Cuando uno desea algo con ganas es probable que su deseo se le conceda y eso es lo que ha ocurrido respecto a este espacio expositivo de Lametro. Es muy curioso encontrar una galería de esas características en un Metro; Muy bien diseñada con sus vistas hacia el movimiento exterior; Con grandes ventanales que descubren el ir y venir del transeúnte y al mismo tiempo que muestra al paseante parte de su contenido sin necesidad de entrar en ella. Una galería debajo de la tierra, un contenedor-contenido que acabará por ser el punto de partida de mi trabajo.
Desde hace tiempo tomo como referencia la casa. Los muebles que la habitan se ven transformados, desubicados y resituados. Todo un proceso de reciclaje que me conecta con el pasado de esos objetos y que, una vez troceados, pulidos y pintados, les otorga otro porvenir. Me interesa especialmente el objeto encontrado, abandonado, el objeto despojado de su función para así poder devolverle algo de vida, pues —como Duchamp— pienso que tiene alma.
El ánima es otro aspecto fundamental en la obra, intento captar la mirada del espectador hacía lo que no se ve, lo invisible. En muchas de ellas el tema espiritual se hace presente gracias a los juegos de luces, de reflejos o simplemente con el tratamiento pictórico (como sucedió en la exposición “Satori o la captura de lo Intangible”). En ese trabajo la intención fue acercar el espectador a la frontera de lo racional, jugando con los planos cromáticos, fundiéndolos gracias a una capa monocroma que ópticamente anulaba el volumen de la pieza, atravesando el limite que impone el plano de la pared.
Ahora en este proyecto de la Metro, “Dentro de Ti”, la propuesta ha sido tomar como punto de partida la casa como metáfora del cuerpo y su situación (debajo de tierra) como la idea de entrar en uno mismo, excavar en su interior y mirar tras las apariencias, sacar a la luz sus puras entrañas. Por eso la casa está construida como si fuese un esqueleto, queriendo reproducir el interior de las paredes con todo lo que no se ve pero que se intuye, sus marañas de cables, sus conductos de agua, de gas, de desagüe, su sistema de funcionamiento, siempre ajeno a la mirada de su habitante.
En contrapartida sus muebles, no están dentro de ella, sino fuera, cortados, troceados, manipulados hasta perder su identidad como los cabezales de cama, la mesa o la puerta. Ya no son objetos de lo cotidiano, sino formas descontextualizadas arrancadas de su ámbito legitimo.
Esa obra expresa el desgarro de la identidad, una incursión a través de uno mismo. Quizás ese interés de introspección se ve aumentado por la practica diaria de la meditación, observo que mi camino artístico está cambiando poco a poco inspirándose en las experiencias de vacío y contemplación que otorga esa técnica milenaria. El aspecto espiritual se ve intensificado por la toma de consciencia del presente; cada vez resulta más difícil concebir una realidad donde todo esté controlado, donde el misterio no existe, un mundo que no alberga ningún secreto.
Lo visible es la frontera tangible del que teme ver mas allá de lo real.
¿Pero hay algo más allá de lo que se ve?
Para mi sí y esa es la ilusión que quiero transmitir a través de mi obra.