Querido 2014, reconozco que empiezo este año con escasa alegría y que la tristeza acumulada en el pasado año merma mis palabras.
Haciendo balance del 2013 debo admitir que se cumplieron todas y cada una de las peores expectativas.
La gran mayoría de las penosas dolencias que acontecieron tienen un mismo responsable, un culpable único, el PP . Pocas veces antes dos siglas han evocado tan funestas emociones. El Partido Popular dotado de una incompresible mayoría ha hecho retroceder el país al estado preconstitucional. Ha cambiado leyes, especialmente aquellas que concedían derechos al ciudadano, con el único fin de limitarlas o hacerlas desaparecer.
En la actualidad por ejemplo ya no tenemos derecho a quejarnos delante del congreso o a increpar a los que debieran representarnos y no lo hacen, sin incurrir en una ilegalidad.
En este inicio de año las mujeres hemos visto nuestra lucha y esfuerzos ninguneados. En un retroceso temporal alarmante, de nuevo no tenemos derecho a decidir sobre nuestro futuro, sobre nuestro cuerpo o nuestras vidas. El aborto retrocede a un sistema de supuestos y penalizaciones. Me parece lamentable y aterrador.
Esperado 2014, entenderás que iniciamos tu andadura con espíritu triste y rabia contenida.
La lista de agravios, libertades sesgadas y actos faltos de humanidad sería larguísima. Es una época de injusticias e incertidumbre.
El Partido Popular ha incentivado los desahucios con sus políticas ineficaces, ha propiciado las desigualdades sociales, la bajada de sueldos, el incremento de los impuestos, ha facilitado el despido y rebajado exponencialmente la calidad de los contratos y los derechos de los trabajadores. El Partido Popular es el máximo responsable de la pérdida de empleos, del aumento de familias en riesgo de exclusión social, así como de algunas lamentables muertes.
El PP esta hundiendo el ánimo, el espíritu y las opciones de los ciudadanos.
Estimado 2014, las perspectivas de inicio de año como ves son trágicas.
Como siempre la opacidad y las mentiras de tinte discriminatorio y fascista han definido las actuaciones del ejecutivo, sus representantes y simpatizantes.
En el caso de Catalunya, se vive una situación innecesariamente tensa. Soy catalana de nacimiento y de corazón, por eso puedo afirmar que las muchas atroces mentiras que difunden sobre nosotros algunas cadenas televisivas y medios diversos me parece indignante. Y la actitud que los representantes del gobierno están adoptando me parece cuanto menos poco inteligente. Las continuas afirmaciones de Alicia Sánchez Camacho me revuelven el estómago, es ya algo visceral, me produce urticaria.
En Catalunya no abucheamos a nadie si no luce una Estelada, hablamos perfectamente el castellano y no adoctrinamos a nuestros niños en el odio hacia ninguna lengua.
Al Partido Popular le parece inconcebible que alguien no quiera pertenecer a España o que pueda no sentirse español. Pero resulta que la nacionalidad, más allá de las leyes es una cuestión de sentimientos.
Algunos nacidos en Argentina, después de una vida en otro país nunca dejaron por ejemplo de sentirse argentinos, es una cuestión de emociones.
Que se nieguen a una consulta en un estado supuestamente democrático, demuestra mucho miedo y una total falta de confianza en lo que España puede ofrecer a los ciudadanos de Catalunya y por tanto teme su voto.
Que se esgrima la ilegalidad de la consulta como excusa es bastante penoso. Ellos han demostrado que una ley se cambia y así lo han hecho siempre que les ha interesado. Que la consulta es ilegal, puede, pero también lo era que las mujeres pudieran votar o la igualdad de razas ante la ley. Afortunadamente los tiempos cambian, no siempre a mejor, aunque deberían y las leyes que nos representan deben hacer justamente eso y si para representarnos se debe admitir una consulta, que no es más que pedir la opinión, que así sea.
Sobre el tema de que deban ser todos aquellos que no son catalanes los que decidan que sentimos nosotros, me parece una obviedad que es absurdo.
Más allá de agravios históricos, inexistentes para unos e incuestionables para otros, más allá de promesas incumplidas, de expectativas inconclusas, esta el sentir de un pueblo, que aún no se sabe cual será.
Todos tenemos derecho a poder opinar y a que nuestras opiniones sean escuchadas.
Si Catalunya quedaría o no fuera de Europa que parece ser un punto muy preocupante para todos. Francamente, llegados a este punto, dentro de España o no estar fuera de Europa, a título totalmente personal, empieza a parecerme una opción a considerar.
Como ves, apreciado 2014, no lo tienes nada fácil para solucionar tanto entuerto y dejarnos mejor sabor de boca el próximo diciembre, aún así mantendremos la esperanza.
