Una novela que, casi, alcanza la perfección. Los acontecimientos se van sucediendo de tal manera que no nos dan tregua y leemos con la respiración entrecortada. La autora nos va envolviendo, poco a poco, en un conjunto de emociones y sentimientos hasta desembocar en un final perfecto.
Un hombre silencioso que huye, unas fotos que hablan de un pasado oscuro, un misterio de otra época y un hermoso relato de amor de hace más de cincuenta años que aún es capaz de emocionarnos.
En su periplo por el París actual, Alicia Aliorte irá conociendo todas las piezas que esconde la compleja personalidad de un anciano profesor, cuya historia llena de sorpresas deberá encajar en un extraño rompecabezas que comenzó en China hace medio siglo, en los albores de la Revolución Cultural, y que parece resolverse en la actualidad.
La intensidad en el desarrollo de los acontecimientos dará paso a un juego de pautas equívocas, donde los sentimientos encontrados, la importancia de los recuerdos y la libertad como eje de nuestras vidas conformarán un mosaico mágico y difícil de olvidar.
Misterio, amor y amistad viajarán con el lector a través de ciudades como Cádiz, París, Pekín, Viena y Londres en una sorprendente historia que irá in crescendo y atrapará al lector hasta la última página.
Una novela que nos pone difícil encuadrarla en un género. Como acabo de apuntar, en el párrafo anterior, ¿misterio? si, ¿amor? si, ¿amistad? si, ¿espionaje? si... hay de todo, incluido viajes. Nos asomamos a una mezcla de culturas y etnias, a lo largo del tiempo. La documentación ha sido muy intensa y trabajada –así nos lo cuenta Ana Belén en la entrevista que acompaña a esta reseña- a base de lecturas de libros y periódicos, películas, documentales y fotos. Y, fundamentalmente, biografías de Mao.
Una excelente elección, por parte de Palabras de Agua, para iniciar su colección Manhattan. Por último, no olvidemos los mensajes y toques que nos acompaña a lo largo de toda su lectura. Buen regalo de Reyes.
Ana Belén Rodríguez Patiño (Cuenca, 1970) desde pequeña ha vivido en Madrid. Es Doctora en Historia Contemporánea, historiadora, guionista y directora de audiovisuales.
Además de escribir relatos y poesía, ha colaborado en prensa y libros especializados con artículos de historia y de carácter literario. Tiene publicados varios libros: Del 18 de julio a la Columna Del Rosal (2003), La Guerra Civil en Cuenca. La pugna ideológica y la revolución (2004), Represión y Guerra Civil en Cuenca (2009) y Las Cuatro Esquinas del Éxito (junto a Teresa Rico, 2010).
Autora y directora en el Teatro de las Aguas de Madrid con varias obras, ha escrito y dirigido documentales para diversas instituciones y para el Centro de Estudios de Castilla-La Mancha sobre la Guerra Civil y el primer franquismo, así como cortometrajes de ficción.
Queremos saber más de la novela y de la autora. Con todo cariño nos atiende Ana Belén...
¿Por qué ambienta la historia en París? ¿Podría haber sido en cualquier otra ciudad?
Podría haber sido en otra ciudad, sin duda, pero París es tan gráfica, tan hermosa… Una ciudad de la que se puede siempre sacar mucho partido. A mí me apetecía sumergirme en ella una vez más, observar sus calles, recordar cómo huele por la mañana temprano, recorrer mentalmente sus avenidas… Disfruté mucho escribiendo sobre ella.
¿Ha visitado todas las ciudades que cita en la novela?
Me falta Londres, pero espero visitarla muy pronto. Y las ciudades chinas.
Un pajarito me ha piado que Viena tiene para usted algo especial, ¿me ha piado bien?
Sí, es cierto. Viena era la ciudad favorita de mi madre. Tenía obsesión con ella. Y la visitamos juntas apenas un año antes de que muriera. Escoger ese episodio de la novela allí es mi humilde homenaje, para quien París siempre fue también especial, aunque no lo llegara a conocer. Sé que le hubiera encantado especialmente leer mi novela ambientada en ambas ciudades.
La pregunta del millón ¿se ve reflejada en la protagonista, Alicia? ¿Hay algo de usted en ella?
Hay algo, pero no mucho. Ella es mejor que yo, más atrevida y valiente. Su gusto por los mapas, que, además, le recuerdan a su infancia, y su deseo de libertad (viajando tanto) sí son míos. Que ella sea de una localidad de mar también habla de mí: me apasiona el mar como pocas cosas.
¿De donde nace su interés por China? ¿Que es lo que más le interesa de ella? ¿Como se documentó?
He descubierto con esta novela un mundo apasionante y ahora todo lo que veo de China me interesa. Me documenté leyendo media docena de biografías de Mao, tanto neutras como críticas, y libros de periodistas chinos (que viven en EEUU o Gran Bretaña) que han investigado y hablan sin tapujos de temas tan controvertidos como la Revolución Cultural china, los campos de trabajos forzados, etc. Libros sobre tai chi (yo lo practiqué durante año y medio), París…. Y películas (muchas y de varias épocas), documentales… Fotos en Internet… Todo lo que he podido y, cuanto más veía o leía, más me interesaba todo.
