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ISSN 1989-4163

NUMERO 119 - ENERO 2021

 

El Sexo Débil

Carmelo Arribas

Cuando se habla del sexo débil, ya se sabe que con esta acepción, nos estamos  refiriendo a las mujeres. Es una denominación global, en cuyo contexto se aúnan múltiples facetas. La RAE lo define como:

1.m.Conjunto de las mujeres. Usado. con intención despectiva. o discriminatoria.
Por lo tanto no es una descripción de sus características físicas , que en general convierten a las mujeres en personas con menor fuerza física que los hombres, sino de otros aspectos sociales. Motivo por el que la Rae se ha planteado la eliminación de su significado, o que sólo se contemple, como indicación irónica. Igualmente a la identificación de "sexo fuerte", definiendo el "conjunto de los hombres", se le dotará del mismo sentido irónico.

Sin embargo este aspecto físico actual femenino, no siempre fue así. Los investigadores han estudiado los esqueletos de las mujeres prehistóricas y se han encontrado que ellas tendrían una gran fuerza en los brazos, como resultado de las duras tareas que realizaban, sobre todo en las labores agrícolas, que prácticamente monopolizaban.

Imágenes como las famosas Venus obesas, se están estudiando como reflejo de unas épocas de hambre, en las que  cambios climáticos provocaron unas grandes hambrunas y estas representan un ideal, ya que no se conocía el sobrepeso. Porque, la obesidad de las figurillas disminuía, cuando se daban períodos de mayor abundancia.

Se sabe, que los hombres marchaban tras los animales, para su caza y que estaban largo tiempo fuera, siendo las mujeres las que permanecían en los asentamientos, cada vez mas fijos, por lo que ellas se ocupaban de los aspectos más domésticos como el cuidado de los niños, e incluso hasta de aspectos religiosos y hasta serían las autoras de gran parte la pinturas rupestres. En alguna ocasión los hombres, podrían encontrarse a la vuelta de estas expediciones ginegéticas, sorpresas desagradables, como los restos encontrados por los científicos cerca de Koszyce (Polonia), de un enterramiento de hace 5000 años, de 15 personas, mujeres y niños, muertos por golpes en la cabeza , posiblemente por el ataque de algún grupo enemigo, encontrándose solas las mujeres y los niños, o quizás este grupo de atacantes, esperaró a que los hombres se ausentaran, para realizar el ataque. El cuidado con el que fueron sepultados los cadáveres, indica que posteriormente serían sus familiares los que los enterrarían, a la vuelta de su partida de caza.

Pero la labor de recolectoras de plantas y frutos, había derivado en una primitiva agricultura, en la que debía inventarse todo, y sobre todo, conllevaba unas duras tareas. Cavar, segar, aventar grano, transportar peso, todo esto las dotó de unas características físicas, que revela que la fuerza de la parte superior de su cuerpo era superior a la de las atletas de élite modernas. La imagen de estas mujeres de aspecto sutil, que aparecen en algunas pinturas rupestres puede haber distorsionado la imagen real, de una mujer de fuertes músculos, tal como parece deducirse, al analizar los esqueletos de mujeres que vivieron hace siete mil años, y muestran, que no se dedicaban sólo a tareas domésticas y cuidado de los hijos, sino que llevaban gran parte de la organización social del grupo. La repetición continuada de unas labores físicas deja su marca, y nos muestra el paso hace unos diez mil años de una sociedad de cazadores y simples  recolectores, cambiando de un lugar a otro, a una sociedad sedentaria, en la que la subsistencia provendría fundamentalmente de la agricultura, complementada por la caza y seguramente por una incipiente ganadería. Así, han constatado cómo las tibias rígidas y dobladas de los hombres de Centroeuropa de entre 5300 a C y 100 a C , conformadas por músculos constantemente en movimiento por las marchas de un lado a otro o la persecución de animales, se fue enderezando y perdiendo rigidez, al adoptar cada vez más, una vida agrícola menos nómada. Pero en las mujeres, estas no cambiaron, ya que ellas, en general no perseguían a los animales, aunque hay pinturas en las aparecen armadas y en actitud de caza. Pero los huesos de las extremidades superiores mostraban una fortaleza considerable, lo que indicaba que realizaban duras labores que exigían gran fuerza física. La proporción de la fuerza intramiembro entre mujeres del Neolítico, la Edad del Bronce y la edad del Hierro eran similares a las de las palistas de élite modernas,  que realizan un gran ejercicio con la parte superior del cuerpo.

 Evidentemente las mujeres prehistóricas, no eran sexo débil.

 

 

 

 


 

 

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