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ISSN 1989-4163

NUMERO 59 - ENERO 2015

A mí me Gusta Hablar... Subliminalmente

Rosa Ortega

Yo este año voy a seguir dale que te pego a la sin hueso, porque a mí, lo que más me gusta de la vida en la Tierra, es hablar. Hombre, en Saturno, con el anillo julajop a la cintura, pues no sé qué decirte, pero en la Tierra, lo que se dice en la Tierra, yo hablo, tú. Lo tengo claro. Aunque hablar es sólo una molécula angular de todo lo que me mola a tropel. Por ejemplo: el sorbete de mandarina, los chalecos, las efigies y la montura de mis gafas de ver la tele. Pero, sobre todo, hablar. Eso, mucho. Jo, no sabes cuánto.

Yo hablo en la radio. Me monto unos soliloquios del 15. Y en la radio pasan cosas que luego voy y casco aquí. Por ejemplo, el otro día, se le ocurrió a un lumbreras (persona muy inteligente, insigne, sabia y virtuosa) mandar a un limpiacristales a sacarle brillo a las vidrieras de la emisora. Que eso se puede hacer un sábado por la mañana, digo yo, ¿eh?, en lugar de un martes 23 de diciembre, en medio de un programa especial navideño chulo que te rilas, a punto de irnos de vacaciones navideñas todos los navideños miembros del equipo radiofónico. Y piensas: Ahora que nos vamos a Laponia a ver los renos pasar, ¿vienes tú a limpiar la cristalera? Pues no lleva todo el año reflejando mierda y no hemos visto tu trasero por aquí hasta esta mañana... ¡Tendrás cojones!

Todo eso lo piensas pa'dentro, claro. Pa'fuera sacas lo otro. Y lo otro es una mirada cómplice con mi compañera, que dice: Qué mono y qué tremendo, el limpiacristales . Porque nos pilla en buena onda. En realidad, luego, cuando alcanzamos a verle de cerca, nos damos cuenta de que es demasiado yogurín (y eso que no llevo puestas mis gafas de ver la tele). A mi compañera no le viene mal, pero a mí me queda un rato lejos. A decir verdad, ni siquiera le oí hablar, al yogurín limpiacristales, y yo tengo que oír la voz de un tío para determinar si me gusta o no. No hay más. Bueno, sí. Hay más: eso, y mi tendencia a mirar las manos y el culo. Ya sé que suena grosero para una dama, pero no voy a deambular por lo refinado a estas alturas del edificio, qué quieres que te diga. Además, si le preguntas a cualquier chica, adolescente o mujer adulta, te va a responder lo mismo, que en el fondo somos todas unas energúmenas y cavernarias y pensamos que el culito de un tío es mono. Si tiene un trasero bonito, claro. Y la que diga que se fija en el pabellón auditivo, miente como una bellaca.

Pues ese día estábamos radiando un programa especial con especímenes de todo trapo: la Asociación Mundus nos contó cómo se vive en otras partes de Europa, tales como Francia, Polonia, Alemania o Italia, y nos ilustró con testimonios de voluntarios europeos por doquier que hablaban de cenar un plato de lentejas para despedir el año, o una especie de sopa o caldo con tropezones de a saber qué, que te comes porque no hay otra. Bueno, y si te vas por ahí a hacer un SVE, que es un servicio de voluntariado europeo (y eso lo sé yo desde hace un mes, no te vayas tú a pensar que llevo toda la vida con el conocimiento intrínseco de lo que es un SVE), pues nada, que la Comisión Europea se encarga de subvencionarlo todito todo y facilitarte la estancia y el aprendizaje en otro país que no es España y sus españoles, y entonces, puedes desempeñar tareas tan requetechulas y gratificantes como...dos puntos: cuidar focas. Pero eso es lo más raro que puedes hacer, ¿eh? También puedes dedicarte a cosas normales en Europa. Hasta donde llegue tu concepto de lo ordinario, claro. Lo que trato de decirte es que salgas ya de tu estado anacoreta y no lo postergues más. ¡Que te vayas, hombre! Que vas a volver luego que no te va a conocer tu madre, de lustroso y sabiondo que vas a estar, hablando 54 lenguas y media, que a partir de la cuarta ya te haces la picha un lío, pero es igual, porque tú vas a poner en tu curriculum: ¿cuántos idiomas sabe? 54. ¡Toma ya! Total, que tienes que ver mundo. INFÓRMATE AQUÍ: http://www.asociacionmundus.com/

Anda que no he colao la publicidad subliminal de una manera poco chula y sibilina, jeje. Bueno, porque yo puedo hacer lo que quiera sin que se note. ¡Mira! Tengo esa habilidad innata. Otros no, otros no son capaces. Yo sí, a mí se me da de fábula. No te he dicho nada de Mundus ni ná de ná, pero ¿a que te ha llegado el mensaje inconscientemente? Pues eso. Oye, ¿tú dónde estás ahora? ¿En Argentina? ¿En Uruguay? ¿En Londres? Bueno, es igual, si da lo mismo dónde estés. Míratelo, lo de Mundus, ya verás. Y contactas con mi amigo Alberto, que es el presidente, y es un tío muy mono que te lo va a explicar todo muy bien. Te lo cantaría, ¿eh? Pero es que no me vas a oír. Lo de escribir es lo que tiene, que no hay sonido ni ná, sólo letra. Pero ya ves tú, estoy pensando en una sintonía para esto más chula que la mar. En fin, ahí lo dejo.