Da la impresión que, para redactar la historia, ha hablado con chinos de carne y hueso ¿estoy en lo cierto?
Tuve la suerte de conocer casualmente chinos a los que pregunté todo lo que pude sobre sus hábitos, costumbres, etc. España está poblada de ellos y no es tan difícil, jajaja. Se dio la oportunidad de una forma muy abierta. Curiosamente, compro mucho en varias tiendas chinas de mi barrio y jamás me he atrevido a preguntar nada, por insignificante que fuera.
¿Se conoce en Occidente bien la historia de China en el siglo XX?
En absoluto. Pero, principalmente, porque China siempre ha vivido en su mutismo para no perder su esencia cultural. La dictadura china tampoco ayuda mucho.
La misión que encierra la trama ¿es real o totalmente ficticia?
Absolutamente ficticia. China aún no se plantea reconocer sus errores de cara a Occidente de esta manera. Sus trapos sucios prefiere lavarlos en casa.
Observo que los personajes son los justos, opino que no falta ni sobra ninguno, ¿es difícil conseguir ese equilibrio?
Quería personajes que tuvieran vida propia y cosas que decir. También que participaran abiertamente en la historia y que formaran parte del paisaje de la protagonista.
¿Por qué estructura la novela en libros y estos en capítulos, normalmente, muy cortos?
Me gusta ser yo la que lleva al lector al tempo de la historia, la que marca la cadencia. Intento crear sensaciones, y estas se pierden si los textos son muy largos y descriptivos. Este modo forma también parte de mi estilo al contar historias. No será solo en esta novela: escribo así.
¿Cree que hay que cuidar la cantera con los jóvenes lectores?
Es imprescindible. No podemos soñar ser escritores si no vamos a tener lectores en el futuro. Y es una tarea de todos: familias, escuelas, políticos… Cada vez estoy más convencida de que la clase política, desde hace muchas legislaturas, trata de impedir que existan lectores, porque sabe que una persona que lee es crítica, se rebela con más facilidad y ofrece resistencia ante lo que cree injusto. Si no, no se explica que nuestros políticos hagan las cosas tan mal. También porque creo que ellos son los primeros que leen poco. Les interesan más otras cosas.
¿Cree que una buena portada es importante para vender? ¿Había otras portadas para el libro?
Por supuesto. En esta novela había una que diseñé, pero con los mismos elementos: una mujer de espaldas que camina por una ciudad. La editorial me respetó la idea, cosa que agradezco infinitamente.
¿Que prefiere: leer en papel o en ebook?
Prefiero el papel, pero leo en ambos. El problema no existe para mí como lectora. Sin embargo, tengo que reconocer que ver mis estanterías llenas de libros que puedo saborear con un golpe de vista me produce una satisfacción que no lo hace el libro digital. Por eso nunca desaparecerá el libro impreso. Ya lo anunciaron en 1980 para dentro de diez años y estamos en el 2014 y…
Como lectora ¿Qué géneros y autores prefiere?
Soy lectora de ensayo histórico, y ahí leo de cualquier época: todos me gustan. En novela, hay géneros que no toco porque no me gustan. Por lo demás, soy bastante ecléctica y pico de casi todo, depende del momento.
¿Que está leyendo ahora mismo?
Me encanta descubrir nuevos autores. Ahora mismo leo a dos que son increíblemente buenos: Juan Manuel Sainz Peña y su primer premio en el Certamen de Novela de Almería, El criado de Velázquez , y Fernando Figueroa, con El Libro de Angelina . Dos distintas maneras de escribir sobre una misma época (siglo XVII), pero dos autores brillantísimos.
Actualmente ¿está trabajando en otra novela?
Sí. Espero no tardar mucho en terminarla. Y creo que va a gustar mucho, la verdad. Estoy muy ilusionada. Creo historias que me gustan tanto que podría pasarme escribiendo 25 horas al día…
¿Qué manías tiene a la hora de escribir?
¡Ninguna! Puedo escribir a cualquier hora y en cualquier lugar. No tengo sitio fijo en mi casa para escribir, también puedo poner ideas en folios, trozos de papel, reversos de cartas… A veces escribo comiendo algo, bebiendo, hablando, con la tele puesta, quitada… También ayuda que, en mi vida cotidiana, ni tengo manías ni soy supersticiosa.
Cuéntenos alguna curiosidad literaria que le haya ocurrido y no haya contado hasta ahora
Es curioso que me meto tanto en las historias que creo “casualidades”, sincronicidades, y de pronto veo en plena calle de Madrid a un anciano chino tocando el erhu , o, en el momento actual, muchas cosas de mi siguiente novela que ahora mismo no puedo desvelar. Las tomo como señales de que voy bien encaminada, jejeje…