding Dong. Miradas. Abren la puerta. El inspector. Ve el muerto.

- ¿Qué ha pasado?

-  Una película de gangsters, ¿no te jode? ¿Y el dinero?

-  Se lo dejaron en el hotel. Por eso os avisé. Pero sé quien lo tiene y donde está. Ahora iba para allá. Antes quería ayudarle a deshacerse del cadáver.

-  Eso puede esperar. ¿Dónde está el dinero?

-  Hotel Europa.  305.

-  Muy amable.

Pistola. Disparo. Cadáver.

- Vamos. Ayúdame.

 

Separa los billetes. Dos millones vuelven a la cartera. Uno en una mochila. La pistola… ¿para qué?  También a la cartera.

Golpes en la puerta.

- Ya voy. Ya voy…

Dos tipos. Dos desconocidos. Se adivina el bulto de las pistolas bajo la ropa.

- Tienes algo nuestro. Ya sabes.

- Pero… ¿y…?  Dijo que venía.

Risas.

- Estará meando, como siempre. La meada eterna.

Risas

- No te hagas el interesante… ¿dónde está la pasta?

La cartera sobre la cama. Abierta.

- Está aquí. Ahora os lo enseño.

Movimiento rápido. Cartera. Pistola. Dos disparos. Dos cadáveres.

Dos millones más a la mochila.

Recepción. Factura. Propina generosa.

Ahora puede permitírselo.

 

Prensa. Sucesos. Dos individuos relacionados con el narcotráfico son hallados muertos en una habitación del Hotel Europa. La policía investiga.

Prensa. Sucesos. El cadáver de un conocido empresario y el de su socio aparecen en el chalet del primero. Al parecer mantenían serias diferencias en la gestión de su negocio, según los empleados.

Prensa. Sucesos. El cuerpo de un inspector de policía aparece en el maletero de un coche robado. Según fuentes policiales se encontraba inmerso en la investigación de un supuesto tráfico de droga.

            

 

El olvido

 

 

@ Agitadoras.com 2014