"Que la crisis no te entierre, entiérrala tú"
No es casualidad que en pocas semanas se hayan publicado dos libros con idéntico título: "La buena crisis" uno de Jordi Pigem y otro de Àlex Rovira, cuyos autores se han prologado mutuamente sus respectivos libros. Y es que parece ser que los milagros existen y son las crisis los que los propician, o al menos eso es lo que constata el profesor de Esade Àlex Rovira en el tercer volumen de su trilogía, que parece empeñado en buscarle el lado positivo a los malos datos económicos. Para ello nos da una clarividente pista: "Si hueles que estás en crisis es que aún estás vivo".Bendita crisis, pues.
La buena suerte, la buena vida y ahora la buena crisis. ¿Era éste su primer planteamiento al concebir la trilogía o ha querido aprovechar el filón de la coyuntura económica actual?
Más que aprovechar la coyuntura de la crisis, he escrito este libro por puro hartazgo, por rebelión, por cabreo, porque estoy harto de escuchar decir a la gente que esto se hunde y que vamos a entrar en una depresión tremenda. Yo me decía: ¡pero cuánta estupidez! el hecho de que nos hundamos o no depende sólo de nosotros. Y por eso lo escribí, no por estrategia comercial, sino por convicción.
En su libro apunta que la actual crisis es una oportunidad para el cambio y defiende la necesidad de una visión más ecológica y de expansión de la conciencia.
Es cierto. Más que una crisis económica estamos viviendo una crisis de conciencia. Hay una frase que repito últimamente pero que ya hace años que la voy diciendo: hemos comprado con dinero que no teníamos cosas que no necesitábamos para impresionar a quienes no conocíamos o no nos caían bien, avalando nuestros préstamos con activos que no valen lo que cuestan. Y claro, tanta mentira tiene que reventar, y cuando lo hace provoca una crisis de conciencia, porque estamos en crisis por narcisismo, por vanidad, ambición, por pura especulación, por querernos hacer ricos sin dar golpe comprando viviendas que se revalorizan un 10% al año. Y estamos digiriendo todo esto en forma de crisis. Espero que esta crisis nos lleve a tomar conciencia de quién nos gobierna en lo privado y en lo público para ver en quién depositamos la confianza cuando votamos y cuando compramos.
¿Y cómo explicaría la tesis de "la buena crisis" a ese 20% de la población activa desempleada que ha embargado su casa y apenas tiene para cubrir las necesidades básicas?
A la gente que está en una situación desesperada no le hables de crisis sino échales una mano. Yo personalmente lo hago dedicando una parte importante de mis ingresos a causas sociales. Las palabras no consuelan, consuela la acción. Hay que actuar ya sea dedicando tu tiempo, tu formación o ayudándoles a comer si no tienen para llegar a fin de mes. El problema de ese 20% que está en el paro es que muchos de ellos proceden del sector de la construcción, que suponía el 16% del PIB cuando en las economías occidentales desarrolladas el porcentaje oscila entre un 4 y un 6%. Ese 10% del PIB que antes estaba apilando un tocho detrás de otro y que ahora está sin trabajo o se prepara o no podrá tirar adelante. Por eso España más que recuperarse lo que tiene que hacer es reinventarse. Y esa reinversión tiene que venir desde la consciencia, es decir, la formación, la educación, el desarrollo de habilidades y de sectores competitivos estratégicos a largo plazo a los cuales los poderes públicos apoyen con ayudas fiscales y ayudas para la contratación, la formación y la innovación.
Pero muchas pymes y empresarios han agotado sus recursos financieros, con lo cual son enormes las dificultades para volver a generar confianza entre los bancos y cajas.
Es cierto, pero actualmente sólo tenemos dos opciones: o parar las carreteras porque no vendemos leche o pensar cómo nos podemos agrupar y cooperar para reinventarnos, porque mamá Estado no nos va a llenar la mano y ponernos a llorar de nada sirve. Hay que arriesgarse y no sólo una vez sino las que sean necesarias.
¿Cómo es posible que la Bolsa esté subiendo mientras que el paro aumenta?
La Bolsa es lo más indecente que existe en el mundo, que es la economía especulativa, es decir, cuando el dinero se mueve a partir de expectativas pero no de realidades. La Bolsa no es un indicador de la riqueza sino de la ambición del ser humano y de su estupidez.
Afirma que los participantes del sistema económico actual están protegiendo el sistema resistiéndose al cambio y manteniendo el estado de crisis.
Si no cambiamos por convicción lo haremos por compulsión. No podemos esperar un crecimiento económico ilimitado en un mundo limitado. Si con las leyes actuales no aprendemos algunas lecciones estructurales importantes que apunten hacia la sobriedad, el valor del esfuerzo, la formación continua, el respeto del medio vendrán crisis mucho mayores y serán inevitables hasta que aprendamos.
¿Realmente piensa que esta crisis hará que la base del crecimiento del sistema, que ha sido la mentira de la especulación, vaya a desaparecer?
No, porque los cambios nunca son de un día para otro salvo que se produzca una revolución. No habrá un cambio importante, pero sí que quedará la memoria de la especie de los sinvergüenzas que se han llevado el dinero, desde Millet hasta la operación Petroria, o tantos otros que todavía no han salido a la palestra pero que están ahí.
¿Cree que después de la actual crisis vendrá otra etapa mejor?
No es que yo lo crea, es que toda la vida se estructura en ciclos y, evidentemente, habrá ciclos económicos expansivos y recesivos. El problema es que habíamos tenido catorce años de bonanza continuada aparente movida por una gran capacidad de endeudamiento. Y ahora estamos haciendo la digestión que todavía tardará unos años, y más en España porque no tenemos sectores estratégicos que estén preparados para una revolución fuerte como puede ser la automoción en EEUU o la tecnología en Japón. Y a partir de ahí habrá otro momento de expansión, pero luego el precio del petróleo volverá a subir y volveremos a tener otra recesión, hasta que haya otra energía alternativa potente que nos permita cambiar de hábitos y tirar adelante.
Perfil: Crisis, bendita crisis
Àlex Rovira Celma (Barcelona, 1969) es licenciado en Administración y Dirección de empresas por Esade y director de programas de Executive Education. Es también colaborador habitual de diversos medios de comunicación como El País Semanal, la revista japonesa Psiko o la Cadena Ser. Es coautor de los best sellers "La buena suerte" y "El laberinto de la felicidad" y autor de los ensayos "La brújula interior", "Los siete poderes", "Las palabras que curan" y "La buena vida". Recientemente ha sido galardonado con el Premio de Novela Ciudad de Torrevieja 2009 por "La última respuesta". "La buena crisis" es su último libro.