“…being an expeditionary as I was…”
(Dylan, No direction home)
No tengo raíces.
Me duele pasear por la ciudad en la que nací,
repasarle los rincones:
ahí compré aquel libro,
ahí le vi a él,
ahí decidí que me iría.
Soy una extraña aquí, una extranjera.
Tampoco sé qué queda de la ciudad
en la que estudié
mucho de lo que he aprendido
después.
Me gustaba dejarme llevar,
curiosa luciérnaga,
y probar.
Allí amé hasta el dolor,
y luego me marché.
Una nueva ciudad,
una mujer nueva.
Expedicionaria en la calle,
me he propuesto viajar
hasta el final de todas las noches,
para saber.
Yo quería vivir como en las canciones,
estar siempre lejos.
Imaginaba mil versiones de la vuelta a puerto,
pero quería seguir viajando siempre de ida.
Y empiezo a pensar que lo he conseguido.
Entre ciudades me voy dibujando.
El pasado no existe,
se marcha y no vuelve más.
Y no puedo pensarme un futuro.
Vivo anclada en las raíces de ese presente
al que los otros dedican poemas.
