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ISSN 1989-4163

NUMERO 10 - FEBRERO 2010

 

Felipe Benítez Reyes

Ana Márquez

Se podría decir que Felipe Benítez Reyes es el poeta del desencanto. Nadie como él ha sabido definir tan magistralmente el regusto a tedio que resbala por los adentros después de consumar un deseo largamente acariciado. El poeta nos aclara sin cortapisas que lo que conlleva un gozo sublime es el deseo en sí, la expectación de alcanzar un logro. Consumado, y repetido hasta el aburrimiento, el acto pasa de ser extra-ordinario a ordinario sin extras. El deseo cumplido y recumplido pasa de ser “jardín de las delicias” a "jardín de invierno", como el mismo poeta escribió. Ya dijo alguien que si Petrarca se hubiera casado con Laura, no le habría escrito sonetos durante toda su vida. El caso no deja de ser interesante: innumerables poetas, a lo largo de los siglos, nos cantan y cuentan experiencias sexuales arrebatadas, dolorosas, incandescentes, propias, ajenas, y, la mayoría de las veces, inventadas. ¿Por qué son tan escasos los poetas que describen los restos del naufragio? ¿Por qué casi todos nos hablan sólo de las excelencias del comienzo de la aventura de amar, cuando ese arrebato inicial dura tan poco? ¿Quizás porque el tema es triste? ¿Porque es anodino y repetido y aburrido? ¿Acaso no es esa una de las facetas más populares del poeta, su tradicional inclinación por la melancolía? :-) .... O es que, simplemente, hablar de que el sexo después de años de convivencia es como lavarse los dientes (una tarea obligada y cansina), resulta poco interesante para el lector que no desea que le recuerden lo que ya sabe y que, por tanto, no es un tema "vendible". Visto así, al final resulta que todo, casi todo, se reduce a una cuestión de dividendos… o de visitas, que viene a ser lo mismo, si hablamos de blogueros que desean aparecer en la cumbre de los rankings a toda costa... Por cierto, que un título como éste con el que he encabezado este artículo podría ser una suculenta e infalible "táctica de marketing".

Si esto es así, no cabe duda de que Benítez Reyes es, ante todo, fiel a sí mismo y comprometido con la verdad, por muy desastrosa que esta verdad cotidiana sea o nos parezca.

Os dejo con la voz del maestro. Que lo disfrutéis.


Como todos los jóvenes yo también he buscado
esa luz inquietante que brilla en la aventura.
Como todos los jóvenes he arrastrado mis sueños
por el fango celeste de la vida nocturna.


El alcohol –que seduce– y los cuerpos –que embriagan–
me han dado la medida de unos mundos secretos
que van ya convirtiéndose en jardines de hastío,
y la pasión primera en un jardín de invierno.


Todo cansa y aburre. Las manzanas mordidas
dejan el gusto amargo de una falsa promesa:
su seducción se cumple y de pronto no es nada.
Consumar un deseo es besar a la niebla.


Como todos los jóvenes he apostado al diablo
y he vendido mi alma a precio de inexperto;
supongo que he perdido la inocencia y la Gloria,
pero nunca los jóvenes temimos el Infierno.


Y aunque me quede tiempo y aunque el halago equívoco
del mundo me sujete, he muerto a las pasiones.
Porque todo es un lento bostezo. Y no me importa
apostar al fracaso. Como todos los jóvenes.

 
 

Ana

Fotografía: Ana Márquez

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