La Maldición de los Karstein
Vicente Muñoz
Otra de las películas señeras del cine gótico italiano de los años sesenta, La maldición de los Karnstein (La cripta e l'incubo, 1964), de Camillo Mastrocinque, reúne con sutileza todos los tópicos literarios del género: castillos sombríos, criptas y pasadizos, monasterios en ruinas, maldiciones familiares, crímenes pasionales, brujas y aparecidos, etcétera.
Adaptando a la pantalla grande la Carmilla de Sheridan Le Fanu, Mastrocinque rubrica un film elegante, onírico y sugerente, lleno de luces y sombras, lúgubres tañidos de campanas y emociones contenidas, que sin llegar a la altura de los grandes clásicos de Mario Bava (El cuerpo y el látigo, La máscara del demonio, Operazione Paura), nos envuelve en un maravilloso y tétrico halo de ensoñación.
Fantástica Adriana Ambesi, que parece comerse la cámara con sus enormes ojos negros, solvente como siempre Christopher Lee ( demás actores secundarios, sobre cuyas interpretaciones se sustenta en gran parte el peso de la película.
Si os gustan Charles Maturin, Horace Walpole y Matthew Gregory Lewis, la trinidad gótica por excelencia, además, por supuesto, de Sheridan Le Fanu, el padre de la inmortal Carmilla, disfrutaréis de lo lindo con esta joyita.