¿Y si ésta fuera la última vez?
Allí estaba la plaza, casi vacía, como en espera tensa, con su fuente musical y la iglesia abierta para visitar a la Virgen y las casonas de los ricos cerradas a cal y canto. La madre con mascarilla empujaba el carrito de su bebé y la joven con mascarilla pasaba en bicicleta con lentitud impropia. Un turista temerario, sin bermudas ni gorra, llevaba la mascarilla a juego con la camisa en un ingenuo intento de distinción. Dos pensionistas sentados en uno de los muchos bancos vacíos llevaban las mascarillas por debajo de la nariz en un acto de rebeldía tardía. El músico itinerante interpretaba un blues más triste de la cuenta. Las palomas blancas y las grises revoloteaban entre los monumentos y el suelo manchado de excrementos suyos. Las terrazas ocupaban media plaza con mesas para una clientela inexistente y algún camarero enmascarado atravesaba entre las sillas con andares de anciano. Las nubes continuaban trazando sus dibujos aleatorios mientras la fuente cantaba su melodía acuosa.
¿Y si ésta fuera la última vez que sentía miedo?
¿Y si ésta fuera la última vez que tenía sueños?
El futuro era una tabula rasa. Esta vez sí. Nadie quedaba en el mundo que supiera adivinarlo.
La plaza detenida había detenido la vida y las mascarillas habían hecho caer las máscaras. Todo había sido un sueño delirante: la velocidad con que giraban las plazas, el crecimiento de las economías, la grandilocuencia de los poderosos, el hambre de los parias, la dignidad de los indignados, el sufrimiento de las especies, la extrapolación del honor, el miedo a la felicidad sencilla.
¿Para quién serían las mansiones, los utensilios de cocina, la maquinaria industrial, el oro de las bancas nacionales? En el ámbito de los humanos sólo se moverían los molinos eólicos. Nadie leería los rótulos, ni los poemas, ni las noticias. Nadie interpretaría los dibujos de las nubes.
O tal vez sí.
¿Y si ésta fuera la primera vez que ella comprendía la esperanza?
¿Y si llegara un tiempo de luz generada en el lapsus oscuro?
¿Y si fuera el año 2021 una puerta en el aire para salir del absurdo?