"Mitius inueni quam te, genus omne ferarum": Heroidas, Ovidio, (X.3). («Más dulce que tú, he hallado todo tipo de fieras»)
«Ocultemos los animales que llevamos dentro, no me enseñes el puma y yo no te enseñaré la gacela. O vístete de palabras y tomemos café» «La ambigüedad del amor»: Inmovilidad de los barcos: Cristina Peri Rossi |
"aquel despertar secreto entre sabanas donde aullaba la fauna entera de nuestros cuerpos" La noche de los nardos
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A Julio Asencio Márquez, mi amigo poeta, esta Fauna entera para «la felicidad razonable» por su libro El sol que llevas dentro
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Sabanas o sábanas, no nos importaban más que los acentos
de los dientes estremecidos entre labios
en donde mirarnos a besos enardecidos,
una animalia desenfrenada
donde aullaba la fauna entera de nuestros cuerpos:
pumas y gacelas, tigres y palomas,
piernas y horas de tus noches,
solo un silencio de palabras como espumas
cubriendo el deseo de suaves arañazos,
huellas de horas dedicadas a dar rienda
suelta al zoo desbocado de nuestras ansias escondidas
bajo madreselvas de mañanas vestidas de calle,
noches de almohadas, el aliento de la tarde,
almonedas de horas como medusas de aire,
nardos, jacintos hablando entre ellos,
susurrando la envidia de nuestros cuerpos de sal
y besos de albas, madrugadas rendidas por los visillos,
tras el clamor silente de los vinilos,
el sordo repentino palatum cordis de tu lengua
y el manantial reciente de tu sueño,
la extensa esperanza de la nieve en la ventana,
densa, transparente, cuajada de besos
y relojes parados en la gris luz alegre
de tus manos ahítas de rozar el aliento,
ese que adormecía el día entre el olor
a café de luces tenues apagadas,
sin el miedo al escándalo del fragor de tus muslos,
la risa del humo trepando por la espalda
que contaba sus huesos y huellas indelebles de la noche,
ahora un camino conocido adonde llegamos
hasta que el principio se hacía inicio:
aquel despertar secreto entre sabanas
donde aullaba la fauna entera de nuestros cuerpos,
feroces aliados de los vehementes gritos ocultos
bajo la sábana indemne de las caléndulas,
la noche de los nardos se despierta
y tomamos café desnudos de palabras.