POSTDATA: Alberto Tortolero, presidente de http://www.asociacionmundus.com/ : me debes unas cañas.

Vale, pues ya está. Ahora vamos con otra. Resulta que estoy leyendo un libro que tiene una magdalena gigante transportada vía aérea por dos aviones, bajo una tormenta de rayos y truenos, sobre el mar, y a punto de ser engullida por una ola descomunal. ¿Te quedas con el tema? Eh, que igual es un maremoto, no me hagas mucho caso. Bueno (ya sé que digo mucho “bueno”, ¿y qué? Tú dirás otras cosas, ¿no? Qué más te dará a ti las veces que yo diga “bueno”), lo que acabo de contarte es la transcripción más fiel, literal y singular de lo que estoy viendo en la portada de Microrrelatos para macromomentos , de David González. Búscalo, búscalo. No por nada, ¿eh? Por si te quieres reír un rato. El tío espanta gaviotas en el puerto de Barcelona. Tschss...¡eh! Que eso no lo hace un cualquiera que te encuentres tú en la calle Guantes de Goma. A ver si te has creído que es fácil ponerse debajo de una gaviota a agitar los brazos y las manos como un gilipollas para espantar a esas aves del Señor. Que te hago yo un ranking de las profesiones más dignas y de más postín y te la cuelo en el 2º puesto. En el 1º no, en el 1º va “hablar en la radio”, que es lo que me gusta a mí, junto con la montura de mis gafas de ver la tele.

Pues ya lo he colao también. Sin que te des cuenta, ¿has visto? Qué crack soy, ¿eh? Asociación Mundus y Microrrelatos para macromomentos . Vale, vale, ya no lo digo más, no me vayan a agitar con hostias, que soy buena, sí, soy una crack, pero tan buena, tan buena, y tan crack, tan crack, tampoco.

Voy a ir acabando. Lo digo por si tienes que hacer algo. Que no te muevas, que queda y menos. A ver, el otro día fui a ver en concierto a Fito y Fitipaldis al Palau Sant Jordi de Barcelona, en Cataluña, España (te doy pistas, por si andas por las islas Ko Tapu, que eso está en Tailandia, para que sepas por dónde cae Barcelona, aunque seguro que ya te suena, porque Woody Allen ha rodado aquí, y a Woody Allen ya lo conoces, ¿no? ¿O no? Bueno, pues Woody Allen es un tío feo, bajito, con gafas de montura como las mías de ver la tele, que hace películas, algunas muy raras y otras no tan raras). Bueno, sigo. Qué tío, el Fito. ¡Soberbio! 18.000 personas ahí, coreando a tutti plein Yo la quise besar y ella quería morderme. Que no te la sabes, ¿no, esa? Ya, es que es del disco nuevo. Date tiempo, ya te la aprenderás. El tío es un virtuoso de hablar la vida en canciones. Yo a este no le hacía un feo en una entrevista en la radio. ¡Qué va! A otros sí, ¿eh? Porque no te lo he contado, pero ese es un sueño reprimido que tenemos todos los periodistas musicales. Es “EL SUEÑO”. Y es el siguiente: Tú estás entrevistando a un artista. Por ejemplo, a Alejandro Sanz (es un ejemplo, ¿eh?). Y vas y le dices: Vaya mierda de disco que has hecho. No hay por dónde pillarlo, tío. Por donde quiera que lo escuches, es una mierda de disco. Pura caca de la vaca. Y ese momento del sueño es el mejor, porque tú estás mirando la cara del tipo, o sea, Alejandro Sanz, y te estás quedando más ancha que trucha, y ahí es cuando te despiertas. Es que esa clase de sueño no puede seguir. Si sigue, puede haber una explosión de gas alojindrógino o algo. No, en serio, imagínate a Miguel Bosé, o a Sabina, o a Julio Iglesias, o a Serrat. Jo, imagínate la cara de Serrat mientras le estás diciendo que su disco es un truño. Pues ya te digo, el eterno sueño inalcanzable del periodista musical. Sólo por ver la cara que se le queda al menda, ¿eh? Esas cosas tontas de la vida que a uno le haría ilusión presenciar jeje.. Pero yo a Fito no le hacía esa faena. Ni hablar de los tulipanes. No, no. Fito es un tío guay.

Bueno, me voy, adiós (mira, tú, me ha dao por cortar así, por lo sano).

 

 

A mí me gusta hablar subliminalmente

 

 

 

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