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ISSN 1989-4163

NUMERO 119 - ENERO 2021

 

Prólogo y Epílogo

Gsús Bonilla

Autor: Vicente Muñoz. Título: Haga lo que haga en la tierra. Canalla Ediciones. 2020.18€

PRÓLOGO

El viajero se detiene a descansar; ha sido una larga y fructífera travesía. Repasa sus pertenencias y a pesar de que desde hace tiempo solo necesita lo esencial, la maleta pesa como si llevara lingotes de oro. 

                                                               

para qué

tanto equipaje

 

salvo para hacer

más complicado

el viaje

 

para qué

 

Y ojalá así fuera: se desprendería de ese lastre material con facilidad, reservando lo suficiente para continuar con la mayor dignidad, sin penurias. Fuera las piedras, las palabras que no son nada. Pero…, de lo adherido a la piel, de lo que corroe el alma, del cansancio, de la erosión y el desgaste: ¿Cómo prescindir? Arrojar lejos la nostalgia, la decepción, la frustración, y salir corriendo liviano, desnudo, y detener el implacable reloj de arena. Ojalá. 

Anábasis, expedición hacia el interior. Unos la emprenden con el viento siempre a favor, arribando al puerto victoriosos, despreocupados; otros, expulsados a la orilla tras repetidos hundimientos. 

                                            

 olas

tormentas

naufragios

deriva

 

Ya no es tiempo de vivir, sino de resistir en el osario de las calaveras danzantes. Exorcizar los demonios a través de los versos. La eternidad dada por la gracia de las palabras.

Hay en la poesía de Vicente Muñoz Álvarez una heroicidad romántica libada de sus referentes éticos y estéticos. El destino está en manos invisibles que mueven los hilos caprichosamente, el fatum que desvía, desmorona, revierte haga lo que haga. El poeta está cansado, exhausto de esta lucha. Y así lo manifiesta; cada vez  más consciente de que el último viaje se acerca y no pudiendo evitar lamentar el tiempo perdido, a la vez que declara el propósito de disfrutar lo que le reste de vida siendo “otro”. Todos lo somos: el resultado de las acciones de los distintos “yos” que nos han ido dejando su impronta. 

 

sabio y tonto

bueno y malo

héroe y villano

 

para ser justamente

lo que ahora eres

 

otro

 

Después, el VÓRTICE, una ráfaga de pensamientos en espiral, de fotogramas visionados a toda velocidad; de golpes, esquivados o recibidos, en este ring que es la vida, a ritmo de haikus: la concisión extrema, el mensaje precipitado, la sentencia contundente. De nuevo el tiempo que se escapa entre los dedos, las referencias literarias, los mitos… Para maximizar la complicidad con la poesía de Vicente es conveniente la curiosidad del lector para indagar, si no tiene unos mínimos de cultura literaria, mitológica, filosófica, cinéfila, musical... Todo ello es parte de su latido, de su bagaje. 

 

En las AGUAS PROFUNDAS se escuchan mejor los pensamientos. El resto de las voces, distorsionadas y extrañas, desaparecen. Nada el poeta solo, a contracorriente, ahondando en el abismo, en lo existencial. Combustible para un pesimismo impenitente que nos relata una crónica realista de los tiempos que corren, desde lo particular (el trabajo pendiendo de un hilo, las relaciones interesadas y el arribismo en el mundillo literario, las decepciones) a lo social (la crisis económica y de valores). Aunque, quién sabe…, quizás todos los tiempos hayan sido iguales, regidos por la egoísta condición humana y su balanceo constante entre el bien y el mal.   

                                                   

peor que 

un policía corrupto

 

que un político

corrupto

 

que un funcionario

corrupto

 

un poeta

(sobre todo social)

corrupto

 

Se pregunta Vicente dónde está el antídoto, cuando es evidente que ese correctivo, ese nexo salvador que da coherencia y matiza su blanco y negro, es la poesía y todo lo que vierte en ella mostrando su transformación con total transparencia. Jekyll es consciente de Hyde, y viceversa. La aceptación de su ADN, la reconciliación. Seguir escribiendo. 

 

seguir escribiendo

seguir siendo yo

seguir mi camino

 

Metaliteratura. Vicente lleva ya muchos años en este solitario oficio, preguntándose si es “don o maldición”; amando y renegando de su necesidad de vaciarse con la escritura;  exhortando al lector a la complicidad con versos que, de alguna manera, son pensamientos recurrentes y familiares para los que no queremos ser de hierro.  

 

LLEGAR A PUERTO sano y salvo aunque marcado de cicatrices. Aceptar lo vivido y destriparlo para aligerar el peso. Solo el poeta sabe si es un ejercicio de domesticación del pesimismo o una claudicación en toda regla de la nostalgia. Sospecho que la primera intención es la que subyace: si Vicente dejara de preguntarse sobre el sentido de la vida ya no sería “nuestro” poeta, con su anhelo de paz y calma que preceden a la tormenta que deviene en naufragio. Destripa sus contradicciones, sus debilidades, y sigue hacia adelante. 

 

El hogar, el cielo, la naturaleza y sus esplendorosos regalos; la pasión vivificante, las brasas que nunca se apagan; la gasolina para seguir devorando kilómetros; la piel redentora que nos acoge al final de cada viaje. Poemas que se precipitan como una traca final rejuveneciéndolo todo, rogando por preservar esa “perla”, ese tesoro frágil que es el amor y que sucumbe por falta de cuidados. 

 

y por encima

de todas las cosas

 

haber querido

y sido querido

 

tanto

 

lo demás

es ceniza

 

Con GAS condensó y recopiló su obra poética a lo largo de diecisiete años, añadiendo material inédito que aquí rescata y retitula—en el caso de los haikus— como VÓRTICE, o dispersando los poemas de LOBOS DE MAR y dando final a HAGA LO QUE HAGA EN LA TIERRA del mismo modo; urdiendo, retomando esos hilos que han conformado una manera personal e inconfundible de hacer poesía, en la que menos es más: el elixir, la esencia, lo que queda… Siempre pluma en mano. 

 

Julia Navas Moreno

 

EPÍLOGO 

 

 

 

me pregunto/ qué es/ lo que busco// en la médula// quizá la esencia

 

Vicente Muñoz Álvarez [Médula]

 

 

Porque recurro con frecuencia a la poesía de Vicente Muñoz Álvarez para no perder el rumbo y que su poética me centre el norte de la brújula, porque no quiero desviarme mucho del camino explícito de la claridad ni enviciarme con cantos gariteros de sirena, quiero dejar constancia hoy, en el primer día de este apocalipsis mundial, de virus, máscaras y látex, de mi dicha por encontrar (mientras inicio con pudor el privilegio del encargo de este texto) un conjunto de poemas sobrios y concisos para iluminar este cautiverio impuesto por el miedo y los eufemismos.

Y aquí está, una vez más, el poso y la esencia, tras Días de ruta y Travesía: Haga lo que haga en la Tierra. Desprendiéndose del lastre retorico y la encrucijada con que a veces se nos llenan los vocabularios. Al margen de metáforas y condimentos, a los que las cocinillas de lo poético tanto recurrimos, porque así somos, calcadores de lo ya escrito, quizá por una estólida necesidad de ínfulas que se pierden en la noche del poema. 

Hallo al poeta preciso. Cada vez más escueto, cada vez más certero, cada vez más verídico. Cada vez más identitario, con el sello propio de quien ha hecho de la poesía de este país casa y domicilio, la poesía vital, el lugar para mi regocijo y pernocta.

Sé bienvenido. Sé bienvenida.

 

 

 


 

 

Nomofóbicos 

 

 

 
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